«Ocaso», un film de pionero
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CON la película «OCASO» Concepción se incorpora a la industria cinematográfica nacional.

«Una película sencilla y humana como nuestro pueblo». Es la frase de la presentación publicitaria del film realizado netamente con el esfuerzo de un grupo de penquistas, y que ya está enfrenando el juicio del público y la crítica locales.

—Quisimos demostrar que no solo en Santiago se puede hacer cine nacional —expresa al cronista el director de la película. Hernán Takeda, técnico en aparatos de radio, cine, fotografía y televisión, quien nos recibe en su taller. Su tienda está inundada de instrumentos electrónicos, grabadoras, filmadoras y proyectoras. La entrevista con ECRAN es interrumpida a ratos por los clientes, que solicitan sus servicios. Para cada uno la respuesta breve. También para el periodista que quiere romper su modestia y su parquedad de expresión.

Hernán Takeda, quien es también corresponsal del Canal 13 en Concepción, es identificado en su ciudad como un pionero del cine penquista. Ha realizado varios documentales y su primer intento de realizar una película de largo metraje resultó fallido.

—Trabajé durante dos años: 1960 a 1962, en una película que aún no tiene título, y que no logré terminar al faltarle sólo cinco minutos de proyección. La tengo guardada. Quizá algún día…

De allí surgió la intención de realizar otra película, aprovechando la experiencia anterior. Y se puso en contacto con Héctor Varas, guionista de «OCASO«. Sin embargo, para realizar este film se necesitaba un capital que no podía reunir este binomio. Nació entonces la Sociedad Cinematográfica Costa Sur Limitada. El esfuerzo conjunto de once personas para lograr el objetivo final: una película totalmente penquista. La meta está cumplida… Takeda y sus colaboradores no pueden ocultar su satisfacción.

LA REALIZACIÓN

Dos cámaras usó Hernán Takeda para filmar «OCASO«. Son de su propiedad; como igualmente todos los elementos técnicos utilizados para el sonido e iluminación. Su enorme amor al trabajo cinematográfico, su paciencia ante los obstáculos surgidos, la colaboración del equipo técnico e intérpretes, todos aficionados, hicieron  el resto.

Con una cámara Paillard H-16 y otra Eumig, ambas de 16 milímetros, comenzó la labor de filmar las diferentes secuencias que más tarde iban a estructurar la película de una hora y un poco más  de duración.

La casa de Héctor Varas sirvió de «estudio» para la filmación de algunas «tomas» a falta de un set apropiado. Los exteriores, en diferentes partes de la zona. Las minas del carbón, un fundo de Carampangue, Collipulli, Laguna de San Pedro, Valle Ñonguén y Concepción.

En la música de fondo colaboraron Juan Ly y su guitarra, con composiciones originales para la película. También el famoso payador y folklorista Críspulo Gándara y Blanca Parra y los Huasos Maulinos. Música auténticamente chilena.

Reunido el material filmado, Hernán Takeda fue protagonista de escenas de suspenso que amenazaron seriamente con poner fin a esta aventura. Olvidó hacer los trámites aduaneros acostumbrados para estos casos, y viajó a Buenos Aires con su material en una maleta. Este fue retenido en Ezeiza, por no cumplir con los requisitos legales.