Una buena película nacional
Autor del artículo: Observador / Medio: El Mercurio de Valparaíso
Publicación original
Título: Una buena película nacional
Fuente del artículo: El Mercurio, Valparaíso, Martes 24 de agosto de 1926.
Descripción: Crítica a Incendio, de Carlos del Mudo.
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Incendio (1926)

La película “Incendio”, estrenada ayer en el Teatro Imperio, está llamada a marcar rumbos a la cinematografía nacional y constituye, sin duda alguna, el esfuerzo más serio que se haya realizado en el país en este género de producciones.

La crítica ha sido generalmente complaciente con las obras que entusiastas aficionados chilenos y extranjeros han llevado a la escena, casi siempre con más caudal de buena voluntad que se conocimientos técnicos y de experiencia, pero esta película puede resistir un análisis severo sin necesidad de que se invoquen atenuantes para alcanzar un juicio ampliamente favorable.

Incendio” tiene, ante todo, el gran mérito de saber interesar al espectador desde el comienzo hasta el fin, lo que es ya un antecedente para proclamar su bondad sin reservas de ningún género. Y luego, entrando a juzgar la calidad del trabajo artístico y técnico, esta impresión se acentúa y confirma el éxito rotundo de la película: la parte fotográfica nada tiene que envidiar a las mejores producciones europeas y americanas (y esta no es una de esas afirmaciones tan socorridas cada vez que se quiere elogiar películas nacionales) y la labor escénica se halla a la altura de las mejores que nos pueda ofrecer el arte mudo. Por primera vez en una película chilena vemos que se aprovechan admirablemente bien esos detalles que suelen hacer las delicias de los amantes de la cinematografía, y que imprimen carácter a las obras de la pantalla. Se nota en “Incendio” mucha vida, animación, propiedad en la interpretación y en el desarrollo del argumento. Las escenas se van encadenando con sencillez, sin transiciones bruscas ni recursos artificiales; los intérpretes actúan con naturalidad, dentro de un ambiente que les es familiar; se nota habilidad para destacar los hechos culminantes, y por último la visión es nítida, casi perfecta.

¿Qué más podríamos decir en elogio de esta obra cinematográfica? Que agradó y que el público no fue defraudado con una réclame desproporcionada y en contradicción con los méritos efectivos de la película.

Que esta tiene defectos…. ¿Y cómo no había de tenerlos en un país en donde la industria cinematográfica se halla todavía en un estado incipiente y en donde no ha sido posible aún formar actores completos capaces de afrontar las responsabilidades de una perfecta interpretación escénica?

Es claro que queda en esta materia bastante camino por recorrer, así como se observa también cierta pobreza de lenguaje y de expresión en las leyendas y algunos otros detalles que desentonan un poco. Pero son tan pequeñas estas deficiencias, que se olvidan por completo ante la belleza indiscutible de la obra en general.

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