La primera impresión que deja su estampa es que estaría más en su salsa ante la cámara y no detrás de ella. Y esto tiene su apoyo en la realidad, porque Sergio Riesenberg (31, soltero) fue actor de teatro desde los 17, llegando a ser galán de la última Compañía de Alejandro Flores a los 20.
Con relación al arte es también un hombre múltiple. Escritor –a punto de publicar una novela-, estudió periodismo y ganó un concurso de teatro con Cuando termina el verano. De allí pasó a la dirección de grupos aficionados de la U de Chile. Empezó después en TV, en la Universidad Católica “en busca de nuevos elementos para expresarse en imágenes”.
Luego fue director de teleteatros en Canal 9, poniendo en escena obras que iban del simbolismo de Las manos sucias, de Sartre, hasta la poesía del Zoo de cristal, de Williams, pasando por el modernismo de Sopa de pollo con cebada, de Wexler. También dirigió su propia obra: Ambiente de sombra dulce. Pero su mayor éxito “de público” fue la versión televisiva de Sacco y Vanzetti, de Rulli y Vincenzonni, en 1971.
El paso obligado de la TV al cine lo hizo con el documental Crónica de una victoria –una hora diez minutos-, que se incluye la síntesis de lo que ocurrió en el país desde el comienzo de la campaña presidencial hasta el triunfo de Allende. Este filme obtuvo el premio al “Mejor documental hecho para TV en 1970”, en el Festival del MIDDEF, Milán-1971.
Actualmente, además de hacer cortos publicitarios “para vivir”, es Director Artístico de la Corporación de Tv de la U de Chile –denominado “el canal de Boeninger”- organización académica autorizada por la universidad y que es el lado contrario y opuesto del tomado Canal 9.
Pero el hecho más espectacular de su nutrida carrera es haber realizado Gracia y el forastero, película nacional basada en el best seller de Guillermo Blanco, lo que motivó su conversación con ERCILLA.
Novela y cine
-¿Por qué ha llegado al cine, abandonando el teatro y la TV, medios en que se formó?
-No es un abandono. Es el proceso lógico para quienes desean comunicarse con imágenes. Buscando nuevos elementos, se pasa del teatro a la TV, y desde allí al cine.
-¿Por qué eligió Gracia y el forastero, y no Palomita Blanca?
-Porque, sin ofender a Lafourcade, hay que hablar de literatura y no de artículos comerciales. Palomita blanca no es representativa de nada. Gracia y el forastero sí lo es: una de las buenas novelas de nuestra literatura. Al leerla trasciende de ella la necesidad que tuvo Blanco de narrar esos hechos.
-¿El guión pertenece a Guillermo Blanco?
-No, es mío. Guillermo Blanco lo leyó y lo discutió conmigo. Sugirió algunas formas diferentes de solución a ciertas secuencias, explicaciones de parte de la novela que se transformaría en imágenes.
-¿Cómo se concretó la empresa de filmación?
-La empresa se denomina S.C.R., que corresponde a los apellidos de los tres socios: Sousa, Colodro y Riesenberg. Se eligió la novela y se formó el equipo técnico: Andrés Martorell (fotografía), Manuel Troni (sonido directo), Alberto Celeri y Esteban Dizner (productores), Olinto Taverna (compaginación), Nano Vicencio (música).
Nino y el Niño Raúl
-¿Y los actores extranjeros?
-Quisimos evitar el carácter localista del cine chileno, vicio en que ha caído ya sea por la temática o por los actores. Los de aquí no tienen “nombre” internacional. Quisimos abrir el cine chileno y conversamos con Pelmex, quienes sugirieron que lo más adecuado era la participación de figuras internacionales. Una vez que tuvimos el apoyo de los mexicanos para la distribución eventual, iniciamos las gestiones, usando el teléfono. En México, contactamos a Gustavo Rojo, Braulio Castillo, Ignacio López Tarso, Armando Calvo y otros. En Hollywood, a Fernando Lamas y Ricardo Montalbán. Hasta pensamos en Fernando Rey –actor bueñueliano-. Todos tenían compromisos, menos Rojo. Viajé a Argentina a contratar a Soledad Silveira, la mejor actriz joven de TV en el momento. Enzo Viena fue sugerido por la misma Pelmex.
-¿Presentó dificultades la dirección de estos actores?
-Al principio estaba nervioso. Con Soledad hubo mayores problemas, porque éramos amigos. Con Rojo, quien ha sido dirigido por los “grandes”, como Germi, Buñuel, Rossen, tuve una conversación y entendió definitivamente. Sin embargo, ¿cómo podía darle órdenes? Pero su profesionalismo y su calidad humana transformaron mi labor en una misión agradable. Igual sucedió con Enzo Viena.
-¿Y el elenco de intérpretes nacionales?
-Fueron elegidos de acuerdo al papel que se les encargaría. A Jaime Azócar –el forastero- costó un poco dirigirlo, dada su poca experiencia en cine. Los demás son todos actores profesionales: Jaime Celedón (hace el papel de un dueño de fundo), Leonardo Perucci, Domingo Tessier, Ana María Román, Yoya Martínez y Gloria Laso.
-¿Cómo se va a distribuir la película en Chile?
-Existe un contrato de distribución con Pelmex; Chile es sólo un país más entre 52. Convenía este sistema, porque es el canal de distribución mundial más grande. Sin embargo, le darán preferencia a Chile, y es posible que sea estrenada antes de septiembre en el país.
Chile Films
-¿Tuvo dificultades para rodar la película y para hacer la edición original?
-Se filmó durante el paro de octubre. Ventajas: pocos curiosos. Desventajas: país paralizado, que obligó, entre otras cosas, a comer sólo pollo durante 6 semanas. Para el proceso de regrabación sucedió algo que todavía no se explica claramente. Lo efectuábamos en Chile Films, pero no pudo terminarse. Esto sin que existan explicaciones de parte de los ejecutivos de la empresa estatal, que está obligada por ley a “prestar servicios”, no obstante haber solicitado reiteradas entrevistas. Tuvimos que terminar la película en Buenos Aires, lo que, a parte de las molestias y dilaciones, significó al país una sangría adicional en divisas (pasajes, laboratorio, honorarios). No se entiende por qué Chile Films optó por la negativa sin explicaciones. En suma: la regrabación se hizo en Buenos Aires y las copias finales se están haciendo en el laboratorio Gamma, de Emelco Chilena.
-¿Suscribió el Manifiesto de los cineastas de la UP?
-No, ni siquiera sé lo que es eso.
-¿Es fácil hacer cine en Chile?
-No es fácil, porque no se cuenta con los elementos necesarios. Si bien tenemos una ley que nos favorece, con las exportaciones Chile debe acudir a países con los cuales exista una carta de crédito abierta (con USA no la hay), y esos países no tienen materiales. Segundo: el arriendo de equipos. Uno tiene que adecuar sus planes de filmación a las disponibilidades de la empresa que presta los servicios. Sobre este particular, quiero dejar constancia que Emelco se portó muy bien con nosotros.
-¿Y los proyectos a corto plazo?
-Después de Gracia, hemos planificado la filmación de otro largometraje argumental. Estamos decidiendo entre Rito de adviento, del argentino Carlos Gené, teleteatro premiado en Mónaco, y la novela mía que será publicada en breve, En aquel tiempo, el verde, ambientada en Chile y Europa actuales. El ideal de nuestra empresa es tener en filmación tres o cuatro películas, simultáneamente. Estamos también por apoyar a la gente que quiera hacer cine y venga a nosotros.
Más que una historia de amor
La película nacional Gracia y el forastero es parecida, pero no exactamente igual a la novela en que se inspira. Para explicar lo que contiene el filme, el director Sergio Riesenberg expuso:
“La película sigue la línea argumental de la novela, salvo en una secuencia en que tuve que “abrir” el libro para explicar el carácter del padre del forastero (Gustavo Rojo). Esto era forzoso, pues había que transformar calificativos literarios (abúlico, triste, amargado) en imágenes cinematográficas; había que crear una situación determinada”.
Señala, asimismo, que la novela transcurre en 1940, y la película en 1972, año de la filmación (en octubre). Resumiendo el argumento, que es el mismo en el libro y en el filme, dice:
-Un contador viudo (Rojo) vive con su hijo (Jaime Azócar) en el campo, porque quiere mantenerlo en contacto con la naturaleza y rescatarlo de la contaminación de la ciudad. Un día llega al pueblo un ex compañero de colegio del padre, y el coronel Romero (Enzo Viena), con su hija Gracia (Soledad Sylveira). Los jóvenes se conocen y se enamoran. Los caracteres de los padres chocan, pues viven de acuerdo a valores diferentes. No obstante, las presiones del medio ambiente donde ha vivido y los requerimientos de un novio que ha venido a verla desde la ciudad, Gracia rompe los moldes tradicionales y asume su responsabilidad de amar.
Todo se desarrolla desde Llo-Lleo a Mirasol, en Cartagena, Isla Negra, El Tabo, El Quisco, Algarrobo. Especialmente Algarrobo y en colores. Según Riesenberg, “es algo más que una simple historia de amor”.
Por su parte, consultado por ERCILLA, el autor Guillermo Blanco deslindó responsabilidades: “Leí el guión y quedamos en juntarnos para afinar algunos aspectos, pero dada la rapidez de la filmación no hubo tiempo para ello”.
Las diferencias entre guión y novela podrá apreciarlas el espectador en tres meses más.