Dotada de una exuberancia física y una belleza poco comunes, ampliamente explotada por la televisión y las revistas de farándula, Marcela Osorio es sin embargo una estimable actriz que no ha logrado encontrar el director hábil que sepa evidenciar todas las dimensiones de su talento. Sólo en contadas ocasiones se ha podido apreciar la intensa y guardada personalidad interior de esta intérprete, que en televisión y teatro ha explotado principalmente la comedia ligera. Careciendo de estudios profesionales en actuación, debutó en el teatro italiano a los diecisiete años en forma casi accidental. Paulatinamente fue dedicándose a la actuación de pequeñas partes en el cine, en la Ópera de Roma como mimo y en algunos roles teatrales. Llegó hasta la entrevista final con Tarkovski para el papel femenino principal de Nostalgia que haría finalmente Domiziana Giordano. Su primer rol de importancia sería en la primera versión cinematográfica de Ardiente paciencia que realizara el escritor Antonio Skármeta y que después sería filmada en Italia por Michael Radford con el título de Il postino, obteniendo gran éxito internacional. A pesar de las deficiencias del guión y de realización La chica en la palomera merece recordarse por su actuación protagónica. Su notable fotogenia pareciera atrapar la luz y concentrarse sobre un rostro de niña de amplia ductibilidad para la expresión de emociones recónditas y a veces de insospechada intensidad, lo que añade una cuota de ambigüedad algo perversa a su belleza física. Buena expresión de ello es su rol en la producción española Ciénaga en la que daba vida a una mujer tan atractiva como peligrosa, muy en la línea del film noir. Intentando afearse y accediendo a un registro más dramático logra una muy sincera interpretación de prisionera política en Amnesia de Justiniano, con quien ya había trabajado previamente en Sussi, rol por el que logra una fama instantánea.