Perla: La perrita mágica
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Esta película está dedicada a las nietas del director. Eso explica mucho de su tono y contenido. El filme comienza con un primer plano de la cabeza de un can y es una voz en off femenina la que se presenta como Perla,  así sabemos que es la misma perra la que nos guiará durante la narración.

En los primeros minutos del filme vemos como Perla es abandona en el cerro San Cristóbal y comienza su peregrinar por la ciudad en busca de un nuevo hogar. Paralelamente conocemos a Samuel -interpretado por Sergio Castilla, quien además de dirigir y protagonizar, escribió el guión y produjo la película- un realizador en crisis personal y laboral, que gasta enormes cantidades de dinero en psicoanalista sin que esto le ayude a resolver las distancias que tiene con su madre y su hija, ni su bloqueo creativo.

Desde el principio sabemos que perra y protagonista se encontrarán y que una vez que lo hagan la vida de ambos será más simple y feliz. Los preámbulos a ese cruce de destinos se hacen un poco largos, aunque se logra mantener el interés gracias al innegable encanto de la perrita –extremadamente fotogénica- paseándose por Santiago, encontrándose con variados personajes y mostrando los distintos paisajes de la ciudad.

Al igual que Gringuito (1998), hasta ahora la película más recordada de Castilla, es la mirada inocente la que nos permite reconocer los gestos propios de la idiosincrasia nacional y acercarnos a Santiago desde sus realidades múltiples geográficas y sociales. A mi parecer allí está el mayor valor de la película, una rica representación de las voces y arquitecturas diversas que pueblan nuestra ciudad. A lo que se suma una banda sonora sorprendente – incluye a Los Prisioneros y Violeta Parra- que, aunque a veces un poco fuera de contexto, se agradece encontrar en una película chilena.

La hora y media de duración de la película se deja ver a pesar de sus debilidades. Se nota que es un proyecto muy personal llevado adelante entre amigos, muchos de los cuales aparecen en la película haciendo que el nivel actoral sea bastante irregular. La narración sostenida en gran parte por la voz en off tanto de la perra como del protagonista, en momentos se vuelve obvia y cansadora, pero logra el objetivo de que el espectador desarrolle interés por los personajes.

Perla es una película bien intencionada con una narración nada compleja y bastante predecible que en general entretiene y enternece. Un filme que busca ser para todo espectador y dejarnos una sensación de bienestar y agradecimiento por el cariño incondicional de nuestras mascotas. Y sí, todo eso queda, pero no mucho más.