UN nuevo timonel dirige los destinos de la trajinada y discutida Chile Films.
Pero esta vez se trata de un hombre de oficio. De un profesional que conoce bien todos los secretos del séptimo arte. Y algo más grande aún: una persona que ama profundamente el cine, que lo siente y que vivió sus altibajos en una de las épocas más felices y fecundas de su larga historia.
Nos referimos exactamente a Patricio Kaulen, ex actor de cine y ex Jefe de producción de la misma Chile Films, cuyo timón empuña ahora con mana firme desde el 23 de diciembre.
Desde que el «Pato» Kaulen diera sus primeros pasos en el cine allá por 1938, como el «actor-revelación» de Jorge Délano (Coke), en su película «Escándalo«, no ha estado jamás desvinculado de la industria.
Fue ayudante de dirección en la película «La chica del Crillón» junto al mismo Coke y luego empuña con ardor el megáfono del director en algunas cintas que fueron muy bien recibidas por el público y la crítica de hace veinte años. Entre ellas recordamos «Nada más que amor» y «Encrucijada«, que lo revelaron como un hombre que conocía muy bien el oficio.
SIEMPRE EN LO MISMO
—Me siento como pez en el agua —nos dice Patricio Kaulen, con la seguridad y el aplomo de quien conoce a fondo un tema que le ha sido encomendado—. Ustedes saben muy bien que no soy nuevo en la Chile Films, Fui su jefe de producción durante cinco años, vale decir, entre 1942 y 1947, época en la que colaboré activamente en el rodaje de diversas películas, muchas de las cuales dieron vuelta por toda América.
«Después que salí de Chile Films, me dediqué por entero al llamado cine documental, y me asocié al respecto con dos técnicos de primera calidad, como son Andrés Martorell y Rafael Vega Querat.
—Y ahora, Patricio, ¿cuáles son sus planes?
—¡Imagínense! —responde—. Estamos llenos de ideas, de grandes proyectos pero todo dentro de un plano de firme realidad. Nada de locuras, como sucedió hace cuatro lustros. Pretendemos esencialmente no sólo producir nueva películas, sino realizar una política de puertas abiertas. De manera que todo el mundo que tenga condiciones y los medios necesarios pueda filmar en nuestros estudios, sin tropiezos de ninguna especie. Para ellos estarán dispuestos tanto el personal como el equipo técnico que les sean indispensables.
SUS COLABORADORES
—¿Quiénes colaboran con usted en la nueva Chile Films?
—El directorio de Chile Films, que depende de la Corporación de Fomento quedó constituido de la siguiente manera: Patricio Kaulen, servidor, presidente; Alfonso Naranjo, vice; Germán Becker, Ricardo Moreno y Javier Vergara directores. Completan el directorio, Enrique d’Etigny, Decano de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, en representación de la Universidad de Chile, y Víctor Gallardo, subgerente y administrador de la CORFO.
—Según su opinión, ¿qué es lo más fundamental para lograr una firme reanudación de las actividades fílmicas en nuestro país?
—Antes que nada conseguir de una vez por todas una legislación de ayuda, fomento y protección a la labor cinematográfica en nuestro país. Para ello existe desde hace tiempo ya en la Cámara un proyecto de ley, que estamos seguros se hará realidad bajo el Gobierno de Eduardo Frei. Nuestro propósito es desvanecer, de una vez y para siempre, la leyenda negra que pesa sobre Chile Films, los estudios de la cinematografía nacional que emprende desde ahora una nueva marcha por los caminos del séptimo arte.
UNA ÉPOCA DE ORO
—Tengo absoluta fe en un resurgimiento inmediato del cine chileno —continúa—. No en vano se produjeron en nuestro país 200 películas de largo metraje desde 1913 hasta ahora. En 1922 se rodaron 11 películas; 18 en 1923: 14 en 1924, y 15 en 1925. Esto fue posible, porque en esos años la materia prima entraba al país liberada de derechos y tanto la producción como la exhibición no afrontaban cargas tributarias.
«Por esto nuestra institución gremial, DIPROCINE, o sea, la Asociación de Directores y Productores de Cine, que estudió toda la legislación mundial referente a esta materia, elaboró ese proyecto de ley de que les hablo. Es breve, claro y sencillo y contempla las condiciones mínimas para que nuestra industria cinematográfica entre en un robusto plan de desarrollo.