Buenas Cosas mal dispuestas es un corto experimental que utiliza la técnica del reciclaje de imágenes y la manipulación de ellas para hacer una alegoría de la sexualidad urbana en Santiago de Chile, una explotación de la imágen sexual y el doble stándar de la líbido local.
El film usa diversos recursos para aplear a una estética de lo oculto en relación al morbo y las represiones sexuales de una sociedad fundada en caracteres superficiales y exitistas, como referentes de las sociedades contemporáneas o como valores urbanos válidos y aplicados en el cotidiano vivir. Una mirada crítica sobre la superficialidad aplicada a las relaciones humanas desde el sexo.
El Título es también aplicado a la colección de films experimentales "Buenas cosas mal dispuestas", proyecto de carácter independiente que pretende aunar en un DVD una selección de piezas audiovisuales experimentales realizadas con posterioridad al año 2000 por cineastas y videistas chilenos menores de 30 años y que utilicen los nuevos lenguajes como una propuesta estética, compilando géneros como el video clip, video experimental, instalación, ficción experimental, falso documental, entre otros.