Actor. El año 2002 fue elegido en Chile como “El mejor actor chileno del siglo XX”, distinción que le fue acordada pensando sobre todo en su brillante presencia en el cine nacional e internacional. Como muchos otros intérpretes, una parte importante de su trayectoria se ha desarrollado, sin embargo, en la actividad teatral. Ha trabajado en alrededor de sesenta obras, y su inicio en las tablas se remonta a los trece años, cuando participa en uno de los elencos de provincia llamados “teatros experimentales” que Enrique Gajardo dirigía con grupos de aficionados bajo la tuición del Teatro Experimental de la Universidad de Chile. Más adelante se incorpora a la Escuela de Teatro de la Universidad donde estudia durante tres años. En el período siguiente trabaja, inicialmente, en el teatro de la Universidad de Concepción, donde durante un tiempo comparte la escena con intérpretes que luego adquirirán también notoriedad nacional, como Shenda Román, Jaime Vadell, Delfina Guzmán y Luis Alarcón, entre otros. Esa experiencia no sólo es importante en su formación profesional sino también en su definición ideológica. Montan obras que puedan llegar a un público eminentemente popular. Él mismo dirige una pieza de Antonio Acevedo Hernández, La canción rota, y según cuenta en una entrevista hecha muchos años después, no ha olvidado “el zapateo general de los espectadores cuando en escena se produce un enfrentamiento entre el patrón y los campesinos”. En 1965 se instala en Santiago y trabaja al comienzo en el teatro Ictus y en el canal 9 de televisión, donde participa en unos teleteatros, que se filmaban en directo. Dos años después debuta en el cine con Nahum Kramarenco en Regreso al silencio y a  partir de entonces su presencia en la pantalla grande ya no cesa.  Son los años en que está en pleno desarrollo el llamado “nuevo cine chileno” y sobreviene enseguida el período de la Unidad Popular. Trabaja en una película clásica de la cinematografía nacional, Tres tristes tigres, de Raúl Ruiz, con quien participa en tres films más. En 1969 se estrena El chacal de Nahueltoro, en que Villagra hace el papel de José del Carmen Valenzuela, un campesino analfabeto que en la realidad, a comienzos de la década, había asesinado a su conviviente y los cinco hijos de ella. Es su consagración como actor cinematográfico; se recuerda como una de las interpretaciones más notables en la historia del cine chileno. La película la dirige Miguel Littin, con quien trabajará en varias otras producciones posteriores. El golpe de Estado de septiembre de 1973 sorprende a Villagra trabajando en sus labores profesionales, pero también enfrascado en una intensa actividad política. Se ve obligado a partir al exilio. Reside en Honduras un corto tiempo y tras una breve permanencia en México, donde trabaja como profesor en la Escuela de Teatro de la Universidad de Jalapa, y un tránsito por diversos países de Europa, se instala en Cuba, donde permanece durante más de diez años, viviendo uno de los períodos más fructíferos de su trabajo como actor. Filma una docena de películas, entre ellas la notable La última cena, dirigida por Tomás Gutiérrez Alea, que le hace ganar el premio a la mejor interpretación masculina en el Festival de Biarritz de 1978. Obtiene una distinción similar en el Festival de San Sebastián de 1979 por su papel en Prisioneros desaparecidos, dirigida por el chileno Sergio Castilla. Le cabe también una interpretación sobresaliente en el papel de dictador en El recurso el método, que Villagra recuerda con particular agrado por el cálido elogio que recibió de Alejo Carpentier, el autor de la novela en que se basa la película. A fines de los años 80 se instala en Canadá, prosiguiendo su participación como actor de cine en diversos films. En 1995 regresa a Chile, donde permanece  poco más de un lustro antes de retornar al Canadá, país en el que decide radicarse en definitiva. En Chile recibe diversos homenajes y actúa en teatro, en algunas películas importantes, como Amnesia y Tierra del fuego, y en una media docena de telefilms. Villagra es autor, además, de algunas obras teatrales: Rara avis (1987)y El señor de las luces (1991), montadas ambas en Montreal, ciudad de su residencia, y La farsa del caballero y la muerte (1997), pieza dramática en verso.

(Jacqueline Mouesca, extraído del "Diccionario del Cine Iberoamericano"; SGAE, 2011)