Control de estrenos: «El Burócrata González»
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Buena dosis de humor para el cine chileno

Esta película nacional, que dirigió el chileno Tito Davison, pertenece al género de comedias cómicas. En ella, desde principio a fin, abundan los chistes y las situaciones reideras. Se desarrolla en Santiago y Valparaíso y, en su transcurso, el espectador asiste a un cambio constante de escenarios y de ambientes, que le permiten estar en permanente atención, sin que ésta decaiga en ningún momento.

* DIRECCIÓN: Con toda su larga experiencia, Tito Davison supo realizar un film histriónico donde
campean el buen humor y la sátira. Con mucho movimiento de cámara, y encuadres casi siempre afortunados, asistimos a una proyección de desarrollo normal, sin cambios excesivamente bruscos ni escenas
ultrachocantes. En la dirección, radica uno de los
mayores méritos de la cinta, por cuanto supo entregar las aventuras de estos tres artesanos, sin caer en
la astracanada. El espectador ha de reír con las situaciones bufas y con el chiste oportuno. Con las gracias y las torpezas de estos tres «maestros» que trabajan «a la pacotilla», virtud tan frecuente en nuestro
pueblo. Y con ese fondo de sátira que ella encierra,
especialmente cuando ridiculiza los vicios y las fallas
 de nuestra burocracia.

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* TÉCNICA: Para el espectador medio, «El Burócrata González» resultará una película que ha de ver
se con limpieza y sin sobresaltos. Para el más exigente, le merecerán sin duda algunas críticas, la lentitud
de sus primeras escenas, pero que se justifican por
cuanto permiten a los actores centrales definir sus
personajes y entrar en situación. Hallará también un
leve desajuste en el doblaje, lo cual se percibe especialmente en las canciones que interpretan Cuco Sánchez y Rosita Quintana. Pero, en cambio, la fotografía
y el trabajo de cámara de Andrés Martorell son bastante plausibles. Y un hecho divertido: el director dirigió las cámaras, no para captar un «close-up» de la estrella femenina de la película, Esmeralda Roy, sino para tomar más bien un «Big Close-up» de la cara regordeta del cómico Jorge Boudón, lo cual está dentro de la línea cómica que campea en toda la cinta.

* ARGUMENTO: Es cómico ciento por ciento. Pero tampoco faltan las notas sentimentales representadas en el romance de Manolo y de Carmencita (Esmeralda Roy); en el parlamento de Cuco Sánchez en las playas de Valparaíso, cuando evoca su tierra lejana, o en las palabras que dedica el funcionarlo que jubila y deja de herencia sus manguillos a su compañero que le sucede en el cargo. El guión hilvana también muy acertadamente las situaciones que permiten intercalar las canciones que interpretan los astros invitados: Cuco Sánchez, Rosita Quintana, y la cantante de la nueva ola chilena Sussy Veccky, que ponen los paréntesis musicales que sirven para matizar el clima de comicidad que predomina en toda la película.

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* ACTUACIÓN: Puede decirse que —en términos generales— la interpretación de los actores es pareja. La estrella del film es, sin duda, Manolo González, que tiene ocasión para poner en evidencia, una vez más, su naturalidad y su infaltable vis cómica. Junto a él destacan dos figuras que le «hacen el peso» a su compañero: Gabriel Araya y Lucho Silva, o sea, el «Perla» grande. Pero hay escenas en que a nosotros nos hubiera agradado ver a un Manolo González un poco más suelto, ya que a veces produce la impresión de que actúa como asustado. No así Araya y Silva, que cayeron en algunas escenas en actitudes contrarias, o sea, demasiado teatrales, demasiado afectados.

En los papeles femeninos, Esmeralda Roy aparece muy femenina y fotogénica. Sabe poner intención en sus parlamentos. Kanda Jaque, se desempeña con una naturalidad sorprendente y le imprime dignidad a su papel de secretaria. Sussy Veccky pudo poner más énfasis en su simpática escena del teléfono y en su interpretación musical. Seguramente el Director debió marcarle una mayor picardía juvenil. En general, el «twist» que baila el grupo colérico junto a la piscina, le da ese tono alegre que precisamente se buscó. La secuencia de los sueños de los «maestros chasquillas» resultan un tanto bruscas. Se le pudo sacar mayor partido a la borrachera de Lucho Silva. En cambio resultó muy bien lograda la escena del sueño de Manolo, con la presencia de la Diosa Fortuna, que baila en el Parque Forestal, con mucha gracia, desenvoltura y ritmo de ballet. El actor más sobrio y medido, entre todos, nos pareció Emilio Gaete, muy formal y fidedigno en su papel del Ministro. Igualmente, Justo Ugarte, un actor que siempre sabe poner un tono de sinceridad a sus interpretaciones.

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