Encuentros con el Poder Popular
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Una película de Patricio Guzmán —»La Respuesta de Octubre«— exhibida a algunos trabajadores y una reunión de obreros y pobladores en el Teatro Caupolicán dieron lugar a que prosiguiera en los últimos días el debate en tomo a este gran tema del proceso chileno.

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Durante varios meses del año pasado —nos dice Patricio Guzmán, realizador de Primer año— estuvimos preparando una película de época para Chile Films, pero cuando sobrevino el paro de octubre propuse a la productora estatal hacer una encuesta cinematográfica sobre lo que estaba pasando. Elegimos el Cordón Cerrillos para filmar allí La respuesta de octubre, un documental de una hora, hecho para alentar la lucha unitaria de los trabajadores. Conté con la ayuda de Jorge Müller, camarógrafo, y Guillermo Cahn, asistente, quienes entrábamos a los distintos talleres de trabajo sin previo aviso, en un intento de captar sin ninguna manipulación la respuesta de un sector de obreros trente a la huelga patronal. Es una película con muchas imperfecciones técnicas, pero creo que puede ser útil para promover la discusión de los comanden comunales en los cordones industriales.

Esta no es una crítica de cine: es tan sólo el resultado de una discusión organizada por Chile HOY donde tres dirigentes sindicales, junto a los realizadores del film expusieran sus puntos de vista, no sólo sobre el papel del cine en este proceso, sino también acerca de la importancia de desarrollar un poder popular alternativo al Estado burgués, y el rol que en esto deben cumplir los medios de comunicación de masas.

La mesa redonda se efectuó en la sala de proyecciones de la Escuela de Artes de la Comunicación, un día antes de que tos Comandos Comunales y Cordones Industriales hicieran la concentración del “Poder Popular” en el Teatro Caupolicán. Ambos encuentros, indiscutiblemente relacionados, son el objeto de esta nota.

«Nosotros estábamos metidos en un film histórico sobre Manuel Rodríguez cuando vino el paro de octubre y nos largamos a la calle sin guión, sin nada, a ver lo que pasaba en el proletariado… Necesitábamos vincularnos con la masa y ser así un instrumento de los pobladores, de los obreros, de todos los trabajadores…”, explicó Guillermo Cahn, después que el director respondió algunas preguntas que los trabajadores le formularon sobre las industrias elegidas para la filmación.

Juan Olivares, Presidente del Comando Comunal de Estación Central, sostuvo: «Los cineastas, o como se llamen, deben volcarse a los cordones, a los comandos, deben tener un real contacto con la masa. Dice el compañero que estaban filmando Manuel Rodríguez, y yo pienso que mientras tanto, en las calles, en las poblaciones, en las industrias, están pasando cosas tan importantes, que reflejarlo en una película es mucho mejor para el proceso. Y no se han hecho películas para nosotros».

Patricio Guzmán: “No se han hecho películas sobre y para la clase obrera porque los cineastas no tienen una educación política adecuada y siempre han tenido preocupaciones distintas. Individuales. Para nosotros La Respuesta de Octubre fue una gran experiencia política».

Presidente del Comando Comunal de Conchalí:

«Yo en la película veo como que se va a fotografiar algo; que se va de afuera a ver lo que está ocurriendo. Las respuestas que dan los obreros en esta película son esquemáticas, calcadas. Para hacer un cine revolucionario, aparte de tener claridad política, hay que estar en contacto diario con la clase obrera, saber lo que pasa en cada industria, en otros sectores del proletariado; no tan sólo de la gran industria. Por ejemplo, los obreros que ustedes entrevistaron lanzaron todos la mismas respuestas; ellos decían que a los patrones se les paraba produciendo mas, haciendo andar la fabrica, y punto. Pero resulta que paralelamente a esa había algo más; estaban surgiendo los Comandos Comunales, los cordones, se estaba formando un germen de poder popular. Y en esto ustedes los cineastas tienen un papel porque ustedes influyen…»

Comando Estación Central: «Ustedes deberían haber filmado asambleas que se realizaron durante el paro, tomando si las distintas posiciones para hacer discusiones y aclarar más. A nosotros nos interesa que los trabajadores estén machacando en el mismo clavo. Pero para captar todo esto, para hacer un cine verdaderamente revoluciónario, hay que tener más contacto».

Guillermo Cahn: «Es cierto, pero además tenemos que pensar que esto lo realizamos dos compañeros independientes, que esto requiere de esfuerzos de dinero, de equipos, etc. Chile Films, que es una empresa que está en el Área Social, debiera cumplir con estos objetivos. Allí hay recursos, hay plata, pero desgraciadamente no se emplean en hacer cine revoluciónario. Y ustedes como Comandos y Cordones deben conocer esta realidad».

Comando Estación Central: «Estas criticas a la película son con buena intención. La iniciativa de los compañeros cineastas es buena, y creo que es positivo que esta película se dé en los sindicatos, en las poblaciones, y a partir de ella promover discusiones. La película nos muestra el surgimiento de los comandos comunales; bueno a partir de allí señalar más cosas acerca de los comandos comunales, acerca del poder popular.

Hernán Ortega, Cordón Cerrillos: «La película es importante para los trabajadores, para que ellos vean cuánto les falta de información y cuanto de conciencia. Porque cuando ellos en la película responden con la batalla de la producción, están reflejando lo que más les ha llegado en cuanto a consigna. Hay que destacar la importancia que los trabajadores tienen, la importancia de organizarse. Yo creo que va a tener buena acogida entre los obreros porque se van a ver ellos como protagonistas. Y con respecto a esto, los obreros están cansados de oír siempre a los políticos, de oír siempre al compañero Allende; y las concentraciones de la UP son verdaderas procesiones. En esta película el obrero se verá solo, y eso es importante. El acto que tendremos mañana será también sin políticos: las bases les dirán a sus dirigentes políticos lo que piensan, para que ellos escuchen alguna vez.»

Veinticuatro horas más tarde, en el Teatro Caupolicán, se daban cita obreros y pobladores de Santiago: del Cordón Vicuña Mackenna, Cerrillos del Coordinador Macul, Panamericana Norte, Estación Central, Barrancas, Conchalí, Quinta Normal, La Granja, San Miguel, San Joaquín, Carrascal y de otras comunas.

Asistieron dirigentes de los distintos partidos de la UP, a excepción del PC, aun cuando la masa saludó y aplaudió calurosamente, a aquellos obreros comunistas que esa tarde se encontraban en el acto.

Carlos Altamirano, Víctor Barberis, Jaime Faivovich, del PS; Carmen Gloria Aguayo, del MAPU; Luis Mair y Nieves Yancovich IC; Roberto Moreno y Bautista van Schowen, de la Comisión Política del MIR; Hernán Aguiló y Alejandro Alarcón, consejeros de la CUT provincial y nacional, fueron los que, junto a los dirigentes de los Comandos y Cordones, presidieron, desde la tribuna, este acto del poder popular y de la unidad revolucionaria. La concentración de trabajadores estaba llamado para oír a las bases, pero de pronto las bases pidieron a Carlos Altamirano que hiciera uso de la palabra. El ambiente era combativo y las consignas unitarias; todos estaban dispuestos a escuchar al hombre al que la totalidad de la asamblea apoyaba programática y electoralmente. Pero éste, por una afección en la garganta, no pudo acceder a lo que la asamblea pedía, por lo que nuevamente ésta empezó a corear, ahora, el nombre de Bautista van Schowen.

El saludo de Van Schowen fue corlo y muy aplaudido: «No estaba contemplado aquí que habláramos nosotros, por lo que queremos proponer sinceramente a esta asamblea, que el estilo de relación entre los partidos y los dirigentes y las masas entre a cambiar sustancialmente, y que no sean solamente los dirigentes los que hablen a las masas, sino las masas las que les pregunten a los dirigentes. Y nosotros como Movimiento de Izquierda Revolucionaria estamos dispuestos responsablemente a responder las preguntas de la asamblea, y a ponernos a disposición de ella”.

Van Schowen sin saberlo había roto un acuerdo entre los dirigentes de los Cordones y Comandos, en el sentido de que ningún representante de los partidos podría haber hablado, acuerdo que también lo hubiera quebrado Carlos Altamirano, de no haber estado afectado de la garganta.

Hernán Ortega, interventor de Fantuzzi y presidente del Cordón Cerrillos, manifestó ante la asamblea su desaprobación ante la actitud del dirigente del MIR, pero este malestar no fue compartido por los trabajadores. Después de este incidente, el acto continuó.

Los trabajadores que allí estaban en la tarde del miércoles 28 no habrían querido que las páginas que describieran su asamblea, su unidad revolucionaria, se hubieran escrito con estos hechos que sin lugar a dudas no reflejan el sentir de obreros y pobladores. En todo caso, y entendiendo que son contradicciones que sólo resuelven la discusión, la lucha y el golpear juntos para aplastar al enemigo y avanzar decididamente al socialismo, estás no tiene por qué ocultarse. Ahora sólo tienen la palabra, la madurez y la verdadera decisión de avanzar.

El acto de los Comandos Comunales y Cordones Industriales, el acto del poder popular tuvo, aunque no una desbordante concurrencia, producto de la escasa difusión y poca preparación, una masa combativa que demostró su alto nivel de conciencia. Y una masa además que, a pesar de estar consciente de la importancia de que sus dirigentes de base la represente, acude todavía invariablemente a sus líderes políticos.