Se estrena «Soy niño», aclamado y sensible documental sobre la transición de género
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Soy Niño tuvo su estreno mundial el año pasado en el prestigioso Festival de Cine Latinoamericano de Toulouse, en Francia. Luego, tras recorrer otros certámenes importantes como Gijón, llegó al Festival Internacional de Cine de Valdivia, donde fue recibido con emoción y entusiasmo. Ahora, se abrirá a nuevas audiencias. El documental dirigido por Lorena Zilleruelo se estrenará en salas de Santiago y de otras regiones desde el 13 de abril.

La película sigue a Bastián, un joven trans que tiene que enfrentarse a una época compleja de la vida: la adolescencia. Esta se hace aún más difícil cuando tiene que poner todo su empeño en afirmar su individualidad. De los 12 a los 18, Bastián es filmado por su querida prima Lorena, que capta cada atisbo de intimidad y las invariables dificultades del proceso. La audiencia es testigo de cómo los obstáculos sociales y económicos pueden poner en peligro la transición de Bastián.

Soy Niño comienza con grabaciones caseras registradas por la familia y se extiende a un retrato en elipsis –la directora vive en Francia y viaja a Chile una vez al año–, que va mostrando el proceso de Bastián y las luchas que debe emprender para concretar su objetivo. Se trata de un filme sobre la identidad y los prejuicios.

Soy Niño nació como un proyecto de videoarte. Lorena Zilleruelo es artista visual y trabaja sobre todo el medio del video.

“En 2013 tuve a mi hija y, en ese mismo momento, mi primo cambió su nombre social en redes. Ahí es cuando empieza un cuestionamiento en la familia, para saber qué estaba pasando con él. Y como vivo en Francia, estaba yendo y volviendo a Chile. Él me dice que ahora él es un niño y me explica que siempre se ha sentido así. Rápidamente pienso que quiero acompañarlo, que me gustaría poder interrogarnos los dos; él y yo”, cuenta la cineasta.

“Tratando de entender y con ganas de seguirlo, le propongo filmarlo. Es ahí donde nuestros dos deseos se juntan. No calculé el tiempo que podía pasar en todo este proceso. Para mí era algo que estaba pasando en transformación, y que era interesante tal vez dejarle a él un testimonio de ese periodo. Él quiso hacerlo inmediatamente”, expresa.

Y añade que “me contó en ese momento que uno de sus pilares de ayuda y de apoyo, antes de que él hablara con sus padres, habían sido los testimonios que había encontrado en las redes, en YouTube, entre otras. Él pensaba que era muy importante que alguien que ya haya pasado por el proceso, o que esté en ese proceso, pueda dirigirse a los chicos y chicas que se están preguntando acerca de cómo puede ser un proceso de cambio de género”.

La motivación que llevó a la directora a abordar este tema y esta historia, fue en principio la idea de trabajar sobre el cuerpo.

“Quería entender por qué a mi primo este cuerpo le dolía tanto, y qué significaba tener un cuerpo que no está en acuerdo con lo que uno siente. Me di cuenta rápidamente que esta pregunta, que a él lo lleva a un trabajo de transición, también lleva a la familia alrededor de él en esta transición”, analiza.

Asimismo, Zilleruelo narra que “con el tiempo, me doy cuenta que finalmente transitamos todos juntos, entendiendo, conociendo del tema. También abriéndonos a preguntas, a dudas. A acostumbrarnos a cambiar el nombre de alguien, a llamarlo de otra forma. Me di cuenta de que esta historia no era sólo su historia, era también una historia de nuestra familia”.

“En el tiempo que empezó a pasar, con un total de seis años de filmación, me di cuenta que era importante transmitirlo, porque ha sido un proceso en el que él ha estado muy acompañado de sus padres. Sus padres también mutaron y se dedicaron a trabajar acerca de este tema, creando una fundación para venir en ayuda a otros padres que necesitan información sobre lo que es un cambio de género de un menor o un adolescente. A ellos les costó mucho encontrar información, y con todo eso que recopilaron, y la experiencia, y sus vivencias armaron esta fundación (“Juntos Contigo“)”, narra.

Que las personas trans puedan tener todo el apoyo de su familia y la sociedad es muy importante para su salud mental, explica la cineasta, siendo esta otra motivación para producir el documental.

En ese sentido, Lorena Zilleruelo afirma que “se habla mucho del suicidio y de dificultades tremendas que pueden tener las personas trans. Claro, por supuesto, porque la parte social es muy fuerte. Creo que es muy importante el apoyo y creo que en esta película es lo que he querido demostrar. Bastián, con todo ese apoyo y ese cariño de su familia y de su núcleo, se ha convertido en una persona realizada, que está feliz de vivir. Eso no es fácil cuando uno no tiene el cuerpo que va en acuerdo con lo que siente”.

“El público se va a encontrar con una película muy íntima. Es un viaje a través de la vida de Bastián, y también de una familia muy normal, chilena, donde hay escenas cotidianas, escenas de familia, escenas de encuentros. También hay momentos de Bastián, de su crecimiento, de cómo va pasando el tiempo”, apunta.

Soy Niño es también un análisis del país y sus transformaciones. “Creo que en Chile ha habido un avance bastante significativo con respecto a la tolerancia de la identidad de género”, señala la directora.

Los avances incluso se han dado en materia legislativa, algo que la familia no se esperaba: “Cuando nosotros empezamos a filmar, las primeras conversaciones que yo tuve con el papá de Bastián eran bastante poco positivas. Hubo un tiempo en que nos decíamos ‘bueno, de todas maneras, nunca habrá ley de identidad de género’, y unos años más tarde, la había. No teníamos mucha esperanza de que las cosas se desarrollaran y avanzaran como han avanzado”.

“Hay mucho por hacer todavía, pero en todo el mundo; no es sólo en Chile. Desde que estoy mostrando la película en diversos festivales, he viajado muchísimo. Y en diferentes países y ciudades, siempre se constata lo mismo: de que falta mucho para tener una tolerancia que sea de un nivel más justo. Hay todavía mucha intolerancia, pero yo tengo bastante confianza en las generaciones jóvenes. Justamente en el público de este documental hemos podido ver a personas de menos de 25 años, o entre 18, 20 o 25. El discurso es completamente otro”, recalca Lorena Zilleruelo.

Y asegura que “estamos acostumbrados a ver películas y documentales de personas trans que sufren mucho en la transición. Sobre todo por todo lo que tiene que ver con el círculo afectivo: que no tolera, que no acepta, que no apoya, lamentablemente. Yo creo que este documental tiene esa gran diferencia, en la que Bastián ha tenido la suerte de estar muy acompañado”.