Rostro famoso para el público chileno, que la identifica con las villanas de las telenovelas más populares que viene interpretando desde 1980, pero inclinada naturalmente a la comedia, esta actriz ha obtenido sus mayores triunfos en papeles dramáticos e incluso desgarradores, como el de la madre en "Viaje de un largo día hacia la noche" de O'Neill, que le valió el aplauso de la crítica. Con estudios en filosofía y artes plásticas, pero sin tener estudios formales en actuación, Gloria Münchmeyer ha sabido ir superándose a sí misma con un empeño y disciplina que parece provenirle de sus ancestros germanos. Y los logros han sido mayores si se tiene en cuenta que sus actuaciones en cine han marcado un antes y un después. Su rol en Imagen latente dura no más de siete memorables minutos, en los que ella relata con aparente distancia y control lo que ha sido su tortura en la parrilla eléctrica, pero resulta escalofriante por la extremada concentración y sensibilidad proyectadas por la actriz, en la que no existe el menor énfasis ni el menor desvío de la tensión dramática. Dos años después fue protagonista de La luna en el espejo de Silvio Caiozzi, película de larga y fatigosa gestación basada en un cuento de José Donoso. Su interpretación protagónica de una solterona en sus últimas ilusiones románticas es a todas luces destacable al ser capaz de otorgar matices a un personaje algo previsible y poco atractivo. Esto le permitiría obtener la Copa Volpi a la Mejor Actuación Femenina en el Festival de Venecia, la más alta distinción internacional que ha obtenido hasta ahora un intérprete chileno y que se viene a sumar a una larga lista de premios nacionales por su trabajo en teatro, cine y televisión.