Documentalista y director de fotografía del cine mudo, y técnico de sonido del cine parlante. Nace en el seno de una familia francesa establecida en Iquique. Surge, muy joven, su afición por la fotografía, primero, y luego  por el cine. Sus primeros trabajos los realiza en la ciudad de Antofagasta donde presenta el mismo año Actualidades antofagastinas (1921)y el documental La jura de la bandera. Se traslada tiempo después a Santiago e instala su propia empresa de servicios cinematográficos, la René Film y produce, además de ser responsable de la  fotografía, El caso GB, (1925),  película dirigida por Alberto Santana, la cual es bastante mal recibida por la crítica especializada. Cumple una función similar en Tristán Machuca (1926), obra teatral de Luis Rojas Fernández y llevada al cine por Luis Rojas Gallardo, que pasa  casi inadvertida. Nicanor de la Sotta dirige ese mismo año Juventud , amor y pecado, y lo invita a integrarse al equipo como técnico. Berthelon vuelve luego a Antofagasta, ciudad nortina que se encuentra empeñada en establecer una industria cinematográfica,“un segundo Hollywood”, según anuncian algunos entusiastas soñadores. Se hace cargo de  Madre sin saberlo, (1926), de Antonio Fernández, que entre sus  mejores logros se halla el haber descubierto a la actriz Elsa Masriera, la cual tendría en pleno sonoro una destacada actuación en México y Argentina con el nombre de Alicia Barrie. Filma también algunos documentales y cortos de actualidades. También interviene  en la película En la ciudad del oro blanco (1927), de Juan Abbá, que recibe una sugestiva y violenta andanada crítica del diario El Mercurio. Al año siguiente la empresa Cine Consorcio lo contrata como director de fotografía de Vergüenza, dirigida por Juan Pérez Berrocal. Retorna a Santiago y  participa en Un viejo amor de Piet van Ravenstein, película que incorpora una novedad: los cantantes intervienen personalmente  mientras se proyectan las imágenes  mudas. Es convocado de nuevo por  Nicanor de la Sota para filmar A las armas, pero el realizador muere, y es el propio Berthelon quien logra terminarla varios años después en 1934, cuando el sonoro se ha está ya plenamente implantado; la película pasa sin pena ni gloria. El año 29 participa por última vez en un film mudo, Le envenenadora, dirigida por Rosario Rodríguez de la Serna; adaptción de la novela El caballero audaz, de Paul d’Agraimont, un conocido folletinista, Berthelon se encarga de la parte técnica y de la escritura del guión. La película pasa casi inadvertida, un fracaso similar al de la mayoría de las producciones nacionales. En los años siguientes sobreviene en el país una fuerte crisis económica y la industria cinematográfica se paraliza. Viaja a Buenos Aires y se inscribe en la escuela Técnica de Sonido, Acrania Hassein y a su vuelta Chile en 1939 instala sus propios estudios, la Chile Sono Film. Se hace cargo de la parte sonoray de la fotografía de Hombres del sur, de Juan Pérez Berrocal. Técnico múltiple e infatigable, se ocupa del sonido de la película de René Olivares El último día de invierno, y junto con Gregorio Pardo realiza una versión sonorizada del clásico del cine mudo El Húsar de la muerte, de Pedro Sienna. No prospera en cambio el intento de hacer lo mismo con otro gran éxito del cine silente criollo, Golondrina,de Nicanor de la Sota. Berthelon ha ido entretanto creando un banco de imágenes de distintos asuntos, y adquirido varias películas del cine mudo, con todo lo cual organiza una pequeña  filmoteca en su casa estudio. La muerte lo sorprende tempranamente y el archivo desaparece, perdiéndose una buena parte del  patrimonio fílmico nacional.

(Por Eliana Jara D., extraído del "Diccionario del Cine Iberoamericano"; SGAE, 2011)