Vulgar adefesio musical
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Ciao amore, ciao

Film en Eastmancolor de DIEGO SANTILLAN con Juan Ramón, Erika Wallner, Fresía Soto. Producción: Nestor Gafet, y José Daire, Argentina (Chile), 1968 Distribución: Continental Films.

Cines Bandera, Santiago, Normandie, Gran Avenida, Alesandri.

Mayores de 14 años.

* Vulgar adefesio musical

Se trata de la puesta en práctica de algunas concepciones, desde todo punto inaceptables, por su ramplonería y vulgaridad, y que no se justifican ni siquiera frente a un cine de consumo. Una trama destinada a insertar las canciones de algunos “cantantes” de moda, qu se basa en el sentimentalismo barato, en el golpe de efecto y en la truculencia del peor melodrama; una abundante dosis de cursilería y mal gusto, se suman a una realización ramplona, francamente torpe, propia de gente sin ningún oficio. A ello debe sumarse una técnica descuidada – Martorell y Younis compite a quien fotografía peor – incluso en el plano de la compaginación, donde la desincronización es casi constante, además de haber echado mano – por falta de material – a trozos que, al parecer, provienen de documentales (hay incluso uno filmado con sistema anamórfico) y que terminan por dar a este film el carácter de una verdadera estafa.

Y no escribimos estafa, en vano. Tal concepto frente a este film puede irradiarse en dos dimensiones: una, el film como tal: execrable bodrio; y otra, en el terreno de su producción. Se trata de una co-producción Argentina-Chile, y se exhibe con las garantías de un film nacional (devolución de impuestos). Pero, lo que en el fondo hay, es un film argentino (del peor cine argentino, naturalmente) en el que se han insertado artificialmente algunas figuras chilenas, y algunos trozos filmados en Chile, y por cierto algo de dinero. Si se define a la co-producción como un hecho industrial es decir, una participación racional de trabajo, de técnica (laboratorios, sonido) de ambos países, y debidamente equilibrada, este film, y la forma en que se está exhibiendo, constituyen una verdadera estafa. Y el más perjudicado, es el cine nacional.

No queremos otra cosa, al plantear estos hecho, que llamar la atención de aquel sector de la autoridad que debe controlar estos asuntos.