Una buena película: «La casa está vacía». (Chile Films)
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EN ALGUNOS aspectos, esta tercera película de Chile Films supera a las dos anteriores.

Los méritos mayores están en la presentación. Espléndidos escenarios reproducen una ciudad europea –tal vez de comienzo de este siglo- y la reconstrucción tiene expresiones de movimiento y de rústica belleza. El clima se consigue con una buena fotografía de tonos obscuros, y en los hermosos escenarios naturales que brinda Zapallar. En esta playa transcurre una buena parte de la película y aunque los personajes no cambian de sitio, luego se olvidan de la playa para limitar su acción dentro de las casas, la iglesia y el pueblo.

Estas son las excelencias de la película, pero su falla está en el tema. Tiene la frialdad de lo previsto y el ritmo lento del asunto conocido. Desde que despuntan las primeras escenas, ya el espectador sabe lo que va a ocurrir. El hermano menor que se enamora de la mujer de su hermano mayor debe desencadenar, indefectiblemente, un mar de tragedias y un volcán de pasiones para que todo termine en un desenlace fatal. Y, desgraciadamente, lo fatal de la película está en el desenlace.

A ALEJANDRO FLORES, con el hermano agonizando en sus brazos, se le hace decir unas frases que suenan altisonantes y fuera de lugar, cualquiera piensa que va a prestarle primeros auxilios y no a ponerse a recitar. Con todo, Flores está expresivo y sobrio e su papel. Y lo mismo cabe decir de ERNESTO VILCHES. También se destaca HORACIO PETERSON, debutante en interpretaciones de responsabilidad y promesa segura para nuevos films. Muy en su papel CHELA BON, como la jovencita tierna y enamorada. MARÍA TERESA SQUELLA muy bonita, pero con una interpretación inferior a la de “La amarga verdad”. La dirección no la cuidó tanto como en aquella película.

El director CARLOS SCHLIEPER se ha preocupado más de la parte estética del film. Descuidó sin duda la parte emocional, pero debe reconocérsele que logró una película sólida, ricamente realizada, que puede exhibirse en cualquier parte del mundo.

La fotografía, aunque en general es bastante buena –como ya lo dijimos-, resulta a veces fuera de foco. Tal es el caso de las escenas del baile.

El corte no nos satisface: es demasiado brusco y a ratos deja la impresión de una sinopsis.

Finalmente: aunque “La casa está vacía” es una película que nada tiene de chileno, es una buena película…