CINES: «Norte y Sur» en el Central
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Comparemos esta primera película hablada hecha en Chile con «Tango», primera película hablada hecha en la Argentina. La nuestra se eleva la victoria fácilmente, tanto por la interpretación como por los méritos técnicos. «Norte y Sur» tiene, en su casi totalidad, un sonido excelente y una fotografía que no deja nada que desear.

La interpretación es también digna de elogios. Guillermo Yánquez vale tanto como cualquier actor norteamericano; es natural y sobrio. Hilda Sour posee una dicción muy adecuada, muy clara; Urzúa Rosas hace un «don Alamiro» lleno de simpatía y de espontaneidad. Es una lástina que no podamos extender nuestros elogios a la figura principal, Alejandro Flores. Si este actor es amanerado en el teatro, en el cine su amaneramiento toma relieve alarmantes. Hay en él, desde la primera escena hasta la última, un afán de «posar» que lo pierde. Flores no es hombre para cine y es extraño que Coke, director de «Norte y Sur«, no se diera cuenta de que iba a ser imposible apagar el amaneramiento de este actor ante el lente.

El argumento es pobre, pero no está del todo mal. La dirección de Coke, muy acertada, salvo en escenas inexplicables, como aquélla en que Flores recita un soneto. Eso va contra las leyes elementales del cinema. Un soneto allí, y un soneto tan detestable como ése, es completamente inoportuno.