Estrenos: Primer año
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Documental. Director: Patricio Guzmán. Chile. 1972. Mayores y menores.

Primer año” es un film-crónica. Patricio Guzmán (30 años, primer latinoamericano recibido de la Escuela Oficial de Cinematografía de España) confiesa que reunió el material sin una idea preconcebida. Sólo filmar y filmar sucesos, luego se vería su trascendencia y se descartaría el material que no tuviera significado. El aparentemente fácil expediente de presenciar un hecho y registrarlo en cámara se vitalizaría posteriormente en el montaje de los trozos útiles y dinámicos. Aparentemente fácil, pues en realidad lo que importa es cómo se filma y no lo que se filma.

La idea de Guzmán –asesorado brillantemente por el camarógrafo Toño Ríos, de 19 años- era ver qué resultaba de las primeras experiencias, de los primeros “tanteos” de la Unidad Popular. Al comienzo del filme se señala que éste constituye sólo “algunos aspectos del primer año de gobierno”. Van surgiendo las secuencias como capítulos independientes: los mineros de Lota, el Ministerio del Mar, nacionalización del cobre y el acero, estatización de Yarur, etc. También se incorporan hechos trascendentales para la vida política del país: visita de Fidel, elecciones municipales, asesinato de Edmundo Pérez Zujovic.

No se trata simplemente de un caleidoscopio. Ni siquiera de un panfleto partidista. Cada parte es una película con su individualidad y, a pesar de que el autor toma decidido partido con la política oficial, es lo más objetivo que puede ser en este terreno. Hay secuencias brillantes y otras que pecan de esquematismo y precipitación. La de los mapuches se justificaría como un documental con vida propia. Contiene notas inéditas sobre este pueblo vernacular, con observaciones que conmueven hondamente por su ruda poesía. Es la búsqueda de un significado a una raza, a un hombre adscrito a un territorio que le fue arrebatado.

Pero la fuerza fundamental de la visión de Guzmán es el modo de pesquisar en el pueblo y en sus expresiones espontáneas la razón de ser de los cambios políticos y sociales. El caldo de cultivo del nuevo clima que vive el país. Según sus imágenes se advierte el esfuerzo por demostrar que los seres humanos son los protagonistas de los procesos históricos, y que la trascendencia del cambio llega hasta el punto que ese pueblo quiera. He aquí su importancia como motor de un proceso.

Las notas históricas, el humor político son crueles y agudos, pero jamás chabacanos. Con ello se comprueba, una vez más, el asombroso sentido de observación del realizador. Es, por ejemplo, la escena de los aviones saliendo de Pudahuel, después del 2 de septiembre de 1970 (fecha en que se ubica el inicio de la película), elevándose en acción retardada por el efecto del teleobjetivo, con la música de fondo del “Juístete”…, de Bigote Arrocet. O la marcha de las cacerolas vacías en que el ridículo subraya la visión del cineasta comprometido, buscando también, con afán simbólico, mostrar unos rostros que pertenecen al pasado de una nación pujante.

No es un defecto que “Primer año” caiga en la parcialidad. Cada uno tiene derecho a expresarse según la ideología que respete. Guzmán es un convencido que la bondad del actual proceso de cambios y en su documento deja expresa constancia de ello. Su entusiasmo también puede ser un acontecimiento histórico. Pero eso lo dirá el futuro. Además sabe manejar el cine como un instrumento creador de un lenguaje fuerte y novedoso para el debate doctrinario. También maneja en forma admirable cierta poesía de toda esta realidad, patente, por ejemplo, en los niños recitando de memoria la epopeya de Arturo Prat, el viento barriendo la arena en el desierto del norte. O la grúa transportando como activo dinosaurio la riqueza mineral desde el suelo hasta los carros que aguardan quietos en el horizonte.

Guzmán a criticado la mentalidad de los filmadores de noticiarios, al decir que ellos filman cualquier cosa en el momento menos oportuno. De esta observación suya se desprende que su quehacer fílmico, en cambio, escapa al calificativo de experimento y se transforma en una obra de plena madurez creativa y expresiva. Ello está probado en las escenas en que hace abstracción del tema político, para hablar simplemente del hombre. De la seguridad de que puede entregar su opinión en cualquier tipo de cine, incluyendo el meramente argumental.

Primer año” será un filme que alegrará a muchos, aunque no comprendan el valor definitivo de sus imágenes, que va más allá del hecho político. Disgustará a otros que aprecien la parcialidad de su contenido. Pero es evidente que se trata de una obra que revela a un gran cineasta. Sobre todo, a un realizador de cine con una sensibilidad extraordinaria, única en nuestro medio.

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