Estrenos: «ABC del amor»
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LA INICIATIVA ERA ORIGINAL Y VALIOSA: Tres historias realizadas por jóvenes directores de Argentina, Brasil y Chile, unidas en un largometraje. Este mecanismo debe facilitar la exhibición del film en los tres países, entre los que, además, crea un útil vínculo. En la práctica, la experiencia debe considerarse parcialmente frustrada; el cuento chileno está en un nivel muy inferior a los de Argentina y Brasil; aún más de lo que la evolución cinematográfica de los tres países permitía esperar.

Si se compara “El ABC del Amor” con películas europeas a base de cuentos, los de Eduardo Coutinho (Brasil) y Rodolfo Kuhn (Argentina) alcanzan un nivel digno y serio.

Mundo Mágico

ercilla5_22031967.jpgDiferente es el caso de “Mundo Mágico”, Helvio Soto. Al parecer quiso apartarse de las formas de narración lineales, pero le faltó oficio para lograrlo eficazmente. Bien puede tratarse del viaje problema de que, antes de experimentar, conviene dominar las técnicas tradicionales.

Dentro de lo captable, Soto quiso explayarse sobre las inquietudes y angustias de un director de TV, en el plano político-social y sentimental. Lo que muestra es una visión difusa de la confusión mental del personaje. El estilo fotográfico que, en una serie de escenas, juega con facciones de los actores recortadas contra la oscuridad ambiente no se justifica debidamente, transformándose en un amaneramiento. Sin embargo, el problema de Soto fue fundamentalmente de objetivos claros en el libreto. Los problemas conjugales de este director de TV, más devaneros políticos, no justifican una película, tal como aquí se presenta.

La interpretación tampoco sirvió de apoyo. A Miguel Littin ( director de TV) le faltó soltura; resulta  tieso y forzado.

Cecilia Páez necesita trabajar su voz; su físico y naturalidad le abren posibilidades cinematográficas. La inclusión de Clara Mesías fue un error no adjudicable propiamente a la actriz. Para su papel el director debió elegir una auténtica habitante de población marginal, que le habría dado la necesaria verosimilitud.

La escena de mayor impacto muestra a un grupo de niños de la población amarrados a postes, para que no se caigan al sanjón. Es uno de los pocos instantes en que las imágenes hablan por sí solas.

En cuando a las reflexiones políticas el protagonistas y las referencias de una de las muchachas no cobran sentido coherente.

Argentina y Brasil

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Para su “Noche Terrible”, Rodolfo Kuhn se basó en un cuento de Roberto Arit. De los tres episodios, es el que halla la acogida más favorable del público.

Es la historia de un novio de Buenos Aires que, la noche anterior a la joda, decide poner pies en polvorosa.

El cuento narra su conflicto y elucugraciones interiores de aquella noche. Implícita está en una amplia crítica a las conmociones del matrimobio a la porteña, pero director-más que penetrar a fondo en ese tema-optó por un tono ligero que, aunque eficaz, superficializa el tema. Estilísticamente, Khun incorpora una serie de recursos del cine europeo contemporáneo. Lo hace con oficio y en forma profesional pero se echa de menos-para quienes hayan seguido su trayectoria a través de otras películas-la elaboración de un lenguaje y estilo más personales.

ercilla4_22031967.jpgAl episodio brasileño no se le puede hacer este reparo. Eduardo Coutinho sabe narrar con gran fluidez cinematográfica y, en momentos, con sentido poético. Su historia concierne a una adolescente que, para entregarse a su joven, le exige que ambos tomen venenos. Al comienzo, el cuento sigue la senda de “Calle Mayor”, de Bardam ( el galán que apuesta que conquistará a una niña), pero luego camina por sendas propias. El desenlace puede ser discutible; asimismo, aunque el ambiente familiar de la muchacha se muestra, falta una mayor base del condicionamiento social de su curiosa mentalidad. Tal vez porque sea algo que en Brasil se da por sabido. Lo que sí se transmite con la debida fuerza es la ecuación puritana de sexo=pecado, con el histérico y obsesivo afán de la muchacha por pagar su “pecado” voluntariamente y con la muerte. El instante final del cuento sugiere un comienzo de liberación.

La interpretación de Vera Vianna y Reginaldo Farías, como también la de Jorge Rivera López en el cuento argentino, son buenas.