Valparaíso mi amor (Crítica)
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Estoy plenamente consciente de las dificultades que debe enfrentar un filme nacional para atraer público, compitiendo con lo mejor de la producción cinematográfica mundial, porque, como es natural, las películas importadas son ya una selección y los medios para hacer cine en casa, limitados. 

Los italianos después de la última guerra, lograron el milagro del neorrealismo, supliendo con imaginación lo que el país empobrecido no podía darles; pero Italia tiene una tradición artística y un material humano dúctil para hacer buen cine. Chile también ha logrado filmes de calidad como “Morir un poco” y, aunque a muchos parezca un disparate, “Ayúdeme Ud. Compadre”. Entre nosotros la pasión política no sólo ha ofuscado la crítica sino también en algunos casos, ha mutilado la capacidad creadora de los artistas. Se desea dar “una lección política”, o bien se espera una “lección moral”. Esto es prostituir el arte. Las fábulas con moraleja, en la medida en que son obras de arte, tienen derecho a sobrevivir. Una película, no por le hecho de entregar una visión realista de la vida, es buen cine, como tampoco la abundancia de desnudos es garantía de calidad. 

No importa que “Valparaíso, mi amor” entregue un aspecto negativo de nuestra ciudad, indiscutiblemente auténtico… también con dicho material puede crearse una buena película. ¿Qué pretendieron sus creadores?… ¿Lograr un “Valparaíso, mi amor…” o bien “¡Valparaíso, mi amor!”.

Me explico: “Valparaíso, mi amor…” apenas susurrado y dicho con nostalgia es una añoranza de algo que fue, pero que ya no es. La película sería entonces, una “denuncia”, un “Yo acuso…” Como anuncia el filme del Dr. Aldo Francia es tímido, carece de contrastes; allí no hay “malos”, la gente rica es generosa, le tiende la mano al niño, el cual parece como un malagradecido. En el filme que comentamos los ricos podrán ser tontos, pero no se les presentó como malos. Los pobres en cambio, no se ven tan “buenos”. ¿Qué hubiera ocurrido si el padre, no fuese encarcelado? ¿Habrían sido mejores los hijos? En la película, más que nada por ocio los vemos convertirse en ladrones o prostituta; reúnen dinero para ir al cine y accidentalmente para remedios.

¿Puede ser considerada como DENUNCIA AUDAZ una cámara que no es bisturí, que no hace sangrar, tímida y casta, hasta en la escena de la seducción? ¿Era su preocupación preponderante la denuncia, o el no ser clasificada como película para mayores de 21 años, ya que necesariamente esto último importaría una ganancia inferior?…

Algo así como gritar: ¡Revolución, Revolución, pero al 35% de interés!

¿Será entonces: “¡Valparaíso, mi amor!”, un grito apasionado, ardiente, estremecido?, ¿Se aman en él los vicios, las injusticias sociales, la miseria, la prostitución? (No vemos otra cosa en la película) ¿Cómo entender entonces esa dedicatoria final al padre que le ha dado la felicidad de nacer en Valparaíso? ¿Masoquismo?

No podemos hablar fielmente de Valparaíso sin que el mar se haga presente ¿Qué es lo que hace a Valparaíso: sus prostitutas o el marque tranquilo te baña?… Pueden ser ambas cosas, pero nunca sólo la primera. 

Conclusión: El guion no fue pensado como un todo armónico. No supo sacársele partido al tema. Traicionó a sus autores la claridad y la belleza de su fotografía en detrimento del argumento. 

¡Cuántas veces se elige el camino más largo para llegar a un punto! Ejemplo: para transportarnos al cementerio la cámara enfoca un ascensor de allí pasa a un cielo por el que vemos subir lentamente el cerro del cementerio hasta cubrir la pantalla. (El mismo efecto pudo lograrse por un camino más corto). Además, la reiteración de tomas hace monótono el filme, como ser la secuencia larguísima en que la cámara sigue al padre cuando ingresa a la cárcel. 

Se abusa de la voz en off, dando la impresión de que el director está inseguro de la calidad interpretativa de sus artistas. Casi nunca los enfrenta en primeros planos, y cuando lo hace (especialmente con el hijo del ladrón) el sonido está mal sincronizado como si otra vez escucháramos en castellano al león de la Metro. En la selección de voces se abusó del timbre agudo (Carabineros, cantante, etc,). Echamos de menos voces graves como en un buen concierto necesitamos escuchar el contrabajo. La primera secuencia tiene ritmo. Están bien los policías y las tomas de persecución en Quebrada Verde. La llegada del periodista tiene humor y fluye natural. Hay un movimiento de cámara de gran calidad: Cuando es atrapado el último muchacho por los policías y con un leve desplazamiento se logra una panorámica del Gran Ausente con la sobreimpresión del título de la película. 

¿Por qué no se usaron nuevas tomas con el pequeño que lucía tan espontáneo?

La música de Becerra…

Pero voy a dejar inconclusa esta crítica como lo está el final de la película. Si Ud. Tuvo que aceptarlo en la butaca del cinematógrafo le ruego que no se ofenda mientras..’