Este trabajo es resultado de la investigación “Noticieros cinematográficos chilenos” financiada por el Fondo de Fomento Audiovisual, Convocatoria 2015, Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.
Un precedente remoto: Actualidades del Centenario
Un precedente regional: Actualidades de Magallanes
Actualidades El Diario Ilustrado
Las actualidades compiten, viajan y se sonorizan
Hora de recuentos: producciones de Andes Film, Estudios Borcosque y Heraldo Film
Metraje para derrumbes y gimnastas
Otros derrumbes: la caída de Ibáñez del Campo
Desde principios del siglo XX hasta la instalación definitiva de la televisión, las noticias se exhibieron en pantalla grande. Los actos de gobierno, las catástrofes, o sucesos extraordinarios como un eclipse, funcionaban como preludios informativos a la exhibición de la película principal. En la década del ‘20, esperando la ficción, y acaso sin separar el placer por ésta y por la información, el público absorbía visualmente los acontecimientos noticiosos en condensados 10 minutos, tal como hoy el televidente lo hace en su pantalla personal por más de una hora, o más interrumpidamente, en su celular. La continuidad es evidente, y no es casual que la televisión haya sido el medio que acabó con los noticieros cinematográficos. Teniendo ya un sistema embrionario de publicidad, camarógrafos repartidos por el país, y un marcado sentido de competencia, los noticieros cinematográficos tenían en potencia los principios que hoy operan en los noticieros centrales. Si bien un ejercicio comparativo nos permitiría trazar correspondencias, sintonías y desajustes entre lo antiguo y lo contemporáneo, los temas que rodean a los noticieros son variados, y muchos de ellos caben en la cápsula de los años ‘20 que aquí nos interesa. En este sentido, los noticieros nos permiten hablar de cine silente, de documental, de prensa moderna, de políticas gubernamentales, o de cine chileno.
Si nos situamos en el panorama chileno, lo cierto es que los noticieros cinematográficos, luego de ciertos intentos frustrados y de ciertas excepciones de mayor continuidad, asumieron una regularidad a fines de los años ‘20. De esta forma, los noticieros efectivamente logrados se sitúan en un ambiente particular en que las grandes empresas periodísticas de la época se unieron a las empresas y editoras cinematográficas de entonces.
Es en este contexto, y siempre bajo la dependencia de un sello editorial, cuando se conformaron los noticieros: Actualidades La Nación con el respaldo de Andes Film; Actualidades El Mercurio junto a las empresas afiliadas Estudios Borcosque y Heraldo Films y luego junto Page Bros Films; y El Diario Ilustrado con el respaldo de Paramount y más tarde, de Eca Film. En este ambiente, y considerando que estos tres diarios fueron justamente quienes asumieron el apellido de “prensa moderna”, hemos planteado en otro lado que la creación de los noticieros se relaciona con la obsesión por la difusión masiva que persiguieron estos diarios, viendo en el cine, y también en la radio, uno de los medios más eficaces para llegar al mayor público posible [1].
Si por un lado el origen de los noticieros chilenos no puede entenderse sin este “principio de adecuación mediática” que lleva a la prensa a extender el plano escrito al plano audiovisual, tampoco puede entenderse sin la arista propiamente cinematográfica. Los orígenes, en este sentido, responden a una “doble ascendencia”, según han planteado Rafael Tranche y Vicente Sánchez Biosca, y es decidor que el francés Charles Pathé, fundador en 1908 del considerado primer noticiero del mundo –Journal Pathé– haya expresado justamente que “el cine iba a ser el periódico del mañana”. Pero, si bien el cine no acaparó las funciones informativas según el pronóstico de Pathé, sí se convirtió en un eficaz medio de difusión noticiosa, convirtiendo formas arcaicas del cine, como lo fueron las actualidades, en un género que dispondría ya de un formato estándar durante la I Guerra Mundial. En por esto que, como todo género, tendría ya sus propias características y requisitos, los cuales podemos sintetizar a partir del fundamental estudio Newsreels across the world de Peter Baechlin y Maurice Muller-Strauss: exhibición regular (mensual, semanal, bimensual u otros); tratamiento de temas variados, recientes o de interés; duración estándar; y presentación directa, independiente del tema a tratar. Considerando esto, una aclaración preliminar: si bien los noticieros de los tres diarios que hemos revisado se denominaron “actualidades”, funcionaron como noticieros propiamente tales, al cumplir con los requisitos mencionados recién.
Si bien en el caso chileno los archivos audiovisuales que quedaron son extremadamente pocos, por el hecho de provenir de la prensa, su historia quedó encuadernada en las páginas de los diarios. Ahí, en medio de avisos publicitarios, noticias de Chile y del mundo, estrenos de películas y páginas editoriales –todas nuevas formas que trajo la prensa moderna–, quedaron registrados avisos en que se difundían los horarios, teatros y ciudades de norte a sur en donde serían exhibidas las actualidades. Quedaron también, los sumarios con el detalle de las notas, generalmente entre 4 y 9, y en ocasiones, el aviso del estreno de actualidades extraordinarios, generalmente sobre eventos deportivos, catástrofes o actividades especiales de las instituciones militares. Como avisaje detallado, su formato reunió por un lado, los principios de “estabilidad, transversalidad y anticipación” que Jorge Iturriaga ha considerado como las nuevas características de los avisos de mediados del ‘20, y por otro lado, continuó reproduciendo un tipo de publicidad “más propia de los exhibidores (centrada en lugar, día y hora)” (218).
Considerando estas evidencias repartidas en la prensa escrita chilena, lo que nos interesa aquí es centrarnos en la contribución de los noticieros a la cartografía histórica del cine chileno. Los archivos de prensa, en este sentido, comparten rasgos novedosos de las principales productoras o editoras cinematográficas de la época, Andes Film, Estudios Borcosque, Heraldo Film y Page Bros, al mismo tiempo que comparten antecedentes de figuras relevantes para el cine chileno, como lo fueron Carlos Borcosque o Gustavo Bussenius, todos nombres claves para el cine de ficción de la época, y participantes activos en el ya conocido boom que vivió el cine chileno en el año 1925. Paralelo a esto, los noticieros alumbran episodios casi míticos del cine chileno, como los obsesivos intentos y pugnas por producir el “primer” registro sonoro, y, evidenciando su funcionamiento concreto en la prensa, nos permiten saber, por ejemplo, por qué ciertos archivos fílmicos chilenos terminaron alojándose en las bodegas patrimoniales de British Pathé. Pero, antes que nada, dejamos un necesario recuento con antecedentes y datos empíricos de las actualidades.
Un precedente remoto: Actualidades del Centenario
Para hablar de los noticieros cinematográficos chilenos de fines de los años ‘20, y antes de sintetizar sus rasgos y los de un precedente regional, se hace necesario previamente hacer un breve ejercicio de retroceso. Como género híbrido, situado entre lo cinematográfico y lo periodístico, entre la imagen placentera y la imagen informativa, los precedentes fueron variados [2], destacando de forma más directa, las actualidades, breves filmes ligados a lo informativo. Capturando sucesos recientes –acontecimientos políticos, militares, sociales, culturales, deportivos, entre otros–, las actualidades funcionaron “según una práctica análoga a la del periodismo gráfico” (Allegretti, 17), y en el caso chileno habrían reforzado a través de la imagen los “ritos de poder” según ha expresado Mónica Villarroel en base al análisis de un conjunto de actualidades conservadas del cine silente, disponibles en su mayoría en el DVD Imágenes del Centenario (1903-1933) y en el sitio http://www.cinetecanacional.cl/. Situadas en el contexto de la simulada Belle Époque chilena, y teniendo un punto álgido en las celebraciones del Centenario, las actualidades funcionaron, para la autora, como correlatos fílmicos de los discursos de modernidad y de progreso, operativos desde la aristocracia. En este sentido, unos y otros, ritos funerarios, exposiciones de animales, revistas militares o panorámicas en movimiento de Santiago, refuerzan una idea de nación, y demuestran tempranamente el potencial ideológico que heredarán y regenerarán continuamente los noticieros cinematográficos.
Un precedente regional: Actualidades de Magallanes
En el marco de las discontinuidades que se detectan en el desarrollo de los noticieros, un caso destacable es el de los cineastas magallánicos Antonio Radonich y José Bohr, quienes con escasos recursos pero con una fuerte ambición, grabaron y editaron trece actualidades que se exhibieron en la ciudad de Punta Arenas, entre 1919 y 1922, primero bajo el nombre de Actualidades Puntas Arenas y luego Actualidades de Magallanes. Estos archivos fílmicos, de los cuales aún quedan registros audiovisuales [3] y sumarios en el diario El Magallanes, serían el principal precedente de los noticieros cinematográficos de fines de los años ‘20, y también, un precedente importante de noticieros regionales como Panoramas sureños (desde 1951) o Noticieros regionales (desde 1952), ambos impulsados por Armando Sandoval Rudolph [4]. En cuanto a los temas, éstos fueron variados, incluyendo funerales de personajes importantes, vistas portuarias, eventos deportivos e incluso un comicio regional. Si bien inicialmente hay intentos de continuidad en la entrega de las actualidades (en 1919 se estrenaron seis actualidades) luego la distancia entre la fecha de cada exhibición se haría cada vez más larga, hasta la última edición, que apareció en los teatros de Punta Arenas en diciembre de 1922, y que fue la única actualidad desarrollada por Radonich ese año. Por esta falta de periodicidad, quedan al margen de lo que hemos considerado como noticieros, según los supuestos de Baechlin y Maurice Muller-Strauss.
Imágenes de Actualidades Magallanes
Este noticiero estrena un primer número aislado el 6 de mayo de 1926, siendo su arranque efectivo en febrero de 1927 en paralelo al estreno de Actualidades La Nación. Desde su regularización, las actualidades de El Mercurio, son grabadas por Estudios Borcosque, y editadas por Heraldo Film, empresa que durante un tiempo y en paralelo a Actualidades El Mercurio, tuvo sus propias actualidades. Dependiendo primeramente de estas dos empresas dirigidas por uno de los personajes más destacados del cine chileno de entonces, Carlos Borcosque, a partir del número 127 (23 de agosto de 1929) quedan a cargo de Page Bros Films, empresa dirigida por los hermanos Eric y Lionel Page Guevara, y que produjo el largometraje frustradamente sonoro Canción de amor (1930) de Juan Pérez Berrocal, entre otros. Siempre con excepciones, se estrenaban los días viernes; se anunciaban y repetían durante toda la semana, generalmente en la sección de Espectáculos del diario; y se exhibían de norte a sur. Luego de aproximadamente cuatro años de exhibición continua, su último estreno regular fue en marzo de 1931, a lo que siguió un periodo inestable y sin avisos, que acabaría definitivamente en noviembre de 1931. El total de noticieros exhibidos entre 1926 y 1931 alcanzó los 240 números.
El Mercurio, 24 de agosto de 1928
El Mercurio, 15 de febrero de 1929
Este noticiero estuvo a cargo de Andes Film, productora de cine impulsada en 1921 por el agrónomo Alfredo Wolnitzky y que entre las varias películas que produjo destacan Un grito en el mar (1924) y El húsar de la muerte (1925) ambas del prestigioso director Pedro Sienna. Esta casa productora –“el pilar fundamental para la realización de actualidades, noticieros y películas de ficción”, según ha señalado Eliana Jara– tuvo entre sus camarógrafos a Gustavo Bussenius, uno de los encargados de Actualidades La Nación, y que más tarde, en 1932, moriría tras ser reprimido por la fuerza armada, mientras filmaba una protesta callejera. Estrenándose generalmente los sábados, repitiéndose y anunciándose regularmente todos los días en distintas secciones del diario, su primer estreno público fue el día domingo 20 de febrero de 1927, y el último, el día sábado 17 de enero de 1931. Actualidades La Nación alcanzó 214 números, en un período regular de aproximadamente cuatro años, y sus contenidos recorrieron todo el país. En ocasiones se estrenaban actualidades extraordinarias, y es notorio el peso político que implicó que La Nación fuera el medio oficial del Gobierno de Ibáñez del Campo, quien era un protagonista común de las noticias.
La Nación, 21 de abril de 1928
La Nación, 1º de junio de 1929
Actualidades El Diario Ilustrado
Este noticiero, de bastante menor duración que Actualidades El Mercurio y La Nación, estuvo a cargo de la Paramount, de la distribuidora nacional Martínez y Cía., y luego de ECA Film. Contando con 38 números, estrenados entre julio de 1928 y septiembre de 1930, en sus inicios los sumarios anunciaban principalmente noticias nacionales, lo cual iría cambiando hasta que las noticias nacionales desaparecen, quedando solo notas del extranjero. Con estrenos totalmente irregulares, los sumarios de entre cuatro y nueve notas, y también las actualidades extraordinarias, se anunciaban en la página de espectáculos.
El Diario Ilustrado, 22 de agosto de 1928
Finalmente, reproducimos una fotografía donada por Eliana Jara Donoso (1949-2012), investigadora pionera en el estudio del cine mudo chileno y autora del libro fundamental Cine mudo chileno. En esta foto se presentan distintos personajes que hemos podido confirmar, a través de la prensa, que participaron en los noticieros cinematográficos chilenos: Gustavo Bussenius, realizador de Actualidades La Nación; Carlos Borcosque, dueño de Estudios Borcosque y de Heraldo Film; Emilio Taulis, pionero en los trabajos cinematográficos sonoros de Actualidades La Nación; y Luis Meneses, camarógrafo de Actualidades La Nación, quien, como consta en un nota del diario, moriría en el vuelo inaugural del Trimotor Ford Santiago-Arica, al ser cogido por una de las aspas del avión, mientras realizada trabajos de filmación.
Imagen reproducida en el texto “Cabalgata Cinematográfica. Mirada al cine chileno a través de las páginas de Ecrán, en el cincuentenario de Zig-Zag”, de María Romero. Número Especial de Revista Ecrán de 1955,
Las actualidades compiten, viajan y se sonorizan
Como dijimos antes, la llamada “prensa moderna” se constituye como antecedente para el nacimiento y desarrollo de los noticieros, y es por esto que el sentido de competitividad operante en los diarios, se verá replegado en los noticieros. Con esto, quién llega a más lugares, quién saca más copias, o quién es más rápido en la captura de las noticias, se vuelve pretexto para publicar logros y para descalificar a la competencia. En este sentido, las casas productoras o editoras se adherirán a la dinámica de rivalidad, y tanto Andes Film, Estudios Borcosque, Heraldo Film, como Page Bros, distribuirán estadísticas, récords y logros en el avisaje de la prensa.
Un dato decidor relacionado a esto, se ve en una nota de arranque de Actualidades La Nación, cuando engatusando a un potencial público –que estará “cómodamente instalado en su butaca” y con “el relativamente insignificante gasto que ocasiona el espectáculo del cine”– le señala que las noticias llegarán “hasta de los más apartados rincones” (18 de febrero de 1927). En esta misma línea, en otra nota previa al inicio de las exhibiciones (17 febrero de 1927) se explicita más detalladamente que serán dos copias las que se editarán, estrenándose simultáneamente en Santiago y en Valparaíso, para luego seguir inmediatamente hacia el norte y hacia el sur. Pasado un mes del aviso, y evidenciando el cumplimiento de la promesa, Actualidades La Nación arroja un recuento: “O sea: en 17 días [se exhibieron en] 82 teatros, en 26 distintos pueblos, desde Valparaíso hasta Puerto Montt” (21 de marzo de 1927). Además, complementando esto, en el mismo aviso se traza el próximo recorrido de la actualidad, pasando por Caldera, Chuquicamata, oficinas salitreras, Lota, Punta Arenas y un largo etcétera. Sin quedarse atrás, al día siguiente, Actualidades El Mercurio, publicará su propio recuento, constatando que sus noticieros se exhibían a lo largo del país, desde Arica hasta Ancud, en 78 teatros, agregando además que cada noticiero era exhibido al menos dos veces en cada sala de cine.
Hora de recuentos: producciones de Andes Film, Estudios Borcosque y Heraldo Film
Si con estos datos concretos podemos comprender ciertos aspectos del funcionamiento de los noticieros, hay que tener en cuenta también que estas operaciones de rápidez, copiado, y circulación, dependían del respaldo de las empresas editoras, con lo que se entienden los calificativos que los diarios daban a sus técnicos cinematográficos. En páginas de La Nación, se celebra a Andes Film como “empresa nacional editora de películas, que con justicia es considerada la primera en el ramo (16 de febrero de 1927)”, y en esta misma línea un aviso de El Mercurio se explayará sobre las cualidades de Heraldo Film: “Llamamos la atención hacia la inteligente y ordenada programación de estas películas, a cargo de la organización Heraldo. Programación fija, sin precipitación, perfectamente ordenada” (26 de marzo de 1927)
Siguiendo esta lógica de oposición y de felicitación reiterada por parte de los diarios, será lógico el gesto de autopropaganda que reproducirán las editoras. La mejor forma de hacerlo: contar al público la cantidad de servicios otorgados, y las películas realizadas. Justamente con esta idea, Andes Film publica un aviso en donde se detallan las películas de argumento, las actualidades y cintas descriptivas. Mencionándose películas claves del cine chileno como Un grito en el mar (1924), El húsar de la muerte (1925) ambas de Pedro Sienna, variadas películas de Alberto Santana, o la hoy restaurada Canta y no llores corazón (1925) de Juan Pérez Berrocal, se introducen también filmes de campeonatos deportivos, de la industria o del salitre, e incluso una película de argumento aún desconocida, El perro sabio. En esta misma línea de autobombo, otro aviso de esos días se encargará de dejar en evidencia los tránsitos y triunfos de las películas de Andes Film en el extranjero: “La Andes Film obtuvo medalla de oro en la Exposición Internacional de La Paz – El Embajador de Chile ante la Santa Sede, solicitó los negativos de la película La coronación de la Virgen del Carmen para una empresa que desea hacer (…) copias que serán exhibidas en más de mil cines de Italia – Desde Colombia se solicita una copia de la misma película – Una copia de Un grito en el mar va al Ecuador – Una copia de La víbora de Azabache va a Colombia – Una película descriptiva sobre Chile, con títulos en idioma alemán, es exhibida con éxito en Alemania” (La Nación, 20 de junio de 1927)
La Nación, 27 de junio de 1927
Como vemos hasta ahora, las pretensiones de Andes Film no son menores, y tampoco lo serán las de Estudios Borcosque. Dos días antes de la publicación del aviso de Andes Film, en una página completa de El Mercurio, se difunde “la labor cinematográfica de los Estudios Borcosque fundados en Chile el año 1920”, detallándose nombres de ficciones, visitas ilustres, o actualidades destacadas, remarcándose también la circulación de las películas por el extranjero:
–Traición: Exhibida en 1923 en La Habana y todo Cuba con gran éxito.
–Martín Rivas: Exhibida en 1925 en Panamá.
–Llegada del Presidente Alessandri: Exhibida en Argentina y Bolivia.
–La perla del pacífico (Renée Oro): adquirida por el Gobierno de Chile y exhibida en todo el mundo por intermedio de los (…).
–El porvenir de América (Renée Oro y Estudios Borcosque): exhibida ante S.M el Rey Alfonso y en toda España.
–Tacna y Arica (Renée Oro): exhibida ante el Presidente de los Estados Unidos, Mr. Coolidge.
–Conferencia Panamericana de Santiago en 1925.
–Visita a Chile del Cardenal Benlloch. Visita a Chile del Príncipe Humberto.
-Las grandes maniobras navales de 1925.
-Demostraciones del cuerpo de bomberos.
-Demostraciones de la escuela de caballería.
-Llegada de los aviadores americanos, etc., etc.
El Mercurio, 25 de junio de 1927
El Mercurio, 12 de septiembre de 1927
Como se ve en la última imagen, Heraldo Film también puso en papel sus logros, –más de 140 filmes, sin nombre–, aunque dado su lineamiento más propagandístico deducimos que fueron filmes por encargo de empresas o sociedades anónimas. Considerando este perfil cinematográfico que asume Heraldo Film, hay aquí un punto importante de aclarar: a diferencia de Andes Film, Heraldo Film funciona solo como editora y es por esto que en distintos momentos de las emisiones de Actualidades El Mercurio, dejará en claro que las películas eran grabadas por Estudios Borcosque. Entonces, y como puede deducirse de esto, Heraldo Film funciona como empresa logística, y más sugerentemente aún, funcionará en paralelo como empresa publicitaria. En este sentido, es decidor que ya avanzado el desarrollo de Actualidades El Mercurio, Heraldo Film se autodenomine, como “La primera organización Sud Americana de Propaganda Internacional”, creadora de un sistema de propaganda, a partir de la colaboración, por una parte, de Estudios cinematográficos, y por otra parte, de un Departamento de Propaganda. En este sentido, y siempre con algo de riesgo, nos atrevemos a decir que “Andes Film es a la historia del cine chileno, lo que Heraldo Film es a la historia de la publicidad audiovisual chilena”.
Mayo de 1929
Si hasta acá hemos visto cómo en los avisos se detectan atribuciones de exclusividades, será prácticamente lógico que las casas productoras –recordemos que ya en este periodo Page Bros estaba a cargo de Actualidades El Mercurio–, vean en la prensa una tribuna útil para atribuirse el primer paso del cine sonoro. Es por esto que el desarrollo de los noticieros durante 1930 y su asomo al año 1931, arrojará evidencias de cómo éstos –en tanto “documentales” del cine chileno– complementan las disputas observadas desde la ficción. En este ámbito, en el texto Los años 30: una década bisagra, Marcelo Morales ha señalado que “Milagrosamente una película chilena aparece en 1930 presentándose como “la primera película sonora y cantada que se hace en Chile” (ver artículo). Refiriéndose a Canción de amor (1930) de Juan Pérez Berrocal de la productora Page Bros, Morales aclara luego que “En términos técnicos, lo es, pero sigue concibiendo el sonido como un ente separado de la imagen”. Esta película, publicitada en septiembre de 1930, no era sin embargo el primer intento frustado de Page Bros: en mayo de ese mismo año, anunciaba la exhibición de Melodías nocturnas, “la primera película sonora que se hace en Chile” y que de acuerdo a Jacqueline Mouesca se trataba de “una serie de imágenes donde se registraban los sonidos de la vida nocturna capitalina” (48). Los intentos no acaban entonces, y al menos dos filmes más se atribuyeron falsamente el ser realmente sonoros: en enero de 1931, La gran carrera automovilística Circuito El Mercurio, y ya a fines de ese mismo año, Patrulla de avanzada de Eric Page, considerada en el artículo de Marcelo Morales como“la última filmación muda del cine chileno. O, más bien, la última cinta muda con sonidos sincronizados por disco”.
En el caso de La gran carrera automovilística Circuito El Mercurio, se trató de un filme que formaba parte de un noticiero de El Mercurio, y que se sumaba a una de las líneas temáticas más comunes de la actualidades extraordinarias: la exhibición de actos deportivos. En un aviso del 1º de enero de 1931, y como “aguinaldo de año nuevo” se tienta al público señalándole que “Por primera vez verá Ud. en Chile una película de carrera de automóviles, sonora, en forma que Ud. creerá encontrarse efectivamente viendo y oyendo en la misma pista. Un nuevo milagro de la cinematografía nacional realizado por Page Bros Film”. Pero, calcando este supuesto unos días después, Andes Film también publicitará su versión sonora del circuito automovilístico, llevado a cabo con su sistema propio, “Andestone”. La disputa, en imágenes:
1º de enero de 1931
12 de enero de 1931
Como puede deducirse del aviso de La Nación, la cuestionada “exhibición simultánea de nuestra película ANDESTONE”, es la propagada por Page Bros en las páginas de El Mercurio. Pero, yendo un poco más allá, unos días después publicarán un largo texto titulado “¡¡No mistifiquemos!!”. En este artículo, se explican desde un punto de vista técnico los distintos tipos de sonidos que pueden tener las películas; se vuelve a desacreditar con más sarcasmo a la actualidad de Page Bros; se reitera el pionerismo; y como gesto importante para el cine chileno, se felicitan los trabajos de Taulis y Roberston, figuras imprescindibles en el trabajo con el cine sonoro.
14 de enero de 1931
Si bien este texto parece abrir una discusión realista sobre los primeros registros sonoros, con datos técnicos, concretos, y bastante creíbles, es también un cierre casi inmediato a la discusión. De esta manera, el texto es uno de los últimos en que se mencionan las actualidades, que entre otras cosas, interrumpieron sus emisiones por los dificultades de la nueva técnica. En este sentido, y tal como ocurrió con el cine de ficción, podemos decir que los intentos también fueron bastante fallidos, y funcionan como precedentes remotos a la efectiva primera película de ficción sonora, Norte y sur de Coke Délano, realizada recién en 1934. De este modo, las incertidumbres permanecen, y creemos necesario, hacer de todas formas el ejercicio de ponerlas en duda. Por esto, decimos que tal vez la primera exhibición sonora, de una carrera automovilística de Andes Film, fue a puerta cerrada: “exhibida a la prensa y empresarios teatrales” como se dice en el aviso ¡Facta non verba! Algo esperable, entre otras cosas, porque las salas aún no estaban acústicamente preparadas: “no bastaba sonorizar la proyección, la sala debía ser transformada por razones acústicas: paredes estucadas, alfombrado completo, cielo raso, pantalla especial que dejara atravesar el sonido» (Iturriaga, 251). Cierto o no, destacamos aquí la importancia que tienen los registros documentales en la historia del cine sonoro chileno, y también, la figura fundamental de Emilio Taulis en estos intentos.
Metraje para derrumbes y gimnastas
Entre los archivos audiovisuales tempranos que quedan del cine chileno, hay dos que capturaron los desastres del terremoto de Chillán de 1939: Terremoto en el sur y Notas del terremoto. Captando los esfuerzos del cine por registrar este tipo de hechos, en el texto Terremotos en el cine chileno: identidad y unidad (ver artículo) de Colectivo Miope, se traza el panorama efectivo de producciones chilenas que lograron grabar los desastres desde principios del siglo XX hasta la fecha, rescatando notas de prensa que difundieron las exhibiciones tempranas del terremoto de Valparaíso en agosto de 1906 (link imagen) y el de Vallenar en noviembre de 1922 (link imagen), del cual hoy existe un registro:
Considerando esta persistencia temática, y el énfasis otorgado a estos esfuerzos fílmicos, no será extraño que las catástrofes hayan formado parte del repertorio de los noticieros cinematográficos y es altamente probable que los terremotos hoy restaurados hayan formado parte de alguno de los noticieros de fines de la década del ‘30.
Ahora bien, siendo los terremotos noticias extraordinarias, los metrajes serán más generosos [5] y tanto la cobertura como la jerarquía, serán mayores. En este sentido, las llamadas actualidades “extraordinarias”, “suplementarias” o “complementarias”, dado su estatus noticioso superior, reemplazaban –aunque algunas veces se combinaban– a las exhibiciones de las actualidades regulares de entre 4 y 9 notas. Como consecuencia, éste énfasis se verá replicado en el tamaño de los avisos de prensa y en ocasiones, será acompañado por palabras festivas, reflexivas, y recurrentemente nacionalistas. A modo de ejemplos visuales, dos casos: el terremoto de Talca de 1928 que se suma al recorrido trazado por Colectivo Miope; y el pésame mediático que se dio a las víctimas de la llamada “Tragedia de Alpatacal”, un desastre ferroviario ocurrido en Mendoza en el que murieron 12 cadetes chilenos:
La Nación, 4 de diciembre de 1928
El Diario Ilustrado, 3 de diciembre de 1928
La Nación, 23 de julio de 1927
Si por un lado, en las actualidades se percibe una predisposición cinematográfica a los hechos catastróficos y trágicos, distinto será el caso de las desestabilizaciones o “derrumbes” sociales. La palabra clave aquí es la “omisión”, y a esto se ha referido Susana Allegretti: “El noticiero restringe en gran medida, y en ciertos casos omite, la información relacionada con los disturbios sociales o con determinadas crisis políticas o económicas, o las expone sin una contextualización” (23). En el caso chileno, el panorama no será distinto, si pensamos en las categorías operativas en los diarios estudiados, y que se suman a las catástrofes o sucesos trágicos: deportes; obras públicas y urbanismo; esparcimiento y turismo; curiosidades; asuntos de Gobierno; industria; instituciones; celebraciones, ceremonias, inauguraciones; cultura; asuntos extranjeros. Todos temas que como veíamos en el precedente remoto de las actualidades del Centenario, reproducen, actualizan e insisten llamativamente en la circulación audiovisual de “los ritos de poder”, según explicaba Mónica Villarroel.
Remarcados ya los tópicos privilegiados por los noticieros, y conscientes de que el acceso, a la fecha, a solo dos actualidades de los diarios estudiados es algo desalentador –si pensamos en un total aproximado de más de 2.000 noticias fílmicas–, creemos que un ejercicio arqueológico de contextualización, es útil. En este sentido, nos interesa observar ciertas coordenadas que nos hacen comprender el origen e implicancias de dos actualidades extraordinarias: una revista de gimnasia femenina realizada en el Club Hípico, y los registros de la caída del régimen de Carlos Ibáñez del Campo. Para esto, hay dos puntos clave: la circulación de los noticieros en el extranjero, y las relaciones entre los diarios La Nación, El Mercurio, y el Gobierno.
Como hemos revisado hasta acá, el sentido de competencia entre editoras y productoras, arroja datos cuantitativos sobre los recorridos de los noticieros de norte a sur, deja entrever recuentos filmográficos de Andes Film, Estudios Borcosque y Heraldo Film, y constata pugnas sobre lo sonoro. En línea complementaria a esto, otro gesto competitivo se verá en la posibilidad de hacer circular las noticias chilenas en el extranjero, y los archivos de prensa otorgan datos relevantes para comprender esto.
En el marco de esta ambición de internacionalización, un aviso de Actualidades El Mercurio, explicita que Heraldo Film actuaba como corresponsal de Pathé News, “la empresa de actualidades más grande del mundo”, destacando además que las películas producidas por Estudios Borcosque eran enviadas a Estados Unidos y distribuidas “para su exhibición en todo el mundo” (25 de junio de 1927).
En esta misma línea, Heraldo Film estableció relaciones con Argentina, al convenir un intercambio con Valle Film, empresa encargada del importante noticiero Film Revista Valle, activo entre 1920 y 1930, y que contó con 637 ediciones, según ha señalado Irene Marrone. Pero, una vez más, y acorde al principio de competitividad, es Actualidades de La Nación quien se atribuye la exclusividad de una noticia trágica editada por Valle Film: la filmación del choque de dos aviones en el aire y el desprendimiento de los paracaídas o como se constata en el aviso, “Fatal accidente de aviación de “El Palomar” en todos sus impresionantes detalles. Nota exclusiva de nuestros corresponsales VALLE FILM de Buenos Aires, cuya EXCLUSIVIDAD tenemos para Chile” (11 de marzo de 1927).
Como consecuencia de esta pugna –y que se acentúa con frases del estilo “las únicas que recorren efectivamente todo el país y salen al extranjero”– la autoría definitiva de ciertas actualidades será siempre discutible, y es éste el caso de una actualidad extraordinaria que fue a parar a los archivos British Pathé, y que se encuentra disponible en el proyecto digital que han desarrollado. Pero, obviando la disputa por la autoría, nos interesa evidenciar que la filmación de una actualidad suplementaria de un desplante deportivo, femenino y algo militarizado como el de “3000 Chilean Girl Athletes” (1927) formó parte tanto de Actualidades El Mercurio como de Actualidades La Nación, en este último caso por un valor mínimo de lo que hoy serían $400, y que también pretendía ser “Un espectáculo que causará sensación en el extranjero”:
El Mercurio, 11 de octubre de 1927
La Nación 15 de octubre de 1927
Otros derrumbes: la caída de Ibáñez del Campo
Un segundo registro del que sobreviven algunos minutos, ya más conocido del cine chileno y resguardado por la Cineteca Nacional de Chile, es la penúltima actualidad de El Mercurio, El derrumbe de un régimen, de julio de1931, es decir, de cuando sus emisiones ya eran irregulares y a cargo de Page Bros. En el aviso de promoción de la película, los contenidos son claros, y también lo es su lineamiento político contrario a la dictadura de Ibáñez: “Los últimos trágicos excesos del Gobierno de Ibáñez en su lucha para ahogar las manifestaciones de libertad. Los primeros momentos de la República y el regocijo esplendoroso después del triunfo contra la tiranía. Vea usted este documento vívido de los acontecimientos del domingo último en la actualidad cinematográfica El derrumbe de un régimen” (29 de julio de 1931). En esta misma línea, una nota escrita otorga más detalles refiriéndose al heroismo de los camarógrafos: “Afrontando entre los estudiantes el peligro de las balas, los operadores lograron filmar las escenas trágicas de la lucha por la reconquista de la libertad y escapar con los negativos de los agentes que tenían instrucciones de incautarse de ellos en cualquier forma”. Incluso en otro aviso, a la película se le llama “un verdadero documento histórico”:
El Mercurio, 29 de julio de 1931
El derrumbe de un régimen no sería sin embargo la única película que recogería estos hechos. La película de la revolución, de director desconocido y producida por Andes Film, agregaría metraje histórico a los mismos hechos, aunque en este caso agregando intermitencias sonoras, gracias al sistema propio de Emilio Taulis –el “sistema Taulis”–, quien, como dijimos antes, ya se había aventurado en la creación de un posible primer registro sonoro en una actualidad extraordinaria sobre un circuito automovilístico. En el aviso de El Mercurio que promociona la película –es decir, en un momento en que Andes Film ya estaba desligado de La Nación y su marca editorial progubernamental– se especifica justamente esto: “edición de la Andes Andes Film, sonora, sistema Taulis, con frases de S.E Don Juan Esteban Montero y Discurso del Dr. Barrenechea”. En este sentido, a los ruidos posibles de un tumulto festivo, se agregaban las voces victoriosas del nuevo Presidente, y de Barrenechea, el entonces presidente de la FECH y figura clave en el levantamiento contra el Gobierno de Ibáñez:
El Mercurio, 30 de julio de 1931
Para comprender este gesto contestatario de Actualidades El Mercurio –en un período en que definitivamente era “otro El Mercurio” si pensamos en el desenvolvimiento del diario en los años ‘70 hasta hoy–, es necesario volver al campo periodístico de la época. Como decíamos al inicio, Actualidades El Mercurio y La Nación operaron regularmente entre inicios de 1927 e inicios de 1931, en plena era del cine silente y en un periodo que coincide, llamativamente, con el régimen del coronel Carlos Ibáñez del Campo, primero cuando era el “hombre fuerte” del gobierno de Emiliano Figueroa y luego, presidente. En este ambiente dictatorial, la prensa no escapó a los dictámenes censores de Ibáñez y los diarios sufrieron directamente las políticas de intervención. Siendo aún ministro de guerra, Ibáñez del Campo “ordenó deportar y exiliar hasta a las figuras más importantes que se le pusieron por delante, entre ellos, a Agustín Edwards y Eleodoro Yáñez” (Sofía Correa et al, 102). En julio de 1927, expropió el diario La Nación y lo convirtió en portavoz y medio oficial del gobierno. Distintamente, El Mercurio no fue expropiado, aunque sí censurado.
Con La Nación como medio oficial del gobierno, las noticias pro gubernamentales se expandieron al territorio audiovisual, volviéndose asunto constante en las actualidades del diario. De esto modo, abundaron noticias fílmicas sobre asuntos de gobierno, instituciones, o logros a nivel de industria y de obras públicas. No será raro entonces que la segunda actualidad de La Nación, de febrero de 1927, tenga como nota destacada la noticia sobre los deportados políticos, y no será raro tampoco que una actualidad extraordinaria sea dedicada exclusivamente a un desfile en honor a Ibáñez, y al Ministro de Relaciones Exteriores de la época.
La Nación, 12 de julio de 1929
Incluso, y ya en un terreno más anecdótico, una actualidad extraordinaria se encargó de exhibir el matrimonio del Coronel “con todos sus detalles”. Un hecho que, sin embargo, tendría una contraparte crítica a través del humor. Registrada en el diario “Los Tiempos”, también dependiente de La Nación, y considerada como un gesto de “hazaña social” por Alicia Vega, una caricatura de Coke Délano es acompañada por un irónico texto: “EN LAS NEVADAS CRESTAS se han colocado los amigos Wolnitzky y Bussenius con el bullicioso record de la actualidad La Nación, sobre el matrimonio de S.E al estrenarla el mismo día de ese acontecimiento” (10 de diciembre de 1927).
La Nación, 10 de diciembre de 1927
Los Tiempos, 10 de diciembre de 1927
Como vimos, los noticieros cinematográficos no pueden desligarse del sello editorial de dos de los llamados “diarios modernos”, El Mercurio y La Nación. En este sentido, al mismo tiempo que funcionan como prolongaciones de la prensa escrita dado su potencial difusor, funcionan también como prolongaciones discursivas. Las tramas se complejizan, y el pensamiento nacionalista que marcó al gobierno de Ibáñez se difunde por las pantallas, quedando al margen todo tipo confrontaciones políticas como huelgas o movimientos sociales críticos. De esta forma, el potencial ideológico de los noticieros cinematográficos –sobre todo si pensamos en el caso de Actualidades La Nación– se alinea al poder, sumándose a un largo listado de alianzas producidas durante el siglo XX entre la prensa filmada, y los proyectos gubernamentales, siendo los casos más representativo en el cine hispanoamericano, el NODO de la España franquista, exhibido por más de treinta años (1942- 1981), y el Noticiero ICAIC Latinoamericano de la Cuba revolucionaria, que permaneció activo por treinta años (1960-1990).
Considerando esta complicidad, un punto que se abre a partir de las interrelaciones entre los noticieros cinematográficos chilenos y las políticas estatales, surge de la sinergia que hubo entre éstos y otra forma documental entonces establecida, los documentales por encargo. Los noticieros circulaban de norte a sur, y según se insiste en los avisos, también por el extranjero, quedando a cargo de arrastrar hacia fuera los discursos gestados desde el poder. En este sentido, no será casual que se convoque cinematográficamente a lo mejor de Chile para uno de los eventos de mayor implicancia política y cultural del año 1929, la Exposición Iberoamericana de Sevilla, en la que se habría exportado un ideal de progreso, mediante la presentación de un Chile “triunfalista acerca de su situación actual (…) henchido de un fuerte orgullo nacionalista” (51) según ha señalado Sylvia Dümmel.
Más particularmente, y evidenciando con archivos de la época la consideración del cine como la herramienta propagandística más eficaz, la autora menciona la creación de un Servicio de Propaganda, que tendría a Andes Film como encargada de la realización de películas sobre industrias nacionales y turismo. Mencionando también la exhibición en Sevilla del documental propagandístico Chile y de la galardoneada ficción de Coke Délano, La calle del ensueño, hay un punto final que activa sintonías entre los géneros. Ambos, noticieros cinematográficos y documentales por encargo, reproducen un movimiento cinematográfico “desde Chile hacia dentro”, y “desde Chile hacia fuera”, evidenciando una predisposición política de los registros documentales de la época. En este sentido, y si sumamos a este diálogo el cine documental educativo fomentado con la creación en 1929 del Instituto de Cinematografía Educativa, podemos decir que en conjunto, estos tres géneros, ya demarcados en formato y función, operan como una compleja triada documental al servicio del poder.
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[1] En el texto “Prolongaciones de la prensa moderna. Difusión masiva e inmediatez en los noticieros cinematográficos chilenos (1927-1931)” publicado en el libro Memorias y representaciones en el cine chileno y latinoamericano (Santiago: LOM, 2016), hemos establecido que los principios de “difusión masiva” y de “inmediatez”, que derivan de la lógica competitiva de los diarios modernos, se expanden desde la prensa escrita a la prensa filmada. Para el estudio de la prensa moderna, nos hemos guiado principalmente por dos estudios realizados por Eduardo Santa Cruz: el libro Prensa y sociedad en Chile, siglo XX (Santiago: Universitaria, 2014) y el capítulo “El campo periodístico en los albores del siglo XX”, del libro El estallido de las formas. Chile en los albores de la cultura de masas (Carlos Ossandón y Eduardo Santa Cruz, Ed.) Santiago: LOM, Arcis, 2005).
[2] Destacamos dos capítulos de libros que abordan los orígenes y consolidación de los noticieros: “El noticiero cinematográfico como género” de Susana Allegretti, y “NO-DO como noticiario” de Rafael Tranche y Vicente Sánchez-Biosca.
[3] En 2012 el sobrino nieto de Antonio Radonich, Ronie Radonich, encontró una parte importante de las Actualidades de Magallanes realizadas por Radonich y Bohr, y la mayoría de ellas han sido restauradas por la Cineteca Nacional de Chile. Parte de este valioso material fílmico se ha incluido en la edición del documental Cinema Porvenir, trabajo que actualmente se encuentra en proceso de post producción. Las imágenes que reproducimos aquí fueron facilitadas por el director.
[4] La figura de Sandoval Rudolph y su trabajo cinematográfico informativo, ha sido analizado por Paola Lagos en el artículo “Aportes para una descentralización del patrimonio audiovisual nacional: historia y memoria desde los márgenes en el cine de Armando Sandoval Rudolph”. En Enfoques al cine chileno en dos siglos. Santiago: LOM, 2013.
[5] En un aviso de Actualidades La Nación se otorga un dato, al señalarse que la actualidad extraordinaria sobre una visita de marinos peruanos, tendría “2 rollos con 720 metros, y 240 cuadros escenas”. Según nos ha explicado el restaurador Gabriel Cea, esta medida corresponde a 26 minutos aproximadamente, por lo que podemos hacernos una idea de cuánto duraba una proyección de noticias especiales.