El sacerdote Emilio Sarmiento llega a hacerse cargo de la humilde parroquia del poblado altiplánico de Santos (ficticio), lugar en donde la línea entre la cultura occidental y las prácticas paganas precolombinas es sumamente difusa. Quizás por esa razón es que sus esfuerzos en asentar la fe cristiana se centran en los niños del pueblo, especialmente en Gabriel y Milenka, con quienes tiene una especial amistad. Sin embargo, la repentina aparición de un enigmático demonio, el desprecio del abuelo de los pequeños por el religioso y la incesante búsqueda de la salvación, llevarán a Emilio a vivir una serie de eventos pesadillescos que desembocarán en una encrucijada en la que deberá enfrentarse a su propia humanidad o trascender a lo divino.