Cada film producido en Chile ha sido siempre como una esperanza. Algunos la apuntalan. Otros la destruyen. Y así van corriendo los años y, con ellos la técnica, que es algo inatajable. ¿Podremos al fin dar en el clavo? ¿Qué nos falta? Y así llegamos a “El Burócrata González”, esfuerzo chileno-mexicano que se realizó a despecho de todas las dificultades que son inherentes a esta clase de empresas.
No podríamos afirmar que este “burócrata” representa la culminación de lo que creemos debe ser una cinematografía criolla. Sin embargo, obviando sus defectos, que sean atribuibles a nuestra pobreza de recursos de toda índole, a la coleridad con que se hizo el rodaje, etc., se establece un hito, un punto de partida para una etapa más, que puede ser promisoria. Tito Davison y Guillermo Carter sobrepasaron las posibilidades y, por momentos, el film muestra aspectos agradables. Manolo González, su principal figura, Gabriel Araya, Jorge Sallerenzo, Esmeralda Roy y otros elementos secundarios evidencias recursos y condiciones que alientan. Luis Silva, el grande de “Los Perias”, es, sin duda, el más bajo del elenco. En cambio, Kanda Jaque se alza con relieves propios y sobrepasa al resto con soltura interpretativa, en simpatía y en perfecta conciencia del papel que se le asignó.
Después de “El Burócrata González” será necesario que este sello chileno-mexicano tome la onda y realice películas que realmente abran a nuestra cinematografía la brecha que ha perdido en sus innumerables ensayos de muchos de los cuales es mejor ni hablar.