Actor. Junto con su hermano Eugenio, cumple una labor en el cine chileno de la década de los cuarenta, pero destaca sobre todo por su dilatada trayectoria como cantante, autor y actor teatral, aparte de su labor en la actividad gremial de los artistas teatrales. En reconocimiento de todo ello, el Gobierno  de Chile le concede en 1946 la  Orden al Mérito. De familia numerosa y de escasos recursos, trabaja de niño en su ciudad natal en la fábrica de  chocolates El Gallo. Su propietario Demetrio Baronti, con más vocación de artista que de  comerciante, forma una compañía  infantil de teatro y de zarzuelas, a la que se integra Rogel con sus hermanos, recorriendo Lima y otras ciudades con singular éxito. Así, llegan un 28 de julio de 1904, al puerto chileno de Iquique. El éxito los acompaña, pero cuando la suerte se hace esquiva, el grupo se disuelve, el clan Retes retorna a Lima, pero regresa a Chile en 1909 para radicarse definitivamente en el país. Rogel se inclina  en sus comienzos por la autoría de sainetes y comedias breves. Su debut como autor lo hace  en el puerto nortino de Mejillones con la pieza De todo un poco (1909). Luego se traslada a Santiago donde estrena La Maiga (1912), y luego la comedia Los Copihues (1914). Hacia los  años  veinte, como actor y cantante, se incorpora a la reputada compañía de zarzuelas  de Vicente Jarque, para posteriormente dirigir su propia compañía de revistas con las hermanas Arozemena, artistas de gran popularidad.. En 1929 se incorpora al elenco  de actores  de Alejandro Flores, pero sin dejar de escribir  sus propios sainetes y juguetes cómicos. Hombre versátil, el cine también  forma parte de sus inquietudes, aunque  lamentablemente  incursiona en películas juzgadas por la crítica como no muy afortunadas. Son los casos  de Las apariencias  engañan (1940), de Víctor  Alvarez, donde juega  un rol protagónico, al igual que en Amanecer  de esperanzas (1941), del muy joven director Miguel Frank. No mejor  suerte tienen la película de crítica social, Barrio azul (1941), de René Olivares, y la comedia Verdejo gobierna en Villaflor  (1942), de Pablo Petrowitsch, la  que continúa la zaga de Verdejo gasta un millón, (1941), pero sin repetir el suceso alcanzado por  la película de Eugenio de Liguoro. Este director le confía un papel importante en Tú eres mi marido (1943), que logra una buena acogida en el  público. Retes da con esta películas por concluida su incursión en el cine y se vuelca a sus actividades teatrales, y a otra empresa  fundamental para él : su trabajo sindical. Junto con Carlos Cariola  y Gustavo Campaña se dedica de lleno a la organización de actores y autores, siendo  los artífices de la creación de una sala propia e la Sociedad de Autores Teatrales de Chile. Cuya dirección integra entre los años 1949 y 1962. En 1956 escribe sus memorias, Anécdotas teatrales (1956), y en 1963 retorna al  Perú, donde lo sorprende la muerte, mientras intenta activar la organización gremial de actores y autores peruanos. Aunque Perú es su país natal, las raíces echadas en Chile son sin embargo más fuertes, en virtud de sus más de cincuenta años de labor en éste. Sus restos son por esto trasladados a su patria de  adopción.

(Eliana Jara, extraído del "Diccionario del Cine Iberoamericano"; SGAE, 2011)