La representación de esta simpática reconstitución de las hermosas costumbres de nuestros abuelos, constituyó un tan grande éxito artístico y social que fue opinión unánime que sería lástima que de tan lucida fiesta quedara tan solo el recuerdo borroso. Fue por esto que alguien insinuó y luego todo el mundo aceptó, repetir la pantomima al aire libre y reproducirla en una película, que sería el vívido documento de tanto arte, de tanta hermosura y tanto entusiasmo.
Hubo directores que, deseando que la cinta que se imprimiera fuera digna de la obra, opinaron que debía llamarse a los técnicos norteamericanos o europeos. Decían que la cinematografía nacional no había producido vista de mediano mérito. Pero otra corriente nacionalista se levantó, corriente que sostenía que no era lógico ni patriótico que una manufactura extranjera se encargara de tomar la cinematografía de una fiesta tan genuinamente criolla y que si nuestros vecinos del Norte y Oriente habían triunfado en fabricarse sus películas nacionales, nosotros también teníamos que ensayar.
Así fue cómo se llegó a encargar del trabajo a la “Chile Film” cuyo competente operador, don Salvador Giambastiani, mereció por sus antecedentes profesionales plena confianza de los directores de la obra.
El Club Hípico fue el sitio escogido para la representación.
El nuevo espectáculo fue presenciado por una concurrencia enorme y la película fue tomada sin tropiezos a pesar de que todo hubo de improvisarse.
Ya muy pronto tendremos el agrado de ver en nuestros cinemas elegantes la exhibición de la cinta completa y nuestras distinguidas familias tendrán el curioso placer de ver como espectadores su actuación como artistas.
No terminaremos sin enviar nuestras felicitaciones a todos los organizadores de tan bella fiesta y, especialmente a la dignísima señora Mercedes Correa de Echeñique y a cuyas iniciativas se debió
principalmente el que se tomara la película, se sentara con ello un precedente y se alentara a la industria cinematográfica nacional en sus primeros pasos.
Hemos visto algunos negativos de la cinta y podemos asegurar que ella será también un éxito como obra fotográfica. Vayan también por esto nuestros parabienes a nuestro amigo Giambastiani y al señor Manuel Domínguez y Cía., empresarios de la película.
–
Nota: El texto ha sido transcrito respetando la ortografía que presenta el artículo original.