Eugenio de Liguoro
Dirección / Dirección de Fotografía / Guion / Montaje /
Nacimiento
1897
Napoles, Italia
Defunción
30 de junio de 1952
Los Ángeles, EE.UU.
Director. Fotógrafo. Antes de convertirse en uno de los más prolíficos realizadores del cine chileno, filma en Italia, India, Inglaterra y Estados Unidos. Gran  animador de la cinematografía nacional de la década de los cuarenta, lo suyo es la comedia sin pretensiones pero realizada con oficio y sobre todo con una cuidada fotografía. Improvisaba el guión, los encuadres, los enfoques, dominado todo por su instinto principal: el de “gran conocedor del gusto del público”, según opinión generalizada de los cronistas de su época. Sabe como pocos sacarles partido a intérpretes que gozan de gran popularidad, como Eugenio Retes y Lucho Córdoba, dos grandes maestros del género cómico. En su juventud en Italia, cursa sus estudios en el Colegio Víctor Manuel de Nápoles, y se traslada luego a Milán, y desarrolla allí una intensa actividad teatral y cinematográfica junto a su padre, que es propietario de Luca Comerrio, productora de cine de cierta importancia. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial su labor se ve interrumpida, y se enrola de fotógrafo. Terminada la guerra prosigue sus actividades, que lo llevan a Calcuta, en la India. Es invitado allí, junto a otros directores extranjeros, por J.F. Madan, propietario de Madan Theatre Limited, una de las  más importantes productoras y distribuidoras de cine  de la India, para realizar una serie de películas: Nala Damyanti (1921); Dhruva Charitra (1921); Ramayana, (1922), una sucesión de cuentos por entrega, y Ratnavali (1922). De esa época data, La vida de Buda, filme del cual no se tienen mayores antecedentes que aquellos proporcionados por el propio de Liguoro en una  entrevista concedida en julio de 1943 a una revista santiaguina. En esa nota le comenta al periodista que esta película fue premiada en Londres, lo que le  significa ser llamado por la  productora inglesa Ideal Film para realizar Sangre Azul, a su juicio su filme más logrado. De Londres se traslada a Holllywood, donde dirige West, un filme de aventuras, del cual tampoco se tienen mayores informaciones. Por esos años integra la plantilla de actores deLost: A Wife (1925 ) de Willie de Mille (hermano de Cecil). En 1929, regresa a Italia y tiempo después dirige cuatro comedias sonoras: Aria di paese (1933); Piccola mía (1933); In campagna e Il solitario de la Montagna, estas últimas sólo mencionados por de Liguoro, y sin fecha precisa de realización, aunque probablemente correspondan a 1933 y 1934. Retorna nuevamente a Estados Unidos para estudiar cine  durante 18 meses en la Motion PicturesAcademy. Allí conoce a Fortunata Demetrio, con quien contrae matrimonio, iniciando ambos un largo periplo por Sudamérica. Alrededor de 1937-1938, la pareja  llega al puerto de Valparaíso. De Liguoro se declara enamorado del lugar, del paisaje y de su gente; encuentra una colonia italiana considerable, y declara con la euforia propia de los napolitanos que está dispuesto a “darle a Chile la primacía del cine sudamericano”. No lo logra, pero si contribuye al resurgimiento del en ese momento deprimido cine nacional. Con un grupo de gente del puerto y mucho entusiasmo forman la productora La Perla delPacífico y debuta con El hechizo del trigal (1939), comedia costumbrista, bien recibida por el público y la crítica, y en la que De Liguoro es responsable de la fotografía y cámara, así como del montaje, como en la mayoría de sus films. Alentado por  la acogida, se traslada a Santiago, y filma Entre gallos y  medianoche, (1940) adaptación de una exitosa comedia del dramaturgo Carlos Cariola, y que el público aplaude calurosamente.En1941, se asocia con los ingenieros de sonido Ricardo Vivado y Ewald Beier, para fundar la compañía productora VDB, identificada inequívocamente con las iniciales de sus propietarios. La VDB produce una serie de películas de éxito, todas dirigidas por Eugenio de Liguoro, logrando, además, algo inusual en el cine chileno: una distribución internacional, a cargo de la importante Columbia Pictures. Uno de los títulos más destacados es Verdejo gasta un millón (1941), precedida el año anterior por el cortometraje de ficción Lo que Verdejo se llevó (1940). Ambas explotan la gran popularidad que ha alcanzado en esos años un personaje, Juan Verdejo, ideado por el dibujante Jorge Délano, Coke, en su revista satírica Topaze. Verdejo gasta un millón se convierte en un éxito clamoroso de público, la película chilena más taquillera de los años cuarenta. Contribuye no poco a la buena acogida, la plena identificación que logra el actor peruano Eugenio Retes con el personaje, que se supone encarna al “roto chileno”, considerado por algunos como el auténtico (aunque muy discutible) arquetipo del hombre del pueblo. Luego vienen: Un hombre de la calle (1942), un gran éxito teatral de Lucho Córdova –también peruano-, que De Liguoro adapta al cine con idéntica recepción; Tu eres mi marido, que el público recibe bien, no así la crítica; Hoy comienza mi vida, de nuevo con Lucho Córdova. La dupla vuelve a mostrar sus buenos resultados comerciales con Un hombre cayó al río, que se convierte en el suceso de taquilla del año 1945. Pero la fórmula comienza a mostrar su agotamiento: Memorias de un chofer de taxi tiene una recepción apenas discreta. La mano del director ya no es la misma; Dos caídos de la luna, a pesar de contar de nuevo con Eugenio Retes más el indudable atractivo de que hace pareja cómica con Ana González, “La Desideria”, fracasa rotundamente, y otro tanto ocurre con Sueña, mi amor, en la que nada sirve la participación protagónica de cantante argentino de boleros, Leo Marini, que goza en la época de gran popularidad. La crítica es lapidaria, un comentarista dice derechamente: “este sueño es en verdad toda una pesadilla”. Ante la sucesión de fracasos, la productora VDB se disuelve, y dos años después de su último film, De Liguoro abandona el país. Viaja al Perú y luego a Estados Unidos. Se radica en Los Angeles y al poco  tiempo encuentra trabajo como supervisor de doblajes, y  muy pronto la ocasión para dirigir y actuar en la comedia: Stop that cab (1951). Mientras se encuentra preparando una serie de programas para la televisión, le sobreviene un ataque al corazón y muere en plena actividad. Si bien su trayectoria  abarca varios países, su paso por Chile es el más relevante; de hecho es uno de los más prolíficos realizadores del cine chileno de los años 40.

(Por Eliana Jara Donoso, extraído del "Diccionario del Cine Iberoamericano"; SGAE, 2011)

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