Vimos en privado:
LA PRIMERA PELÍCULA CHILENA DE DIBUJOS ANIMADOS
La semana pasada fuimos invitados a la exhibición privada de la primera película chilena de dibujos animados, que han realizado Jaime Escudero y Carlos Trupp, asesorados por un grupo de entusiastas dibujantes universitarios.
Al ver esta película hay que despojarse de la calidad de criterio cinematográfico, para mirar con ojos benévolos este primer ensayo que se realiza en nuestro país, con el objeto de llevar a la realidad la industria que ha dado los más sonados triunfos a Walt Disney.
La película encierra una serie interminable de defectos. Se hizo un argumento casi infantil para presentar unas cuantas escenas de movimiento que no tienen más méritos que las de ser un ensayo casi de laboratorio para demostrar que en Chile puede hacerse “monos” animados en un corto plazo.
Los dibujos son débiles. Falta armonía en sus movimientos. Los personajes, aunque ingeniosos, resultados demasiados grotescos. Las fotografías débiles y la sincronización deficiente. Sólo la intervención del conjunto de “Los Quincheros” le da amenidad al film.
En resumen, se trata de una película de archivo, que no gustará al público. Es demasiado lenta y cansadora. Tiene el mérito de haber demostrado que en Chile, con elementos rudimentarios e inapropiados, puede hacer un dibujos animado, que todavía está muy lejos de igualarse a los del Pato Donald o la Laucha Mickey. La película debe guárdarse como un recuerdo. Nada más.
_____
Nota: El texto ha sido transcrito respetando la ortografía que presenta el artículo original.