Tito Davison declara: «El cine chileno, de hecho, aun no existe. En el futuro haré películas para satisfacer a la llamada «Crítica Seria»
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LA semana pasada el director cinematográfico Tito Davison viajó a Buenos Aires. Allí se realizará todo el proceso de elaboración de su película «Más Allá de Pipilco«, nombre definitivo del film que. originalmente, se llamó «El Candidato González».

Después de un par de meses en esa ciudad, regresará a Chile con su película bajo el brazo, para preparar su estreno oficial en los días de fiestas patrias.

Los puntos de vista de Tito Davlson respecto a la cinematografía actual  tienen  gran interés.

Davison es, como se sabe, un antiguo y prestigioso cinematografista, cuya carrera se ha desarrollado en Estados Unidos y México. En este último país ha realizado buena parte de su labor con comedias como: «El Embajador» y «El Baño de Afrodita», con Luis Sandrini, «Yo Quiero ser Artista», con Adalberto Martínez (‘Resortes»); «La Dulce Enemiga», con Sylvia Pinal; «La Mujer que no tuvo infancia», con Libertad Lamarque y Pedro Armendárlz; «Curvas Peligrosas», con Leonora Amar y Juan Carlos Cores; «El Caso de la Mujer Asesinadita». con Jorge Mistral y Gloria Marín, etc. PREFIERO EL  DRAMA…

—¿Dónde se siente más fuerte, en el drama o en la comedia?

—En el drama, cuya realización no ofrece tantos obstáculos… Sin embargo en el futuro espero sentirme más fuerte en la comedia… que es más difícil.

—¿Qué impresión personal le dejó su película «El Burócrata González«?…

—Quedé muy satisfecho, porque creo que cumplió su misión de «entretener». Como película en sí, satisfecho «a medias». Es interesante anotar que de cada diez personas que vieron «El Burócrata González«, a nueve divirtió…, y sólo una salió echando chispas… Es difícil contentar al ciento por ciento… LOS PUNTOS  SOBRE LAS ÍES…

—Se dice en ciertos circuitos críticos, Tito, que usted estaría haciendo (o fomentando) precisamente aquel tipo de películas ultra-comerciales y esto ayuda a que se diga que en Chile no se hace un cine de buena calidad artística…, o, simplemente, no se hace cine. ¿Qué respondería usted a esto?

—Roma no se construyó en un día… Los riesgos que corremos, tanto mi asociado, el señor Guillermo Carter, como yo, son grandes… Por ello, en nuestro primer plan de producción continuada, contemplamos la realización de este tipo de «películas de entretención». La inquietud de los críticos, lógicamente, me preocupa y espero satisfacerlos en un futuro no muy lejano…

«No hay que  olvidar que primero es  necesario «imponer», no sólo en Chile, sino también en el extranjero, nuestro cine. A ellos me permito decirles que es mi mayor aspiración realizar grandes producciones con auténtica calidad artística… Tal vez no sean éxitos comerciales, pero me permitirá demostrar, ante el mundo entero, que Chile sí puede hacer también ese tipo de cine… Repito: ¡Tiempo al tiempo!…

LOS  PROBLEMAS  DEL CINE NACIONAL

—¿En su concepto, cuáles son los principales escollos con que tiene que luchar en la actualidad el cine chileno?…

—El cine chileno, de hecho, no existe todavía… A través de los años se han venido haciendo toda clase de intentos, pero nunca ha existido un cine chileno estable…

«¿Sus principales escollos?… Hasta hoy. la falta de equipos que permitan la finalización total de una película… Igualmente la dificultad para internar material virgen e implementos técnicos, cuyos costos son en Chile los más altos del mundo…

«En cualquier país, el material virgen está considerado artículo de primera necesidad y aquí está catalogado como «suntuario»… Y por último, los impuestos que gravan al cine nacional, que sobrepasan el 20 por ciento, cuando el más alto impuesto que grava en otros países a las películas nacionales o extranjeras llega sólo a un 15 por ciento.

HAY QUE SACAR ESA LEY…

—¿Qué haría usted si fuera Gobierno, en favor del cine nacional?

—Acogería con el mayor entusiasmo el Proyecto de Ley que patrocina DIPROCINE, la entidad chilena que asocia a todos los cinematografistas y que contempla la reversión al productor de los impuestos, como medida de fomento a la producción de largo metraje. También se contempla una disminución considerable de los derechos de importación a la película virgen e implementos fílmicos exclusivos para el largo metraje.

«Esto último es muy importante, porque en las actuales condiciones y con escasos 400 cines en la República, no se recuperan los costos de producción. Estos oscilan entre los 150 y los 250 millones de pesos, sin la intervención de figuras artísticas extranjeras que, lógicamente,  aumentan dichos costos.

—¿Cree posible que el cine chileno pueda surgir en un futuro inmediato y llegar a realizar una labor tan próspera y continuada como lo hizo años atrás?

—Sí —responde Tito Davison—. Pero antes que todo, creo que al actual Gobierno tiene la palabra. Con esa Ley de Fomento y Protección al cine chileno, lo lograremos.

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