Munich, Alemania
Santiago, Chile
Documentalista y fotógrafo. Considerado por sus pares, un maestro y técnico de excepción del cine chileno. Su interés por la fotografía se despierta siendo todavía muy niño, lo que lleva a su padre a regalarle una cámara cuando tenía sólo once años. La afición se torna con el tiempo en una profesión, perfeccionada gracias a sus estudios en la Escuela Superior de Fotografía de Munich. Funda su propio taller y se especializa en retratos de actores de teatro y en fotografías de pinturas. No está claro cuándo pasa de la cámara fotográfica a la cámara filmadora, pero lo cierto es que en 1927 llega a Chile contratado por el Gobierno de entonces para filmar películas que promocionen el turismo. Pasan los años, y empieza a ser conocido en el medio cinematográfico gracias a su profesionalismo y también por su generosidad para compartir sus conocimientos. El director Jorge Délano (Coke) conoce y aprecia sus condiciones, y lo contrata para que se haga cargo de la fotografía de Norte Sur, (1934), la primera película sonora chilena. El comentarista del diario La Nación señala respecto de la fotografía: “ ...es clara, limpia, y se da el lujos a ratos, de presentarnos curiosos y atrayentes efectos de imágenes superpuestas o combinadas con originalidad y muy fino buen gusto”. A partir de entonces su contribución será decisiva en la formación técnica y profesional de esa etapa pionera, de un cine que pareciera nunca terminar de despegar. Dirige el documental publicitario, Chile, sus bellezas, sus paisajes. Por encargo de la productora Sono Films viaja en 1939 a la ciudad de Chillán para cubrir la catástrofe provocada por el terremoto, y que luego se exhibe como La noche trágica de Chile. Meses después es llamado por el director Carlos García Huidobro para realizar la fotografía y cámara de Dos corazones y una tonada. Vuelve a trabajar con Jorge Deláno Coke en La chica del crillón y Hollywood es así. En el ínterin prosigue con sus documentales institucionales, del cual merece atención El Norte, un pasado y un presente (1943), por encargo del Congreso de Economía de la provincia de Tarapacá. Entusiasmado con el norte y las posibilidades que ofrece su paisaje, filma lo que se considera en su época uno de los mejores documentales sobre el tema: La historia del salitre (1947), sobresaliendo la excelencia de la fotografía. En mayo de ese mismo año, le cuenta a un periodista de espectáculos que tiene listo un proyecto para filmar lo que sería en su opinión su gran obra, El último concierto. Sin embargo, unas semanas después viaja a Brasil a cubrir un evento deportivo, donde contrae un virus que le significa la muerte, poniendo un fin abrupto a su brillante carrera.
(Jacqueline Mouesca, extraído del "Diccionario del Cine Iberoamericano"; SGAE, 2011)