Bajo la impresión más halagadora escribimos este comentario sobre las películas nacionales. Y decimos que es halagadora la impresión que nos domina, ya que, “Una lección del amor”, película estrenada ayer, marca un verdadero progreso en la cinematografía nacional.
“Una lección del amor” está protagonizada por Guillerno Yanquez, Gabriela Montes y Ricardo Moller.
Es esta producción un verdadero poemita, lleno de emoción y simpatía. No hay en esta cinta complicados problemas psicológicos, ni inverosímiles hazañas de galán o la protagonista, que pongan las carnes de gallina. Es un idilio de lo más sencillo, pero impregnado de un sentimentalismo tan puro, que va directamente al corazón.
Un joven, próximo a casarse se entera de que su novia no lo quiere y con el matrimonio sólo trata de hacer un buen negocio; despechado se va a su fundo, haciendo antes una apuesta con un amigo, de que no volverá a caer en las redes de una mujer. Desgraciadamente para él, su casa está invadida de mujeres, lo que provoca en él indignación que lo hace aparecer como un mal educado. Su tía, involuntaria causante de la cólera de nuestro amigo, tiene una preciosa dama de compañía de la cual, sin importarle un ápice la apuesta, se enamora perdidamente el protagonista.
Luego vienen diversas incidencias a causa de que la novia desdeñada trata de recuperar el cariño de su novio, denunciando a la joven dama de compañía como una ladrona. Indignad el muchacho trata de cerciorarse de la verdad consiguiéndolo después de ruda lucha, pero no como lo hubiera querido su ex – novia, pues la cinta termina con el inevitable beso final entre la dama de compañía y el joven que creyó que no volvería a amar jamás.
Este es en síntesis el argumento de esta producción y está él desarrollado en forma verdaderamente encomiástica. No hay en esta película detalles falsos ni vacilaciones. Todo ha sido llevado en forma precisa, matemática, de tal manera que todas las escenas cobran tal relieve de naturalidad, que arranca el aplauso espontáneo.
Guillermo Yanquez, haciendo el galán de la obra, está verdaderamente bien; no falla en ningún momento, y por el contrario, su papel está adornado con un lujo de detalles, que lo hacen sumamente simpático, logrando arrancar francas carcajadas en algunas escenas. Medido, sin salirse un momento del papel que encarna, con el gesto preciso, se nos ha revelado Yanquez como uno de los primeros galanes de la pantalla nacional.
Igual cosa podemos decir de la señorita Gabriela Montes, según entendemos trabaja por primera vez en el cine, y no se puede dejar de mencionar a Ricardo Moller, que en el “hombre malo” marca un verdadero record de maldad dentro de un trabajo sencillo verdaderamente admirable.
Debemos agregar además, que ni un solo personaje desentona, todos están perfectamente encuadrados en sus respectivos papeles, y es por esto que la misma homogeneidad en la labor, realza enormemente los méritos por demás numerosos de esta cinta. Muy buena la dirección que demuestra un verdadero gusto artístico y la fotografía, sin ser perfecta es también bastante correcta.
Para resumir debemos decir que a nuestro juicio. “Una lección del amor” es de las estrenadas la mejor película nacional.
Por diversas causas nos fue posible comentar a su debido tiempo esta cinta editada por la “España Film” y dirigida por Alfredo Llorente.
Es esta una película de aventuras estilo cow–boy y en la que nuestros huasos son los protagonistas. La acción de la obra está llevada rápidamente y consigue en esta forma no cansar en ningún momento al público, siendo este su mayor mérito.
El trabajo de los artistas en general es bueno, destacándose Marcelo Derval, Alma Zinska, Nomecio Martínez y Guillermo Hilliger, los que no tienen ocasión de hacer un gran derroche de labor personal, por la misma índole del argumento de esta cinta.
La fotografía es muy correcta, aunque un tanto dispareja en el quinto rollo, pero tiene algunas escenas que son hermosísimas: pues a más de estar elegido el paisaje con verdadero arte, ha sido muy bien fotografiado. Resumiendo, la película agrada y sin ser una cosa del otro mundo.