ENTRE los muchos extranjeros que hicieron cine en nuestro país, en la época muda, la personalidad del barón Von Teuber merece ser comentada en forma especial, pues ella se distingue de la inmensa mayoría, a pesar de que sólo se desempeñó como cameraman de tres films. No fue un simple particular que emprendiera la retirada después del primer esfuerzo. Y aun cuando lo pudiéramos ubicar en un término medio, por su actuación en el cine nacional, por su actuación en la vida, este «globetrotter» que parece salido de las páginas de Julio Verne se merece una crónica de varias páginas, pero como desgraciadamente la tiranía del espacio no nos permite este placer, nos conformaremos con glosar, aun cuando sea en síntesis, su existencia increíble. ¿Increíble? Sí. Ese es el calificativo, porque…, bueno. Veamos algo de la vida de Francisco von Teuber, a la luz de una historia inédita, de cuya veracidad dan testimonio documentos inobjetables.
LA VIDA DE UN HOMBRE
Hemos llegado a la casa de la señora Lucila Steven V. de von Teuber, ubicada en Vitacura. Gentilmente nos conversa de su esposo. Nos muestra antiguos impresos y fotografías, que nos hablan de una vida plena, plena en aventuras, pero también de responsabilidad, porque en cada oportunidad en que asumió una tarea se consagró a ella y le dedicó todos sus esfuerzos. O sea, se puede tener espíritu aventurero, se puede ser un «globetrotter», pero también se puede ser un hompre en cuya responsabilidad se puede confiar. A través de la documentación nos imponemos de que a las 11 años se embarcó solo rumbo a Turquía. A los 20 se interna 500 kilómetros al interior del Tibet, en busca de los restos de un dinosaurio desaparecido 3 millones de años atrás. Los encuentra. Eso fue en 1902. Lo encontramos en 1905 trabajando en la contracción del Canal de Panamá, al cual llegó desde Nueva York. Los mosquitos lo enferman de malaria, a él y a gran parte de los 40 mil hombres llegados desde todos los puntos del globo que trazaban la ruta que uniría a los dos océanos. En Estados Unidos, nuevamente, logra convencer, en 1907. a los organizadores de una feria industrial para que le financien la construcción de un dirigible, parecido a los que lanzaba al espacio el Conde Zeppelin en Alemania. Logra los recursos económicos y lo fabrica él mismo, elevándose varias veces a dos mil metros, hasta que un día se le desgarra la tela y cae al mar. Lo logran salvar. En el Congo Belga caza fieras en 1906 y filma una película descriptiva. A través de sus memorias, el barón nos habla de cierta ocasión en que debió permanecer durante dos días en la copa de un árbol. Se subió a él con el fin de lograr fotografiar con su fumadora a los leones que habitaban en una guarida cercana. Al pie del árbol dieron muerte a una cebra y se la comieron. Y acto seguido descubrieron su presencia. Montaron guardia hasta que, cansados, se fueron. Pero poco duró su felicidad, pues junto con desaparecer los leones recibió la visita de un rinoceronte que arremetió contra el árbol…
ANCLA PARA FILMAR
El año 17 volvemos a encontrar a Von Teuber. pero esta vez en una nueva fase de su vida aventurera, cuando ancla en Valparaíso y de paso, como quien hace un alto en el camino, filma tres películas: “Alma Chilena”, “Todo por la Patria” y “La Avenida de las Acacias”. A continuación… Perdónenos, lector. La vida de este ilustre personaje, fallecido a los 80 años en 1955, nos daría material para publicar un libro y apenas disponemos de una página.