América latina busca su expresión
Películas relacionadas (1)

telecran4_03111969.jpgCON el estreno de “Valparaíso mi amor”, film chileno de Aldo Francia, se inauguró el II Festival de Cine Latinoamericano de Viña del Mar, organizado por el Departamento de Arte Cinematográfico de la Universidad de Chile de Valparaíso.

Decenas de realizadores, técnicos, cronistas y observadores -chilenos y extranjeros- se concentraron en este evento que, como lo demuestra esta segunda etapa parece estar adquiriendo una importancia cinematográfica cada vez más relevante, mientras los espectadores esperaban la oportunidad de asistir a las exhibiciones efectuadas en la Sala Cine-Arte centro de las proyecciones oficiales de la muestra.

Nueve países se hicieron presentes: Argentina, Brasil, Colombia, Cuba, México, Perú, Uruguay, Venezuela y Chile. Asimismo, la gran cantidad de films participamentes condujo a los organizadores a realizar cuatro funciones diarias (desde las 14.30 horas), más una exhibición de trasnoche (a las 24.00 horas). Al parecer, era la única fórmula para dar a conocer los 20 largometrajes, 15 mediometrajes y 40 cortometrajes que integraron el programa de exhibiciones. En este aspecto, las representaciones más elevadas fueron las de Cuba (20 films, incluídos 7 largometrajes), Brasil (15 films, que incluían un largometraje) y Chile (14 films, considerando 5 largometrajes). El film más extenso fue una producción argentina, “La hora de los hornos”, realizado por Octavio Getino y Fernando Solanas, y cuya duración (4 horas 20 minutos) determinó que su exhibición se efectuara en dos funciones. Por otra parte, “Fidel”, un interesante documental en colores del realizador norteamericano Saul Landou e inspirado en la Cuba revolucionaria de hoy, se exhibió fuera de muestra.

HACIA UN CINE PROPIO

En el acto de apertura celebrado en la Sala-Arte, en la noche del 25 de octubre, Guillermo Aguayo (gerente de Cine-Club) manifestó que con el actual evento se demostraba que el Festival había crecido. Juan Araya (vicerector de la Universidad de Chile de Valparaíso), expresó: “podemos decir con orgullo que somos un factor importante en el desarrollo de la actividad cinematográfica”. Y recalcó que, a pesar de todas las dificultades y la incomprensión de la gente, “estamos contribuyendo a crear un cine nacional, auténtico”.

Juan Andueza (alcalde de Viña del Mar), señaló que el Festival estaba “destinado a fortalecer los lazos de amistad entre los países latinoamericanos”, y que “el cine es un vehículo de enorme significación en la comunicación entre los pueblos”. Alfredo Guevara (jefe de la delegación cubana), hablando en representación de los participantes extranjeros, declaró que “este encuentro de Viña del Mar es una oportunidad excepcional para conocer lo que se hace en América latina en materia cinematográfica”. Finalmente, Luisa Ferrari, dirigente del Festival, dio la bienvenida a los concursantes y observadores.

PERSONAJES Y DEBATES

telecran5_03111969.jpgAdemás de los films, lo que atrajo el interés de los cineastas y aficionados fue la presencia de algunas figuras destacadas del cine internacional como Joris Yvens, en cuya brillante filmografía se registra un documental sobre Valparaíso. Asimismo, en los primeros días del Festival se anunciaba la llegada de los cineastas Chris Marker y Pierre Kast y el crítico Louis Marcorelles, todos franceses. Entre los personeros chilenos asistieron los directores Naum Kramarenco y Helvio Soto, el camarógrafo Andrés Martorell y Ricardo Moreno, presidente del Consejo de Fomento Cinematográfico.

Mientras los films desfilaron por la pantalla de la Sala Cine-Arte, en la sede del Festival ubicada en el Hotel O’Higgins, se llevó a efecto el Segundo Encuentro de Cineastas Latinoamericanos, cuyos debates se encaminaron a debatir diversos aspectos del “cine nuevo” de América latina, orientación del cine actual en los países del continente, problemas de producción y distribución, situación del cortometraje, el cine educativo y la creación de un Centro de Cine Latinoamericano.

Una visión general del evento demuestra que este II Festival de Cine Latinoamericano reflejó fundamentalmente una tendencia realista y social, en la que obviamente predominaba un espíritu de denuncia y la búsqueda de cierta expresión estética más auténtica, más propia, más latinoamericana.

telecran3_03111969.jpg