“LLAMPO DE SANGRE”. Película chilena.

Adaptar a la pantalla una obra que no fue concebida para ella presenta dificultades insubsanables, tal es el caso de la versión cinematográfica de la obra de Oscar Castro “Llampo de Sangre”, que realizó el director Henry Vico para nuestro cine. Por esta dificultad es que la cinta adolece de varios defectos, que pasarán inadvertidos para el público profano, y que son propios de una industria naciente y que gira con escasas capitales y elementos humanos.

La película fue rodada en los exteriores de la mina “El Inglés”, en la provincia de O´Higgins, y tiene como principales intérpretes a Raúl del Valle, Karina, Lautaro Murúa, Hernán Castro Oliveira, Helia Grandón y Gerardo Grez. De todos ellos se destaca la actuación de Karina y Raúl del Valle. Los demás están discretos y carecieron de mayores oportunidades de lucirse. Se destacan, eso sí, en papeles episódicos sin importancia, Agustín Orrequis, Jorge Quevedo, Elena Moreno, Ernestina Paredes, Raúl Latorre y Rolando Caicedo, a quienes debió aprovechar el director para asignarles papeles de mayor responsabilidad.

La fotografía es opaca y dispareja, malogrando con ello muchas tomas de exteriores. Los decorados de Héctor del Campo son sobrios y realizados con honradez y de acuerdo con las necesidades del film. El sonido es discreto y la dirección de Henry Vico, aunque no puede calificarse de extraordinaria, es aceptable, pese a que no pudo despojar de su teatralidad a muchos personajes.

EN RESUMEN: una película nacional más, que se ve con agrado, y que no desmuestra ni progreso ni retroceso del cine chileno. Gustará a quienes vayan a verla despojados de todo espíritu crítico.