Temuco, Chile
Oldenburg, Alemania
Su primer trabajo para el cine fue un encargo prestigioso: la música del documental del célebre realizador holandés Joris Ivens A Valparaíso, junto al francés Georges Delerue. El trabajo algo irregular (principalmente por el desapego del francés a las atmósferas de la película), no lo dejó completamente satisfecho, pero reincidiría en el cine gracias al cineasta Sergio Bravo, del departamento de Cine Experimental de la Universidad de Chile, en la que Becerra trabajaba. De la colaboración mutua destaca Láminas de Almahue, hermosa obra de singular estructura para la que Becerra compuso, con gran sensibilidad, una serie de temas variados de concentrada instrumentación, que se adherían perfectamente al mundo campesino del documental, que estaba mostrado como un cosmos regulado por leyes naturales, las que rítmicamente iban articulando el hacer humano. Un ejemplo entre creación y tradición como no se suelen ver a menudo en el cine chileno. Posteriormente insistiría en el cine con bastante frecuencia hasta que su designación como agregado cultural de la embajada chilena en Alemania del gobierno de la Unidad Popular lo alejara definitivamente del país. Después del golpe de estado ya no residiría más en Chile, pero continuaría con su trabajo académico y creativo con particular devoción.