Marta Eliana Naimán Jervis, trabajó como asesora del hogar durante 34 años y un día en la casa de un prominente hombre público en la ciudad de Castro, Chiloé, el doctor René Tapia Salgado. Mientras amasa el pan, en su último día de trabajo, también amasa la historia, su historia en referencia a los habitantes extintos de la casa que hoy la ve partir. Marta Eliana, la "nana", supo ganarse el cariño de sus "patrones" y de toda la familia; fue la amiga, la cómplice, la madre, la abuela; fue la guardadora de historias sin fin, que se repiten a través del tiempo y entre las personas.