Película de suspenso vive el cine chileno
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ecran12_1982_18021969.jpgSI EN Chile se comprendiera lo importante que es el cine, no sólo como medio de entretención, sino como lenguaje de comunicación entre las numerosas agrupaciones de personas que en pueblos y ciudades a lo largo de todo el país forman eso que se llama «los chilenos», los títulos de las películas nacionales estrenadas en los últimos dos años podrían estar haciendo noticia con grandes titulares como estos: «Apenas empezado su LARGO VIAJE, cine chileno inicia «REGRESO AL SILENCIO»; «Primer Gobierno que declara amar al cine chileno, desconoce EL ABC DEL AMOR; Decreto de Hacienda lo hace MORIR UN POCO. NEW LOVE llamado E°, es el tercero en discordia»; «Chile, TIERRA QUEMADA para el cine nacional»; «Cine chileno muere en su LUNES 1.°, DOMINGO 7; del Ministerio de Hacienda es el arma homicida».

El largo preámbulo de la historia del cine nacional se inició en 1907 y debió terminar el 1.° de febrero de 1967. Ese día entró en vigencia la Ley 16.617, cuyo articulo 202 ordenaba que las entradas a las funciones de cine en que se exhiba una película nacional de largo metraje, pagarían los mismos impuestos que cuando se trataba de una película extranjera y que el valor TOTAL de esos impuestos sería devuelto por la Tesorería al productor de la película exhibida, SIN DEDUCCIONES DE NINGUNA ESPECIE. Inmediatamente después de promulgada esta Ley, el Presidente de la República proclamó su apoyo incondicional al cine chileno creando por decreto el CONSEJO DE FOMENTO DE LA INDUSTRIA CINEMATOGRÁFICA. Desde otro ángulo, Patricio Kaulen fue colocado en la presidencia de Chile Films, estudios que pertenecen a la CORFO, con la finalidad de apoyar a todos los productores de películas chilenas. Miel sobre hojuelas. Hasta que…

El Ministerio de Hacienda, y en especial la Dirección Nacional de Impuestos Internos, nunca miro con buenos ojos esta protección al cine autóctono. Por encima de fundamentos estéticos, históricos y de otros ítem importantísimos en el balance de nuestra vida nacional, los funcionarlos de esa repartición pusieron en ambos lados de la balanza el presupuesto de la nación. Sacadas las cuentas, el Fisco no perdía nada. Durante 25 años, antes de dictarse la Ley 16.617, las entradas a las funciones en que se daban películas nacionales estaban exentas de todos los impuestos de espectáculos, incluso en las funciones en que iba una película nacional junto con una extranjera, siempre que la primera fuera un centímetro o un segundo más larga. Al no pagarse los impuestos, el valor total de la entrada quedaba en la boletería y al repartir el borderó, el gran beneficiado con la exención era el dueño del cine. Otra parte iba a parar a manos del dueño de la película extranjera, un poco más al distribuidor de la película nacional y ¡solamente un 16 a 19 por ciento de lo que dejaba de percibir el Fisco iba a parar a manos del productor nacional. En un país de apenas ocho millones de habitantes, con sólo unos 360 cines (Argentina: 3.900), era imposible, en esas condiciones, recuperar el costo de una película argumental de largo metraje (1:05 a 2:00 horas, más o menos). Con la dictación del famoso artículo 202, el Fisco seguía sin recibir
los impuestos en esos casos específicos, pero el valor total de lo mismo se destinaba al Productor Nacional. Justicia hecha, optimismo, capitales, inversiones de cientos de millones de pesos; y el cine chileno empieza a caminar por fin después de hacer pininos durante 60 años.

Pero la lupa de Impuestos Internos en la mano del Ministerio de Hacienda descubrió que existía un viejo reglamento para los programas dobles (película nacional y extranjera); el del centímetro o el segundo de diferencia. Empezaron a aplicarlo sobre la nueva Ley y el pobre cine chileno quedó vestido con el traje del finado. La ASOCIACIÓN DE DIRECTORES Y PRODUCTORES DE CINE DE CHILE («DIPROCINE»), planteó al CONSEJO DE FOMENTO DE LA INDUSTRIA CINEMATOGRÁFICA, en graves términos, lo absurdo que resulta medir las películas por metros para catalogarlas.

—Es como que en un salón de pintura por reglamento se le debiera dar el premio al cuadro más grande —reclamó DIPROCINE.

EL CONSEJO DE FOMENTO, presidido por el Subsecretario de Economía y con RICARDO MORENO, Director de la Oficina de Cultura de la Moneda como Secretarlo Ejecutivo, comprendió y apoyó el punto de vista de los cineastas y, cumpliendo la misión encomen­dada por el Presidente de la República en el Decreto que lo creó, redactó un proyecto estableciendo que, como la exhibición en programas dobles es casi el 90 por ciento de la explotación de una película chilena, SIN IMPORTAR CUAL DE LAS DOS ES MAS LARGA, siendo ambas de largo metraje, el TOTAL de los impuestos debe ser devuelto a la nacional. El Ministro de Hacienda recibió el Decreto redactado, con la solicitud de que lo dictara. Pero aquí es donde entró a actuar la lupa. Se corrigió el texto del Decreto y quedó así en los programas dobles, cualquiera que sea el largo de las películas, la mitad del valor de los impuestos es para la película nacional y la mitad que corresponde a la película extranjera, se la lleva el Fisco.

HABLA EL CINE CHILENO

ECRAN interrogó a ALEJO ALVA-REZ, presidente de DIPROCINE, sobre lo que esta nueva situación puede significar para el cine nacional. Sus Ideas son claras y definitivas:

—Nos cambiaron las reglas del juego después de tener más de tres mil millones de pesos invertidos en películas que se produjeron gracias a la nueva Ley.

—La interpretación de Hacienda es antojadiza. La Ley pone impuestos a las entradas a las funciones, y no a cada película por separado. No se pueden dividir «los impuestos correspondientes a la película extranjera».

—Si en una función de cine, además de cualquier otra película o espectáculo se exhibe una película nacional, está legalmente calificada la orden de devolver los impuestos de LAS ENTRADAS, SIN DEDUCCIONES DE NINGUNA ESPECIE, a la película nacional.

—EL CONSEJO DE FOMENTO DE LA INDUSTRIA CINEMATOGRÁFICA respalda ampliamente las bases de DIPROCINE. E] Ministro de Economía, señor Enrique Krauss, nos concedió una entrevista y nos dio toda la razón. Este Gobierno es el primero que decide apoyar al cine nacional. ¿Qué pasa en Hacienda?

—No puedo comprender qué pasa con el Ministerio de Hacienda, que es también parte del Gobierno. Cuando por fin se aprueba una Ley para ayudar realmente al desarrollo del cine nacional, tuerce la Ley, tanto en su texto como en el espíritu de los legisladores, tuerce la voluntad del Gobierno, quiebra el compromiso del Consejo de Fomento, desoye la voluntad del Ministerio de Economía y comienza a recibir dinero, por primera vez casi desde que existe, de la exhibición de películas chilenas. ¿Cuánto dinero? ¡Pocazo!

—Cada año se hacen unas 6 a 9 películas chilenas. Por otra parte, se importan y exhiben entre 400 y 500 extranjeras. ¿Se pueden exhibir nueve películas en programas dobles conjuntamente con 300? Para el Fisco es una entrada increíblemente pequeña dentro de su presupuesto. ¡Y, sin embargo, significa la quiebra del cine chileno y su total y definitivo desaparecimiento! ¡Y esto en manos del primer Gobierno en la historia de Chile que decide fomentar nuestro cine de hecho, por Ley y por Decreto!

—Así es la película de suspenso que está viviendo en estos días el cine nacional. Muchos hombres han dedicado sus vidas enteras a que podamos tener una expresión propia en el lenguaje cinematográfico. Muchos se han arruinado, han sufrido pruebas inenarrables y hasta han entregado sus vidas. Pero, aunque parezca exagerado, seguiremos luchando sobre las espadas quebradas de nuestros propios héroes. ¡Tiene que haber cine chileno! En una cantidad suficiente como para traer dentro de si la calidad que todos esperamos.