Documentalista, productora, guionista, y actriz teatral y cinematográfica. En su labor en el cine aparece fuertemente ligada con Jorge di Lauro, su compañero por más de cuarenta años. Con un amplio abanico de intereses culturales, fue también escultora, bailarina y  dibujante. Procede de una familia acomodada de ascendencia yugoslava, que abandona Antofagasta para trasladarse a Santiago poco tiempo después del nacimiento de Nieves. Estudia inicialmente en el exclusivo Santiago College, pero cuando cumple doce años viaja con su familia a Europa, donde permanece desde 1928 hasta 1942. Estudia Bellas Artes en Brighton, Inglaterra, y danza clásica en la Real Academia de Zagreb, Yugoslavia, país donde se gradúa también en sociología y psicología. De regreso a Chile, a comienzos del 43, participa en variadas actividades: diseño y radiotelefonía, pero sobre todo en teatro, integrando el equipo fundador del Teatro Experimental de la Universidad de Chile. Es llamada por la naciente productora estatal Chile Films para actuar en  una serie de películas. En Romance de medio  siglo (1944)  del argentino Luis Moglia Barth, encarna el papel de una antipática solterona, logrando el reconocimiento de la crítica, que ve en ella una promesa como actriz. Ha adoptado para entonces el sobrenombre de Nieves Yanko, con el que figura en todas sus actuaciones. La consagración le llega con La amarga verdad (1944), de Carlos Borcosque, y sus cualidades se confirman al año siguiente con El Padre Pitillo. En 1946 contrae matrimonio con George di Lauro, quien había  llegado desde Argentina contratado por  Chile Films como ingeniero de sonido. Abandona por un  tiempo la actuación y se desempeña como asistente del director Carlos Hugo Christensen en La dama de la muerte. En 1949 retoma su trabajo de  actriz, aunque en un rol secundario, en el folletín El paso maldito de Fred Matter, y tres  años después, cuando el director francés Pierre Chenal viene a filmar  a Chile, trabaja de  asistente de dirección en sus películas El ídolo y Confesión al amanecer. A partir de ese año, junto con su marido –que ya había filmado antes de formar pareja cinematográfica con ella, un par de documentales--, inicia una importante carrera como documentalista.   inscribiéndose algunas de sus obras dentro de las producciones más logradas del género  El primer documental realizado en 1958 entre ambos, Andacollo, recibe una media docena de premios importantes, convirtiéndose en la primera producción chilena del género que concita una preocupación seria de la crítica y del público. El cine significa para la pareja di Lauro-Yankovic, de profundas convicciones cristianas y unidos por una gran afinidad artística, un acercamiento emocional a su entorno y un vehículo que reúne una doble visión ética y antropológica. Dentro de  esta concepción se encuadra la mayor parte  de su trabajo. Según el crítico José Román, las imágenes de Andacollo, “permanecen como una lección de inspirada aproximación a una realidad cultural y popular, caracterizada por el recogimiento, el respeto y el amor”. No menos elocuente es su juicio sobre los otros documentales, en los que “prosigue ese discurso visual sobre el  hombre caracterizado por una mirada diáfana y sostenidaque busca revelar lo esencial”. A una línea de mayor compromiso político y social responden sus últimos films, Operación sitio y Obreros campesinos. En su rol de documentalista, Nieves –que ha recuperado su apellido original de Yankovic-- además de la dirección compartida, asume la producción, locución y redacción de los textos. La actividad de la pareja tiene un abrupto final. El golpe de Estado de  1973, que provoca el quiebre de la  producción cinematográfica en el país, significa para ellos –así como para tantos otros-- el fin de sus actividades como realizadores. Se ven obligados a buscar otro destino, que encuentran principalmente en la docencia. Ella suele decir sobre su nueva actividad, que persigue “la santificación del oficio”, desechando la simple entrega de información. Antes que el dominio de la técnica está para ella el conocimiento del ser humano.  

(Eliana Jara, extraído del "Diccionario del Cine Iberoamericano"; SGAE, 2011)