Juan Pérez Berrocal aparece en este gráfico dando algunas instrucciones a la actriz de carácter Palmira Fernández y a Blanca Arce, la popular figura cómica del teatro chileno, que actuaron en «Hombres del Sur«, el film rodado por Pérez Berrocal en uno de cuyos «sets» ocurre el motivo de esta fotografía.

Juan Pérez Berrocal, director chileno, que por espacio de quince o más años ha venido dedicando sus esfuerzos a la producción de películas nacionales, estrenó en el Teatro Baquedano, a mediados de otoño pasado, su último film: «Hombres del Sur«, con un elenco en que se destacaban los nombres conocidos de Blanca Arce, Palmira Fernández, Fernando Settier y los absolutamente anónimos para el écrano criollo de Helia Grandón, Rubén Darío Guevara, Albardo Riquelme, Juan Padilla y otros que olvidamos y que no estuvieron una actuación digna de un mayor elogio.

Helia Grandón, heorína de «Hombres del Sur», llega al Teatro Baquedano la noche de la primiére de la película chilena acompañada del galán de esta cinta, Rubén Darío Guevara. El público los saludó con entusiasmo.

Pérez Berrocal, director, argumentista, coproductor, actor y compaginador de esta película defraudó a quienes creyeron que «Hombres del Sur«, por la propaganda que se le había hecho días antes de su estreno, debería ser una producción que merecía exhibirse en el extranjero. El esfuerzo de este hombre, cuya actividad cinematográfica ininterrumpida es acreedora de un aplauso amplio, no respondió realmente a las expectativas. «VEA» vió su película con la mejor disposición de ánimo, pero debió reconocer, con posteridad, que ni con el mayor esfuerzo de optimismo, podía considerarse a «Hombres del Sur» un progreso en la cinematografía nacional, que retrocedía varios años por la falta de técnica general y la absoluta carencia de valores artísticos interpretativos que pudieran interesar al público más dispuesto a aplaucir con la venda del nacionalismo mal entendido sobre los ojos. «Hombre del Sur, producción de la pantalla chilena durante 1939, no marcó rumbos ni mucho menos. Fué, más bien, un retroceso en el avance de esta industria que hoy progersa en manos de argentinos y mexicanos, cuando en otro tiempo fué la primera de América Latina bajo la experta dirección de hombres de esta tierra.