Helvio Soto
Dirección / Guion / Producción /
Nacimiento
21 de febrero de 1930
Santiago, Chile
Defunción
29 de noviembre de 2001
Santiago, Chile
Director, guionista. Realiza estudios parciales de Derecho en la Escuela de Leyes de la Universidad de Chile, y de Teatro en la Universidad Católica. Mientras estudia, trabaja en radio junto al periodista Augusto Olivares, con quien traba una estrecha amistad. Muchos años después, Olivares muere junto al presidente Salvador Allende en La Moneda, y Soto  dedica a su memoria su película Llueve sobre Santiago. Antes de cumplir veinte años recorre Costa Rica, México, Ecuador, país este último donde hace sus primeras armas en televisión. En 1956 se instala en Argentina, donde permanece largos años. Trabaja como asistente de dirección de David Kohn y de Leopoldo Torres Nilsson, aunque en lo esencial su estancia en el país le sirve para completar su experiencia en televisión, donde llega a formarse como director. En esos años se siente atraído por la literatura y publica algunos libros. Cuenta que la mala acogida crítica que tuvo su novela La fosa lo hizo desistir de sus empeños literarios.

Tras una década de ausencia, vuelve al país y se incorpora al recién creado Departamento Audiovisual de la Universidad de Chile, que dará luego nacimiento a uno de los primeros canales de televisión chilenos. En la Universidad está entonces en funciones el Centro de Cine Experimental, y gracias al apoyo que recibe de sus directores, Sergio Bravo y Pedro Chaskel, parte con sus primeras experiencias fílmicas. En 1964 rueda el cortometraje Yo tenía un camarada, y al año siguiente, dos más: El analfabeto y Ana., y en 1966 un corto suyo, Mundo mágico, integra el film en tres episodios, ABC del amor, realizado conjuntamente con el argentino Rodolfo Kuhn y el brasileño Eduardo Coutinho. Su película del año 67, Érase un niño, un guerrillero, un caballo, es un largometraje en que yuxtapone sus tres cortos iniciales, que une con entrevistas a dos líderes políticos chilenos. Su primer verdadero largometraje es, sin embargo, Lunes 1º, domingo 7, una “historia de amor moderno” que no logra mayor eco público. Caliche sangriento, que data de 1969, y que  se inscribe dentro de lo que comienza ese año a denominarse “nuevo cine chileno” sí alcanza, en cambio, cierta notoriedad, aunque por razones extracinematográficas: en un comienzo su proyección fue suspendida por orden del gobierno del presidente Frei Montalva, lo que produce cierta expectación pública. La interdicción se explica por el extremado conservadurismo que siempre ha prevalecido en Chile en relación con los problemas de la condición militar. La película aborda el tema de la guerra contra Perú de 1879 desde un ángulo diferente del tratamiento de la Historia oficial, aunque en definitiva, vista con ojos menos prejuiciados, puede verse como un relato cargado de rudeza y violencia, cercano en sus entresijos y mecanismos a lo que podría ser un buen western a la chilena.

En 1970, Soto encara derechamente en Voto más fusil, el tema político, que había sido desde siempre una preocupación fundamental suya. El film se entiende mejor visto en el clima de ardorosa y apasionada discusión que se vive en Chile en el año en que Salvador Allende es elegido presidente del país. A los partidarios del paso al socialismo por la vía pacífico, llamados por sus adversarios la “izquierda tradicional”, se oponen los que propugnan la vía armada, que se autodenominan “izquierda revolucionaria”. El film cuenta una historia que ilustra esta controversia, mostrando una clara simpatía por la segunda opción. Más allá del esquematismo que esto pueda dañar al film, éste transmite fielmente las crispaciones sociales y el dramatismo de los acontecimientos que el país vivió en los dos alucinantes meses que transcurrieron entre la elección de Allende y su toma final de posesión de la presidencia. Soto no abandona su predilección por mostrar el problema de las distintas posturas de la izquierda chilena, y vuelve sobre él en su película siguiente, Metamorfosis del jefe de la policía política, que cuenta las dudas y obsesiones de un exraño jefe policial que no puede establecer los límites entre la conducta crítica y la responsabilidad militante, algo que Soto quiere mostrar ante todo como un conflicto sartreano. Se exhibió en Francia con posterioridad al golpe de Estado y levantó una tormenta polémica entre críticos y cineastas. Estos últimos, sobre todo, fueron particularmente ácidos para juzgar el film.

Consciente de las resistencias y los reproches que su película había desencadenado, Soto cambió la mira en su trabajo siguiente, dejando de lado sus obsesiones teóricas sobre el accionar político. En Llueve sobre Santiago, definido por él como “film de propaganda”, en el mismo sentido en que lo eran las cintas antinazis filmadas durante la Segunda Guerra Mundial, se recrean los momentos del golpe de Estado y se rinde un homenaje a Salvador Allende. Realizado en 1975, el film contó con importantes ayudas, entre las cuales no fue la menor el contar con un elenco de actrices y actores franceses de primer plano: Jean-Louis Trintignant, Laurent Terzieff, Annie Girardot y otros. La música, un ingrediente notable de la película, la hizo Astor Piazzola, residente entonces en París. Aunque un tanto débil por su esquematismo y lo estereotipado de algunos personajes, el film cumplió, según su realizador, la finalidad que se había propuesto: concitar el repudio a la dictadura de Pinochet. De hecho, se exhibió en una cincuentena de países, con buena acogida de público en algunos de ellos. Con posterioridad, en 1979, Soto abandona definitivamente el tema chileno y filma La triple muerte del tercer personaje, una fábula político-policial que pasa sin pena ni gloria a pesar de contar en el reparto con figuras de relieve como Brigitte Fosssey y José Sacristán. De su última película, Americonga,  descrita por él como una ona comedia de gran espectáculo, no se tienen mayores noticias. Permanece en Francia hasta bien avanzados los años 90, y vuelve a Chile con la esperanza de hacerse cargo de un proyecto francés relacionado con la televisión. Se trataba de aprovechar su experiencia en el ramo, que había culminado en los años de la Unidad Popular, en que se desempeña como Director de la Televisión Nacional. Pero el proyecto fracasa y se concentra en la docencia.. Se gana rápidamente el aprecio y respeto de colegas y estudiantes. Un alumno suyo del taller de la Universidad Arcis, donde trabajó hasta su muerte, lo define como un intelectual que prodigaba generosamente en sus clases su amplia cultura, huyendo de la tendencia a centrarlo todo en las tecnologías, analizando los problemas de fondo de la creación cinematográfica, y relacionándolo todo con los problemas teóricos de nuestro tiempo: la llamada crisis de las ideologías, por ejemplo. Su indudable magisterio es reconocido incluso por sus pares. Silvio Caiozzi dice de él: “Fue mi primer maestro. De él aprendí el rigor”.

(Jacqueline Mouesca, extraído del "Diccionario del Cine Iberoamericano"; SGAE, 2011)

Filmografía Chilena
Dirección (12)
Largometraje de ficción (exilio), Película del exilio
Largometraje de ficción (exilio), Película del exilio
Largometraje de ficción (exilio), Película del exilio
Largometraje de ficción
Largometraje de ficción
Largometraje de ficción
Largometraje de ficción
Largometraje de ficción
Largometraje de ficción
Cortometraje de ficción
Ana (1965)
Cortometraje de ficción
Cortometraje de ficción
Guion (10)
Largometraje de ficción (exilio), Película del exilio
Largometraje de ficción
Largometraje de ficción
Largometraje de ficción
Largometraje de ficción
Largometraje de ficción
Largometraje de ficción
Cortometraje de ficción
Ana (1965)
Cortometraje de ficción
Cortometraje de ficción
Producción (1)
Largometraje de ficción