[Crónica] En el Teatro Variedades

En el Teatro Variedades

Continúa manteniéndose en nuestra sociedad el gusto por asistir a los espectáculos que ofrecen al público los biógrafos y cinematógrafos. Estos tiene la ventaja que a la vez deleitan, enseñan e instruyen, dando a conocer a aquellas personas que no han tenido la felicidad de conocer la Europa ni de admirar los centros de cultura y civilización en que se encuentra  en su grado más alto el progreso intelectual y material las principales ciudades, sus costumbres, sus modas de vivir, sus edificios, su arquitectura y en fin, todos aquellos detalles que constituyen la vida de los pueblos.

Anoche una numerosa concurrencia llenaba la sala del teatro Variedades. Los pabellones de los diferentes países que concurrieron a la exposición de París en 1900 y que se exhibieron en una de las secciones, gustaron mucho. Era aquello algo así como un rápido paseo por el mundo, los palacios de arquitecturas góticas, greco-romana, renacimiento, china, japonesa, etc., se sucedían unos tras otros encerrando las producciones de los países que representaban, y resguardados por individuos que vestían también el traje característico del país.

Mucho gustaron también las vistas de Santiago. La salida de la misa del Salvador fue aplaudida con entusiasmo, numerosas personas de nuestra primera sociedad se veían pasar sonrientes por el blanco lienzo en que se destacan las vistas, y al ser reconocidas por los espectadores eran saludadas con grandes aplausos y carcajadas. Es indudable que el único defecto del biógrafo es ser un tanto indiscreto: allí salieron a la luz pública algunas de las simpatías que existen entre nuestra juventud, y talvez mas de un espectador se sonrojo al verse destilar ante un público entero mirando con demasiada atención a alguna de las que con aire místico y envueltas en sus mantos abandonaban la iglesia.

La sesión de apertura de las Cámaras obtuvo también mucho éxito. Los personajes políticos son siempre tema de los chistes picantes de sus adversarios y es raro que haya alguno que no tenga en su vida alguna anécdota más o menos graciosa y que sea conocida por el público. Bien se comprenderá entre los asistentes al ver aparecer a cualquiera de nuestros políticos conversando gravemente con sus colegas y recordar las anécdotas que se le atribuyen.

Los intrusos y los curiosos juegan también en esta vista una papel importantísimo. Los hai que se asoman con una cara ávida de curiosidad; los hai que miran con una cara de admiración estúpida la más profunda y los hai que atraviesan el proscenio a todo correr por el temor a ser sorprendidos, y en medio de las carcajadas de la concurrencia que ya ha reconocido a algunas que pertenece a nuestro mundo social.

Gratísima impresión dejó en jeneral en el público este espectáculo ameno e instructivo a la vez.

Y a la salida del teatro se oían innumerables comentarios que si hubiera sido posible publicar lo habríamos hecho de buen grado.

Entre la concurrencia se encontraban las siguientes personas:

El señor ministro de la Arjentina, don José A. Terry y familia; familias Larraín Bulnes, Vial Sánchez, Nieto Espínola, Lira Ossa, Izquierdo Phillips, Ortúzar Ossa, Tocornal Cruchaga, señoras Vergara de Lira, Matte de Iñiguez, Herzl de Eyzaguirre, Brieba de Videla, Montes de Claro, Montes de Eyzaguirre, Montes de Pereira, Salas de Huneeus, Palma de Covarrubias.

Nota: El texto ha sido transcrito respetando la ortografía que presenta el artículo original.