4 valiosos documentales realizados por el Centro de Cine Experimental
Películas relacionadas (4)
Trilla (1959) Día de organillos (1959) Imágenes Antárticas (1957, 1959) Mimbre (1957)
Personas relacionadas (1)

Sin pretensiones de ninguna especie, más con ánimo de investigar que de lucirse, un grupo de muchachos del Cine Club de la Federación de Estudiantes se unieron con otros, egresados del Instituto Fílmico de la Universidad Católica, para hacer estos documentales que contaron con la ayuda de la Secretaría General de la Universidad de Chile.

Modestamente, ofrecieron una exhibición de su labor. El fruto cosechado es valioso, ya que los cuatro documentales –Mimbre, Día de Organillos, Trilla e Imágenes Antárticas– revelan condiciones cinematográficas, buen gusto y seguridad de expresión en las imágenes. Son documentales como tantas veces hemos visto, fuera de concurso, en los festivales. De ellos nacieron los verdaderos directores ahí se revela quién es capaz de producir algo que interese y que agrade sin derroche de medios técnicos, o sea, con mejores elementos: el grupo de muchachos del Centro de Cine Experimental puede llegar lejos. Poseen lo que es más valioso y que menos abunda: talento cinematográfico.

MIMBRE: Es la visita a un modesto operario que vive en el barrio Quinta Normal. “Manzanito”, como le apodan, constituye, solo, todo el personal de una fábrica de mimbre que produce las más graciosas y abigarradas figuras. Sin más herramientas que unos dedos toscos, pero diligentes, trenza los mimbres para convertirlos en paloma, becerros, gallinas, etc. el ojo de los cinematografistas encontró los ángulos desde los cuales el trabajo manual se constituye en fuente de belleza. Buscaron las luces necesarias que convirtieran las cintas de mimbre tan pronto en cuerdas de lira como en haces de plata. Y a esto se añaden rostros expresivos y toscos elementos, que completan un cuadro típico muy curioso y original. Buen montaje. Expresiva fotografía. Confusa locución.

DÍAS DE ORGANILLOS. Es el más valioso de los cuatro documentales: el que tiene más alma y mejor expresa en idioma cinematográfico una tragedia simple, un cuadro cotidiano de costumbres. Siguiendo el paso de cuatro organilleros, se visitan barrios pobres y se conoce la lucha del pequeño artesano. El verdadero protagonista del film es la calle, en sus diferentes fases y con sus distintos personajes. Un inteligente montaje intercala imágenes que evocan, sin palabras y con sobriedad, distintas historias: el organillero, que revisa sus cilindros en la población callampa; el hombre que lava vidrios y cae, como succionado por el vértigo del tránsito, los enamorados, que quieren escuchar un feliz augurio; la mujer que lleva la modesta vianda al marido obrero de construcción; máquinas y gentes se armonizan parada dar en imágenes una especie de sinfonía de la ciudad. Tal vez se exagera levemente el preciosismo. Repetida la superposición de imágenes. Muy interesantes los caracteres presentados y espléndida la idea original. Como ninguno, este documental es expresivo en su mezcla de subjetividad y objetividad.

TRILLA. Precioso el comienzo del film, en que la música va marcando –a través de la interpretación de Violeta Parra- el cadencioso avanzar de una carreta. Paisajes hermosos y típicos. Interesante la trilla en sus distintos aspectos. La fotografía da variación a una operación cuya eficacia reside en la monótona repetición. Muy bien intercalados los cuadros de costumbres y los motivos de simple ornamentación: el almuerzo, el copihue blanco. Aunque hay repetición y, de nuevo, la locución suele ser confusa. Pero la música da especial atractivo e interés al cuadro general de costumbres.

IMÁGENES ANTÁRTICAS. Es, posiblemente, el más interesante de los cuatro documentales. Si se hubiera contado con mayores elementos y presentado en colores, sería un documental extraordinario, ya que la fotografía consigue los más curiosos y bellos efectos, revelando, al mismo tiempo una región para nosotros desconocida. Fue filmado con ocasión de una expedición organizada por el Comité Ejecutivo del Año Geofísico, 1957. Muestra la permanencia de los glaciólogos en las Islas Shetland del Sur. Magníficamente combinadas, las imágenes alternan las investigaciones científicas con los majestuosos paisajes y las costumbres de los animales, entre los cuales resalta el torpe y gracioso ejército de pingüinos. Las conformaciones naturales de los blancos picachos, los inmensos y caprichosos bloques de nieve, las heladas inmensidades, se combinan con situaciones de movimiento y de actividad. Muy buenos, tanto la fotografía como el montaje. Excelente selección en las vistas conseguidas. En resumen –y como el espacio no nos permite explayarnos todo lo que quisiéramos-, se trata de una labor digna de apoyo. La minuciosidad, el buen gusto y la seguridad de expresión que muestran los jóvenes realizadores auguran un progreso evidente en futuras realizaciones. Excelente medio de difusión significan los cuatro documentales para ser exhibidos en escuelas, grupos de obreros, universidades, etc. ¡Bravo!