«El hechizo del Trigal». En los teatros Central y Santa Lucía
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En los teatros citados se verificó la «première», o sea la exhibición inaugural en Santiago de esta cinta a que nuestro Victoriano Reyes Covarrubias consagró una crónica que figuró en la página 68 de nuestra edición N.o 365, correspondiente al 26 de enero.

La cinta es chilena, filmada en los campos que rodean Valparaíso. Significa, sin duda, una etapa considerable en el desenvolvimiento del arte cinematográfico en Chile. La fotografía es en su mayor parte plenamente satisfactoria, especialmente en las escenas en que actúan masas, al aire libre. Los diálogos adolecen de ingenuidad que se podría corregir sin desmedro de la obra con el uso de las tijeras. Una declaración amorosa de los protagonistas no debe producir hilaridad. Hay «sangre gorda» tanto en el personaje que actúa como «el ingeniero» como en la primera figura femenina. En cambio, las cuecas, las trillas, el rodeo y la aparta en la «media luna» son escenas espléndidas plenamente logradas. Los actores típicos, de gracia criolla, también producen magníficos resultados. El argumento inspirado en una trama evocadora de «El Rancho Grande» adolece de poquedad. Los efectos tonales de la cinta, hablan muy alto de la capacidad técnica de Ricardo Vivado. Excelente el acompañamiento musical debido a la capacidad coordinada de Próspero Bisquert, como compositor y de la orquesta Sinfónica dirigida por Victor Tevah. Sería injusto no citar el nombre de Eugenio Liguoro, el técnico fotográfico del film chileno exhibido bajo el sello de «La Perla del Pacífico».