El autor de este artículo tiene 24 años, estudió cine en la U. de Columbia y fue asistente de dirección de la película de Miguel Littin que aquí ambienta históricamente. En las páginas siguientes, una secuencia del guión y los «apuntes de filmación» del director.
Andrés Racz
Los años treinta. Convulsivos en el siglo. Años caóticos, años de crisis impredecibles. La economía capitalista herida después del gran desastre de 1929. Años de guerra, de revolución y de muerte, premonitora de una muerte más grande aún, la Segunda Guerra Mundial. Años de pobreza, de miseria, de vagancia en busca de nuevas fuentes de trabajo. Años agitados y efervescentes, de cambios. Años frustrados.
La crisis del capitalismo imperialista también repercute en la América latina. Chile comienza la década con una dictadura. A la cabeza, el general Carlos Ibáñez. Hay protestas, manifestaciones, represión, deportaciones, fugas espectaculares; conspiraciones y, en general, un clima incierto. Intentos revolucionarios y agitación recorren al país. Un avión rojo surca los cielos lanzando proclamas revolucionarlas.
La economía del país está destrozada. Fábricas van a la quiebra, las oficinas salitreras del norte del país van cerrando una a una. Hay miles y miles de desocupados. Vagabundos miserables condenados a recorrer caminos mendigando, buscando un lugar donde establecerse, donde trabajar: muchas veces expulsados de pueblos y ciudades. Cuando tienen más suerte, logran comer algo alrededor de la olla común que han preparado como acto de beneficencia las damas devotas, los caballeros filántropos, los curas del lugar. Entre estos vagabundos vienen algunos que han participado en las grandes luchas obreras del norte. Han oído hablar de socialismo, de las ideas de Lenin, de Recabarren, de la revolución mexicana. Todo esto sin sistematización, pero intuyendo e] camino a seguir. El país se agita. Forcejeos políticos, intentos y conatos de cambio. El 2 de junio de 1932 un golpe de estado revolucionario coloca a la cabeza del gobierno a Marmaduke Grove, quien hace un llamado a las masas del país para unirse contra la «reacción oligárquica y el insaciable capitalismo extranjero».
Grove decreta por ley la instauración de la República Socialista de Chile. Dura poco. Doce días más tarde un golpe de Estado derroca a Grove y se retorna a lo mismo de antes.
En 1934, en el sur del país se produce un gran levantamiento campesino. En el valle de Ranquil, una comunidad formada en su mayor parte por ex cesantes de la crisis salitrera, entra en choque con los latifundistas y comerciantes del pueblo vecino, y una verdadera guerra comienza. Al cabo de unos días de lucha, los latifundistas piden ayuda a Santiago y es enviado al lugar el Ejército para solucionar el conflicto. Con esto, una de las masacres más grandes que registra la lucha social en Chile es llevada a cabo.
Son estos tiempos y algunos de estos hechos los que constituyen el contexto histórico del film. Si bien éste no se plantea como una reconstrucción naturalista de la época, ésta sirve de puntal que da sentido y base a los sucesos narrados. Como los hechos que acontecen están relatados en la forma de una leyenda popular chilena, éstos trascienden la mera referencia histórica para operar más bien en lo que se puede llamar el subconsciente histórico y cultural de una nación. Es a través de la leyenda, de la poesía popular, del mito, que se va desenvolviendo la historia de un grupo de cesantes en busca de la tierra prometida, de su encuentro, del desarrollo como comunidad organizada y del despertar de su conciencia política.
La conciencia mágico-religiosa del pueblo corre paralela a su lucha como clase. Estas creencias van descifrándose a lo largo del film y cobrando nuevos significados. Los símbolos religiosos significan distintas cosas para cada clase. Su dirección es distinta. Estos signos juegan un papel decisivo tanto en lo cultural como en lo político. ¿No fue la Virgen del Carmen la que guió al Ejército Libertador durante la guerra de la independencia? ¿No es por eso mismo, Patrona del Ejército? Además, las leyendas populares chilenas están pobladas de «ánimas», «aparecidos», «diablos» que circulan, aparecen y desaparecen en oscuros callejones y potreros después que se pone el sol.
En el tratamiento cinematográfico del film ha tenido influencia la tradición pictórica popular. Es de la imaginería popular chilena de donde surgieron muchos de los planos-secuencia, en los que sucede lo mitológico y lo cotidiano al mismo tiempo. Ademar están presentes los grandes problemas de un pueblo oprimido por la miseria y la explotación. La música va estrechamente ligada a la historia y se integra a ésta en la forma de una cantata épica. El film ha sido concebido como un gran fresco escenográfico que, usando las referencias históricas, mitológicas y documentando la vida del campesino y su lucha, sustenta la tesis ideológica y política central: el problema de la toma del poder por el proletariado.
Secuencia «el aviador»
Para filmar «La Tierra Prometida«, Miguel Littin no elaboró un guión técnico, detallando escesnas, diálogos y posiciones de cámara. Escribió un cuento (31 carillas), en que narra y ambienta la historia. A continuación se reproduce uno de los episodios de ese cuento-guión.
Hasta que no más un día aparece el avión, y este que pasaba de un lado pa otro, y que todos los chiquillones, los perros detrás, siguiéndole, porque bajo volaba. “Anda que se estrelle”, me decía el Rucio chico, y que pa allá y que pa acá pasaba, y que las vacas asustadas corrían de un lado pa otro y que toda la gente se jue juntando y que el hambre pa otro y que arria estaba… y parece que nos hacia señas y ligerito comenzó mi alma a mandar papeles pa ajo y se empezó a llenar todo el potrero de papeles de colores y toos nosotros pa ver quien agarraba más que toos, de todos colores eran los papeles, y escritos estaban por toos lados, los chiquillos y las viejas corrían y que algunos casi se agarraban a combo pa ver quien juntaba más. Y los grupos se juntaban y hablaban, el José Durán agarra uno de los papeles y preocupado los miraba de arriba pa ajo y que se rascaba la cabeza; y ahí que aparece el “traje cruzado” y agarra al José de un brazo y pa un lao se lo lleva y harto que le alegaba, y el José ahí no más que lo miraba y todos nosotros callaos pa ver si algo escuchábamos, y que los dos le jueron un poco más pa allá solos, un poco pa lo alto y nosotros que mirábamos los papeles. «Puta, pa quien supiera lee», me decía el Rucio; «que pa qué, le decía yo, que pa eso está el «traje cruzao»; y «anda que haga leso al José Duran», me decía el Rucio; «que tate callao, huevón», le decía yo, que al José lo van a hacer leso; y no que en eso estamos hablando que viene como los rediablos el gallo del avión y que casi nos vuela la cabeza por huevones, de puro bajo que pasa y no que se va derechito pa ajo y entremedio de las vacas aterriza como los rediablos y empezamos mi alma a correr a toos pa allá a ver la novedá po, y de ahí aentro este que baja el gallo oiga, con sus güeñas lentes encima a la frente y la gente que se le acerca y empezamos a mirarle el avión po, y que toos nos hicimos a un lao cuando se acercaron el José y el “traje cruzao”. “Y que estalló la revolución”, le decía el gallo, que ahora este que manda el país un caballero muy güeno que se llama Marmaduke Grove, y este que ahora éramos estado socialista, y este que hay que moverse y formar gobierno en todas partes y es que por eso él andaba repartiendo los papeles que era pa que todos nos enteráramos y que ahora si que mandaban los pobres, que en Chile como son má por eso tienen que mandar. Y entre el José y el “traje cruzao” lo llevaron pa una de las casas y ahí se encierran pa conversar y que nosotros nos quedamos curioseando al lado del avión que lleno este que de botones estaba y que uno de los viejos enojadazo que estaba porque esta no era manera de llegar decía, mire que llegar espantando las vacas, que como unas estaban preñadas que hasta podían perder las crías y que no má le espantaban los novillos y que claro después tuvimos que andar buscándolas y este no más que menos mal que no cagó el trigo, decía el viejo y que dos días se le pasaron conferenciando entre el del avión, el José y el “traje cruzado” y la directiva, y a nosotros con las mujeres que ahí no más quedamos porque los hombres se reunieron en el alto y ahí pasaron dos días y dos noches hablando de las novedades y de la revolución.
Apuntes de filmación
Miguel Littin
Y aquel día pasamos más de seis horas metidos en el agua entre la niebla y con un frío de las mil putas y claro en junio, julio y agosto se cortaron los puentes y los caminos se convirtieron en ríos y Marcelo Gaete decía que era como en los relatos de García Márquez, uno veía pasar las vacas con el agua al cuello camino abajo y también terneros ahogados y perras que se iban pudriendo poco a poco y nosotros aislados en aquella casa que se la llevaba el viento y también con el barro mas arriba de la rodilla y a la orden de acción el único que se sujetaba en el caballo era Nelson Villagra (buen jinete) y los demás al suelo con caballo y todo y la cara de Marcelo y Marcial enredado en la manta con el caballo encima y todos nosotros corriendo hacia él sin poder movernos por el barro y por ahí en agosto el tibio solcito mariconazo y de nuevo la lluvia después de los dos arco iris y todos los días las mismas preguntas: usted que es de aquí don Enrique ¿cómo irá a amanecer mañana? y don Enrique no… si mañana hace bueno que no ve que está despejado y todos los huevones arriba del camión mojándose hasta por debajo de la tusa y el qué hacemos Miguel, esperemos seguro que escampa que qué pensái tú Nelson y Nelson mirando para arriba… como que esas nubes vienen cargadas y Sergio Hernández que según la FACH eran inminentes los chubascos matinales y uno que se hace el leso y espera no más que venga el vientecito sur y barra con las nubes y también fue por esos días cuando llegó la Ely y me dijo que íbamos a tener otro hijo… no iñor que no ve que está norteando y el Coyunda que total esta agua no moja ná y también qué diablos habrá pasado con el Beño que no llega con el almuerzo porque al fin de cuentas el Germán tiene la razón «porque uno en su casa, oiga, comerá mierda pero se la come a su hora» y los otros también de acuerdo con él y como son más de cien, obligado no más a mandarse un discurso y busquemos todos juntos compañeros una solución y que este envirlao no me está gustando ná y que es que aquí también tiene que haber un patrón y que a mí me pagan mi plata porque yo me voy pa Curicó y ahí metido en el barro con todos los campesinos más enojados que un quique, con la lluvia y sin poder filmar uno piensa en los críticos que después tienen los perlas la desvergüenza de opinar, calificar, clasificar como si uno estuviera haciendo solamente cine, no señor, nosotros hacemos historia, frase pal mármol y sonrisa de todos los periodistas alemanes que nos entrevistan en el famoso valle que se nos derrumbó tres veces con la lluvia y también coordinar los movimientos del avión con walkie talkies y Jaime el piloto aló Pablito, aló Pablito y Pablo Perelman escucho escucho y ahora puro ruido porque no se escucha ni cresta y entonces el Dito Vargas decide que el mejor sistema es entenderse con pañuelos y lo saca de su bolsillo y vamos haciendo señas y es por no dejar no más porque igual el Jaime pasa por donde se le da la gana y tira los papeles cuando él quiere y nosotros tratando de hacerle señas los muy pelotas y el Pato Castilla con Andrés Racz arriba del cerro asegurando que la chiva del avión les cerquita y que la toma es caballa y el Jaime que decía que ya está bueno de payaseo y que se manda a cambiar con su avión que se lo pintamos de rojo y cuando bajó en el valle uno de los viejos se fue de punta mientras le sujetaba un ala y con la oreja se la rompió y el Jaime que me va a tener que pagar el ala y el viejo, que a mí ¿quién me paga la oreja? y que cuánto nos costó la famosa secuencia… claro que de ser bonita es bonita y por supuesto que se nos terminó la plata y en vez de tres meses filmamos siete o más porque esta cuestión no se termina nunca y todos los días se le agregan secuencias porque la cabrona crece sola y uno obligado y tan sólo que también a veces uno se sentía dándose vueltas y vueltas por esa maldita casa con esos malditos corredores entremedio de banderas fusiles uniformes monturas ángeles de yeso curas y sotacuras y el uniforme de Arturo Prat y el traje de la virgen colgando en la galería y el tremendo esfuerzo para seguir viviendo todos los santos días y tener que virarse desde adentro y transformarse.
Entonces uno piensa que lo único importante es decir lo que se considera necesario ahora y no dejarse ahogar por el burocratismo ni tomar el cómodo camino de echarles la culpa a los demás de lo que uno no es capaz de hacer, porque si uno es cineasta y no tiene las fuerzas suficientes para conseguir equipos y dinero entonces hay que preguntarse a sí mismo hasta dónde es el cine lo que realmente le interesa porque lo que es claro es que no son los diputados los que pueden resolver el problema y entonces uno llega a la conclusión que si de algo puede servir esta experiencia es para demostrar que el cine en Chile se sigue haciendo con la prescindencia total de los aparatos burocráticos y del oficinismo que este lo único que hace es entrabar el desarrollo creativo de un arte que por su poder de irradiación tiene un papel importante que jugar en la creación de una conciencia revolucionaria y por lo mismo no es posible renunciar a él, precisamente porque el trabajo ideológico de los medios de comunicación es pésimo porque en dos años de gobierno popular estos medios siguen difundiendo la ideología dominante.
El nuevo cine chileno que nació como una expresión de compromiso con las luchas del pueblo y de crítica al sistema capitalista debe seguir cumpliendo su papel y si el 68 se salió a filmar sin apoyo estatal, creando pequeños grupos de producción, hoy día el camino sigue siendo válido, porque debemos aceptar que a pesar de los grandes avances producidos Chile sigue siendo un país con estructuras capitalistas y a partir de esta realidad es que uno está obligado a utilizar todos los medios que sean necesarios para desarrollar su labor. Lo más importante hoy, es hacer películas que constituyan un aporte significativo a la creación de una conciencia y cultura revolucionarias sin condicionar el contenido ni morigerarlo ni ablandarlo, este cine nació agresivo, este cine nació a la pelea y tiene que seguir en ella, esta guerra comienza ahora dice el José Durán, y no se va a terminar nunca.
Y esa tarde cuando matábamos a la Carmen como a la Juana de Arco coronada de espadas en medio del fuego mientras paría una vaca y el Guayo tirando al ternero y el ternero asustando medio ciego envuelto en gelatina, morado y nosotros no sabíamos al filmar la muerte de la Carmen o ver nacer al ternero y el Guayo asesando como que se reivindicaba el huevón y uno corriendo de un lado pal otro y Beato con su Arriflex dándole indicaciones en portugués al negro Muñoz y el negro como si oyera llover y se acabó la plata y hubo que pasar muchas horas en las antesalas de los bancos y uno piensa ponerle un letrero a la película AGRADECEMOS PROFUNDAMENTE A TODOS LOS BUROCRATAS LA OPORTUNIDAD QUE NOS DIERON DE DORMIR EN SU OFICINA o si no, gracias a todas las tramitaciones recibidas fue posible pensar y repensar este film y sus resultados definitivos se los debemos a los distiguidos burócratas señores tales por cuales y a Sergio Hernández que de actor pasó a ser productor y al Nanito que de repente se le ocurrió crecer y convertirse en el Nano Littin y al Pato Castilla que de cameraman se convirtió en primer asistente de dirección y a José Luis que puso más plata y también que por ese tiempo todos nosotros tuvimos claro que al único que le interesaba el cine era a don Fermín del Real, alcalde de Chépica, que por algo es caballero y nos dejó hacerle tira la municipalidad y llenársela de tierra y de caballos y casi se le sublevó el pueblo.
Más de tres veces tratamos de filmar en Chépica y le dio por llover todos los días sábado hasta que a la cuarta salió, claro que en vez de una noche filmamos una semana entera y ahí si que por poco se nos termina la voluntad de vivir y por ahí no más nos dormimos tirados en cualquier parte como ese día en que tuvimos que repartir más de quinientos almuerzo y teníamos menos de cien bandejas y no más de diez cucharas y ahí servíamos, dábamos excusas, llenábamos los cucharones, hacíamos discursos, corríamos con los platos, lavábamos, secábamos y la Cristina casi se mató trabajando porque después también tenía que vestir a todo el mundo, que hacía frío hacia, sino pregúntenle a la Mireya Kulczewsky y a la Simone y a la Constanza y a la pobre Michelle, que cuando hacíamos el travelling se vino abajo de la carreta y las fotos de escena las sacó la gringa y el otro eléctrico se llamaba el Fito, y como dice don Hernán mi padre, de los valientes se escribe la historia y si la rueda no se mueve sola la tiene que mover uno que hay que ver lo que son setenta caballos verdes corriendo en estampida seguidos por una multitud y en medio de la multitud la Cristina Cucumides o la cara de la niñita Peñaloza con la bandera de papel y la tremenda seriedad o todos los muertos en la niebla con los caballos pasando en medio de ellos y los soldados disparando, y el humo y la sangre por todas partes y Wellington que va suave, el zoom muy suave, y se descuelga el fuego y arden los árboles mientras pasa la Carmen con el caballo blanco o más allá mueren tres campesinos acribillados y en medio de todos por sobre los muertos y el fuego Rafael Benavente en la parigüela y en alguna parte se explica que la historia transcurre en los años treinta, pero que da lo mismo, porque igual podría ser ahora y es impresionante Simón verlos caer como palomas, masacrados o más bien torcazas o perdices y qué otra cosa se podría plantear en la película sino el problema de la toma del poder por el proletariado y que si hacemos cine lo hacemos para que sirva a la revolución que de no, nadie aguanta tanto.