Hasta los 800 mil espectadores conseguidos por El chacotero sentimental (1999), el título de la película más vista del cine chileno lo ostentaba Ayúdeme usted compadre. Curiosamente, ambas se filmaron a partir de una receta similar: mientras la de Cristián Galaz se basaba en un exitoso programa de radio de los 90, la de Germán Becker buscaba replicar el éxito del programa que aquél había dirigido para Canal 13 a mediados de los 60.
«Era un programa para exaltar lo chileno a través de la música, las costumbres, los decires, los trajes, los personajes y anduvo muy bien. Pero me hacía falta el color, ya que era en blanco y negro. Hablar de Chile en blanco y negro no es como hablarlo en color, y pensé en hacer una película en el mismo formato, que era una suerte de revista musical», recuerda el director, que se puso manos a la obra para reclutar a los cantantes, músicos, actores y bailarines que participarían en la cinta que debutó el 15 de octubre de 1968.
Vicente Bianchi se hizo cargo de la dirección musical de este proyecto nacionalista y pintoresco por partes iguales. En él se podía ver a Los Quincheros cantando un bolero caracterizados como operadores aéreos, a Gloria Simonetti interpretando el himno de la Armada en El Molo de Valparaíso o a un joven Don Francisco haciendo una versión del Chiu-Chiu vestido de alemán, entre otros.
«Quise traer a Lucho Gatica, pero tuvo un problema en México y no pudo venir. Entonces la canción que él iba a cantar la cantó Pedro Messone, que era el bolero Esa noche», cuenta Becker, hasta entonces más conocido por el público como el director de los Clásicos Universitarios. Esa experiencia con audiencias masivas, asegura, le sirvió para rodar un proyecto que en algunos casos significó movilizar a cientos de soldados, en un cuadro militar en la Cuesta de Chacabuco, hasta recrear un masivo casamiento en las calles de Chillán. «Hicimos un gran desfile desde la Catedral hasta la estación de trenes, que pasaba frente a un recinto que el MIR tenía tomado, en una huelga. Había pancartas y carteles del MIR, pero cuando supieron que íbamos a pasar, sacaron todo y hasta varios huelguistas se sumaron cuando pedimos voluntarios», recuerda.
Críticos y defensores
El rodaje de Ayúdeme usted compadre, Una canción para todos (su título completo) duró cuatro meses y, como señala Benjamín Mackenna, de Los Quincheros, eso significó en algunos casos largas jornadas de rodaje en los estudios de Chilefilms, «donde teníamos que dormir en colchonetas (…) A veces terminábamos a la una de la mañana y Germán nos decía ‘la próxima toma de ustedes es a las cuatro'». Más de 350 mil chilenos fueron en la época a ver lo que, para su realizador, es un «documental de recuerdos y sensaciones». Porque salvo la presencia del dúo Los Perlas, como patiperros que entre gags (como atrapar un submarino con caña de pescar) y guitarreos recorrían el país, la película era ante todo un mosaico de postales criollas y canciones.
«Los críticos estaban convencidos de que yo tenía que contar una historia», rememora Germán Becker, quien acusa también un cuestionamiento político. «Yo en esa época había trabajado en la campaña de mi amigo Eduardo Frei Montalva, por lo tanto los críticos de un bando y otro no me despejaron el camino. Desde El Siglo al Diario Ilustrado me atacaban».
Carlos Moena, director de videoclips y de programas de TV como Policías en acción, es de los que rescata méritos de la cinta: «Es una comedia musical, tal cual. Como en la escuela hollywoodense, con un argumento que justifica los números musicales en la película; o sea, nada muy distinto de My fair lady o Bailando bajo la lluvia. Obviamente todo a escala chilena, y tiene ese valor porque son pocos los ejercicios posteriores del cine chileno en el género; de hecho, el salto directo es a Rojo, la película (2006)».
Por su parte, en su libro Explotados y benditos: mito y desmitificación del cine chileno de los 60, los periodistas Ascanio Cavallo y Carolina Díaz, señalan sobre Ayúdeme usted compadre que «la ausencia de ‘conflicto central’ no significa que carezca de proyecto expresivo. Parte de él está implicado en el subtítulo, ‘Una canción para todos’, que sintetiza el esfuerzo inclusivo que Becker despliega a través de la música: la invitación es a que todos (los chilenos) reconozcan sus emociones en un repertorio melódico que procura ser representativo del país».
Tras el éxito de su película, el director se volcó a un proyecto más ambicioso: un recorrido visual y musical por Latinoamérica llamado Volver (1969), filmado en lugares como Buenos Aires y Ciudad de México y Quito, y con Raúl Matas y Pedro Messone entre los convocados. «No tuvo el rendimiento que tuvo el ‘Compadre’, pero no me arrepiento de haberla hecho», dice Becker. Ayúdeme usted compadre, hoy convertida en la tercera película más vista tras el millón de espectadores de Sexo con amor (2003), era y sigue siendo un fenómeno irrepetible.