Antonio Acevedo Hernández
Dirección / Guion /
Nacimiento
8 de marzo 1886
Angol, Chile
Defunción
1 de diciembre de 1962
Santiago, Chile
Dramaturgo y escritor, y uno de los creadores del teatro social chileno. Es también realizador  y argumentista del cine mudo chileno. Aunque su participación en el cine puede considerarse accidental, hay quienes consideran que su propuesta cinematográfica se  adelanta a su época, por su audacia temática planteada dentro de una gran sencillez formal. Sus films muestran un contenido muy definido; tratan de la pobreza y de las lacras que ella conlleva: explotación, marginalidad, alcoholismo, violencia, temas que no siempre son bien comprendidos ni aceptados por el gran público de aquellos años. De  familia campesina muy humilde, vive una difícil y azarosa infancia y adolescencia, trabajando desde muy  joven en diversos oficios, leñador, cargador de feria, boxeador, carpintero, hasta que finalmente inicia su carrera literaria y periodística y empieza a colaborar en diarios y revistas. A los veintiocho años escribe sus primeras obras dramáticas, El Inquilino  y En el rancho, de 1914, ambas estrenadas en el teatro Coliseo de Santiago. Viene enseguida Almas perdidas (1916), presentada en el mismo recinto, ocasión en que  llega la policía y detiene al autor y a los artistas por la fuerte crítica social de la pieza teatral. La obra, sin embargo, logra luego una gran popularidad, y su autor la adapta años después, en 1923, al cine, dirigiendo él mismo el film. Almas perdidas provoca  reacciones cruzadas. Un comentarista de la revista Zig Zag, que firma “Ex”, la califica de “una de las peores películas nacionales exhibidas a la fecha”, en tanto que para otros se trata de “una buena muestra no sólo del arte cinematográfico, sino de un tema que pone de relieve lo más valioso de nuestro folclore”. Su siguiente  película, Agua de vertiente (1924) sigue la línea temática de su dramaturgia y logra sólo una discreta recepción. No está claro si ello incide en su temprano retiro del cine. Lo cierto es que se concentra entonces por completo en su trabajo literario, siendo sus obras de mayor relevancia, Chañarcillo --escrita en 1937, y rescatada para la escena por el Teatro Experimental de la Universidad de Chile en  1953--, y la novela Pedro Urdemales (1948). En plena época del sonoro, el realizador  argentino Isidoro Navarro adapta para el cine otra de sus obras dramáticas, Árbol viejo (1953), que no tiene buena acogida en la prensa. Acevedo se defiende en una crónica de la revista Ecran, en 1942, atacando la incomprensión de la crítica y defendiendo de paso su visión del cine chileno, que a su juicio debía retratar en el celuloide “nuestra propia alma”. Hacía de éste, además, un crudo análisis acusándolo de improvisación, debilidad en los argumentos y falta de profesionalidad de los intérpretes. Acevedo Hernández había recibido el Premio Municipal de Teatro en 1937, y como culminación de su trayectoria, en 1954 le conceden el Premio Nacional de Arte, con mención en Teatro.

(por Eliana Jara, extraído del "Diccionario del Cine Iberoamericano"; SGAE, 2011)

Filmografía Chilena
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Largometraje de ficción
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