«Regreso al Silencio», todavía el silencio
Películas relacionadas (1)
Personas relacionadas (1)

Regreso al silencio”, película chilena de Naum Kramarenko, fue anunciada como un film policial e internacional. Efectivamente se trataba de una trama policial y era internacional (al menos se veía un avión LAN que movilizaba a los actores entre Santiago y Miami).

La trama es sencilla, aunque el guionista que es Kramarenko, se esforzó por complicarla con innumerables situaciones falsas, cursis. Se trata de un norteamericano que viene a Chile a buscar a su hermanastro y lo encuentra en medio de una banda de contrabandistas, quienes lo tienen amedrentado, chantajeado y prácticamente secuestrado.

La acción se desarrolla principalmente cuando Bill, el norteamericano (Humberto Duvauchelle), busca a Juan, su hermanastro (Héctor Duvauchelle); sigue la secuencia durante la cual Bill se da cuenta de la situación de Juan; luego vienen las alternativas de la fuga de Juan hacia EEUU, para que allí recomience su vida junto a Bill; y finaliza con un obvio desenlace melodramático, más un romance: Bill con una azafata de LAN (Orieta Escámez).

La técnica no ofrece ninguna novedad toda vez que pueda agruparse en la categoría de cine argumental latinoamericano, ya superado, y que alcanzara amplio desarrollo en México y Argentina, principalmente.

La fotografía de Andrés Martorrell, tanto la actuación de Humberto Duvauchelle, son los aspectos más alentadores de esta producción nacional.

Duvauchelle demostró que es posible encontrar en Chile actores de cine aun cuando ellos provengan del teatro, y que su desempeño en la pantalla puede alcanzar un nivel medio realmente competitivo con los actores de otros países.

En cuanto a la actuación, también nos gustó Peggy Cordero, quien pudo haber dado aún mucho más, pero que no lo hizo por limitaciones de su propio personaje, una prostituta elegante, semi estriptisera, semi dama de compañía (de las que en Chile no existen) y por fallas de dirección.

Martorrell demostró que sus anteriores aciertos no fueron casualidad, sino que corresponden a un alto nivel de su trabajo.

Pero, creemos que lo más importante es señalar aquellos reparos que nos merece la cinta, ya que nuestras objeciones son fundamentales y tienen que ver con una concepción de la cinematografía nacional.

Creemos que el tema escogido, en sí no es malo. Sin embargo, lo importante en la obra no es la realidad misma, sino la forma en que ésta se refleja y trata. La realidad planteada en el film de Kramarenko no corresponde en absoluto a lo que ofrece el medio chileno.

Necesariamente al pensar en contrabandistas pensamos en los arrieros, por ejemplo, que hacen un contrabando de ganado por la cordillera. Pensamos en “Arriba en la cordillera”, canción de Patricio Manns, en donde la vista del contrabandista sí es vida, tangible y real.

Creemos que el camino de conciliación con las empresas comerciales, para lograr auspicio: viaje a Miami por LAN, baile supuestamente sexy de Peggy Cordero en el Tap Room, etc., es un camino falso en nuestra cinematografía.

Asimismo creemos que es falso el camino de búsqueda de un “internacionalismo” que signifique evadir nuestra propia realidad. Creemos que ese deseo de “parecer” internacionales tiene mucho que ver con parecer occidentales, lo que sacrifica la oportunidad de trabajar realmente con nuestra realidad, hasta lograr extraer de ella los elementos posibles de ser proyectados a otras realidades y hacer con ellos realmente internacional.

Finalmente, no quisiéramos dejar la oportunidad para insistir en la necesidad que definitivamente se tomen cartas en la búsqueda de posibilidades de producción cinematográfica chilena. Una distribuidora nacional, cooperativa de producción, subvenciones fiscales y trabajo en contacto con la televisión universitaria son caminos seguros hacia la cinematografía nacional.