Una película buena: “LA FRUTA MORDIDA” .– (Producción Carlos Gallart.)
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Se necesitaba, parece, que los franceses –siempre cuidadoso del aspecto artístico de todas sus labores– viniesen a realizar una película en Chile para que resaltara con toda su belleza el paisaje chileno. Ese es el punto más digno de destacarse en esta película, cuyos principales méritos residen en la belleza fotográfica, en la propiedad de sus decorados y en la acuciosa realización técnica. Con eso podemos decir que “La Fruta Mordida” es una película de calidad en todo lo que a presentación se refiere.

El argumento es débil, y la dirección no supo imprimirle la emoción o el suspenso que pudieran mantener vibrante la atención del espectador. Es un pasaje de la vida campesina en el cual no sucede nada imprevisto. Los acontecimientos transcurren tal como lo podría suponer el espectador. Un muchacho culto, francés, se enamora de una jovencita humilde que fue recogida, siendo una criatura, por un inquilino que luego la ama con una pasión contenida y secreta. Pero el idilio entre los jóvenes ha nacido y el humilde enamorado debe tragarse su angustia. El amor de los muchachos encuentra una implacable enemiga en la madre del protagonista. La anciana se vale de toda clase de astucias para interceptar el noviazgo, y cuanta con la ayuda de una joven francesa a quien su hijo amara en otros tiempos en París. Eso es todo. El desenlace no tiene nada de original, y el espectador abandona la sala satisfecho de la belleza del espectáculo fotográfico, pero sin que el tema haya influido en su emoción. Muy buena la interpretación de Nora Gregor y Squinquel. Buena la de Jacqueline Made. Apenas regular las de Robert Darene y Catherine Moissan. Dirección débil de Jacques Remy. Muy buena fotografía de Hugo Chiesa y Ricardo Younis. Excelentes decorados de Jean Bravura. Bonito fondo musical.