Actriz. Estudia actuación en el Teatro de la Casa y en la escuela de Fernando González; se incorpora luego a la actividad escénica y forma parte de un grupo de actores, dramaturgos y directores jóvenes, cuyo trabajo da su sello a las nuevas tendencias teatrales chilenas de los años ochenta. Se integra a quienes encabezan una generación de artistas que denuncian las acciones de represión cultural de la dictadura y reivindican las libertades públicas, manejando los códigos artísticos. Por su atractivo físico, su talento  y su audacia y valentía se convierte en una figura emblemática de la vanguardia artística y de la resistencia cultural de los años ochenta Por esos años trabaja con el director Vicente Ruiz y su compañía de teatro experimental El bufón negro, formando una dupla que escandaliza al conservadurismo nacional con sus diversos trabajos. En el Museo de Bellas Artes realiza una performance a beneficio de los enfermos de Sida que le originan violentos ataques de personeros y miembros de la ultraderecha, al aparecer la actriz en escena desnuda y envuelta con la bandera nacional. En 1988 crea el grupo multimedial “Cleopatras”,integrado por jóvenes actrices y músicos. Con la llegada de la democracia se convierte en líder de opinión y participa abiertamente en campañas por la libertad de expresión, derechos juveniles y de la mujer, promoviendo la participación ciudadana, el  pluralismo y la secularización en la sociedad chilena. Participa en diversos movimientos, como el MUAC (Movimiento Universal Anti Censura) y TVtabú que lucha por la democratización y el pluralismo de la televisión pública. Se desempeña como vicepresidenta de Chileactores y activista en favor de los derechos de las minorías étnicas y sexuales. A partir de 1992 trabaja en televisión, figurando como protagonista en numerosas teleseries de éxito (Trampas y caretas, Estúpido cupido, Sucupira y Aquelarre, entre otras), y otros espacios dramáticos. Cumple también una activa participación en teatro, bajo la dirección de Alejandro Goic, en obras del dramaturgo y cineasta Benjamín Galemiri. Aparece por primera vez en cine 1987 en la película Sussi, de Gonzalo Justiniano, con quien trabaja de nuevo en Caluga o menta, desempeñando el papel de una oscura chica de clase alta, uno de sus papeles más recordados, junto con el de la joven madre soltera violada por su padre en El chacotero sentimental, film de Cristián Galaz y uno de los mayores éxitos de público en la historia del cine chileno. Ha trabajado también en algunos telefilms, entre ellos, en Cinco marineros y un ataúd, adaptación de Miguel Littin de un cuento de Francisco Coloane, y en La chica del Crillón, de Alberto Daiber, basado en la conocida novela de Joaquín Edwards Bello. Durante el gobierno de Ricardo Lagos, opta por la participación activa en política y es designada Agregada Cultural en la embajada de Chile en Italia.

(Víctor Briceño, extraído del "Diccionario del Cine Iberoamericano"; SGAE, 2011)