Satisface el planteamiento del tema, porque ofrece unidad en el corte y en la realización. Se logró, en realidad, hilvanar la secuencia del drama de Victoriano Sardou, toda vez que su “Fedora” ha cambiado de nombre; pero solo se quedó en esfuerzo, en promesa, la interpretación. Contrastan los personajes fundamentales: Mario Gaete, el Conde Loris, parece hijo de Mecha Ortiz; ella convence a ratos, cuando se desprende del galán; ambos no logran imprimirles la emotividad requerida a las escenas pasionales, y el drama, que tiene exaltaciones de tragedia clásica, pierde así toda su fuerza esencial. Del resto del elenco, solo Elsa del Campillo, grácil y sugestiva; Froilán Varela, Raúl del Valle, Ricardo Moller, que actúa más por presencia, y el niño que aparece en las primeras escenas, están a tono con la responsabilidad de sus papeles. Esperábamos más de Adelqui Millar, realizador de “La Carga de los Valientes” y “Oro en la Mano”, dos de sus éxitos más significativos para el cine sudamericano. Parece que aquí, en “Tormenta en el Alma”, está fuera de los conjuntos de su especialidad.