
Tal vez el título de esta nueva película de fabricación nacional tiene sus ribetes de presuntuoso. Bien siquiera que estos epígrafes amplios y abstractos sirven, como se dice, «para un barrido como para un fregado». Por lo menos, hasta salir decorosamente del paso.
Como impresión total, este cinedrama editado por los señores Hans Frey y Cía., con argumento, y bajo la dirección del artista argentino Arturo Mario, diremos que es un éxito indiscutible y acusa un progreso a todas luces en la cinematografía nacional.
Aunque la firma editora se inicia con «Alma Chilena«, su primera producción ocupa hoy el sitio más alto en la industria del film chileno.
El argumento sencillo y emotivo tiene afortunados matices de costumbres criollas, bien traídos a escena. Las corridas de vacas y otras faenas huasas, el baile popular, los paisajes campesinos y el ambiente general de estas escenas chilenas, han sido bien tomados, con cierta sobriedad que es muy del gusto de la idiosincracia criolla.
Debemos elogiar, sin reserva, las apropiadas leyendas que el señor Egidio Poblete (Ronquillo) ha colocado a las escenas campesinas. El dialecto popular empleado en ellas posee un vigoroso relieve de justeza. Las pintorescas frases de Pancho y Celestina y los comentarios de cosecha del autor subrayan con una exacta propiedad el movimiento escénico. No diremos lo mismo de las estrofas de índole romántica o sentimental de que se abusa en otras partes de «Alma Chilena«. Más hubiera valido la prosa, que en la obra dramática muda o hablada, es el instrumento más adecuado. Para los gustos modernos el verso, resulta artificioso y hace perder realidad llevado a la escena; porque ya no nos conmueven en el teatro las pasiones que buscan el ropaje de la métrica…
Además de las escenas criollas que, como ya hemos dicho, aparecen en la cinta con naturalidad y colorido, deben elogiarse otros aspectos de la película que indican un verdadero dominio de la técnica cinematográfica, de parte de sus directores. Entre ellos está el panorama nocturno de Valparaíso, tomado desde la bahía y las escenas del incendio a bordo de un vapor, de su voladura en el mar y del salvamento de los náufragos.
Aunque, en la película importada, no son una novedad las escenas de esta naturaleza, tratándose de una empresa del país que no cuenta ni con los recursos ni con la experiencia de las casa editoras extranjeras; el éxito de los señores Hans Frey y Cía. en el primer ensayo de esta índole es merecedor de los más francos aplausos.
Los protagonistas de «Alma Chilena«, Arturo Mario y María Padín, que ya habían tenido a su cargo papeles preponderantes en la película argentina «Nobleza Gaucha», han dejado bien puesto su nombre en el cinedrama chileno. Respecto de Mario, hacemos únicamente la salvedad de que no es el que más le acomode el rol de Carlos, galán joven. No dice nada esta observación contra el acierto de su actuación artística. Pero en el film, que entra todo por los ojos, hay que ser muy cuidadoso de la silueta. La misma salvedad haremos de Carlos Justiniano (León), artista correcto, pero cuyo físico no se acomoda para papeles de mocedad. Las partes femeninas: María Padín, Carmela García (Lara) y María Quezada (Celestina) desempeñan con todo acierto sus roles.
Antes de terminar, elogiaremos la actuación de Luis Romero y Z., que hace un tipo popular (Pancho), lleno de verdad y de simpatía. Pensamos que este actor representa una indudable esperanza de la cinematografía nacional y que no podrá prescindirse de recordarle cuando se busque un artista de gracejo criollo para el cine.
Por lo demás, la cinta es de una impresión nítida que sorprende en la obra primeriza de un taller recién instalado.
«Alma Chilena» es en total un acierto innegable de la empresa editora y abre el camino para una proyección fecunda que vaya presentando en el lienzo los aspectos más interesantes de la naturaleza y del alma criollas.
Los felices ensayos que se han hecho en el ramo hasta ahora: «La Agonía de Arauco«, «El hombre de acero» y últimamente, la película que nos ocupamos, forman ya un conjunto.
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Nota: El texto ha sido transcrito respetando la ortografía que presenta el artículo original.