Una operación –y tensión- usual en el cine latinoamericano más reciente es la hibridez, la equilibrada comunión de la ficción y realidad. En el caso que nos ocupa, Debut, la opera prima de Andrés Nazarala, crítico de cine y músico, gira en torno a la música como eje central y, adicionalmente, establece paralelismos entre lo escénico y el terreno de lo vivencial, elementos de la construcción dramática del relato de ficción.

El ahora director de cine Andrés Nazarala fue protagonista de la vorágine rockera y experimental surgida a mediados de los noventa en Valparaíso y presenció los orígenes, entre copas y sueños, del constructo imaginario de una generación.

Los tópicos

En sus inicios, Debut fue concebido como documental acerca de escena rockera de los primeros años luego de la instaurada democracia institucional, no obstante, a medida que la investigación logró tomar forma, optó por dar un vuelco y concentrarse en una narración de ficción en que músicos y bandas se convierten en personajes de un relato. En tal contexto, cobra protagonismo Mosé Noé, ex vocalista de la banda «Frío Intenso», quien realiza una actuación  protagónica en un contexto ficcionado, esto es, un músico en decadencia que exhibe su autodestrucción y –sugiere el filme- su resurrección cada vez mas improbable como músico. Está cargado de mala suerte, pierde la grabación del master de su banda cuando, al fin, un maloliente manager consigue que un sello se interese en grabar un disco póstumo de la agrupación. Mosé, atormentado por la fatídica circunstancia, continúa su viaje errático y alcohólico por la ciudad de Valparaíso. 

Tras la bambalina

Nazarala se ve enfrentado a la dirección de actores no profesionales, por tanto, la improvisación y el juego de roles son ingredientes de la propuesta del director. Por su parte Mosé, con su rostro inexpresivo y hablar pausado, guía a los espectadores por la senda del perdedor.

En sus aspectos mas técnicos, el filme destaca por planos fijos que hilvanan una narración cercana a un tratamiento cinematográfico clásico, es decir, la imagen se ve determinada por el movimiento de las acciones de Mosé Noé aunque en momentos afloran giros a otras operaciones narrativas más contemporáneas, insertos documentales musicales, entre ellos el viejo líder de una agrupación psicodélica cristiana de los setenta que toca en una plaza en donde la casualidad de la presencia del músico y la cámara cortan la linealidad del relato para dar paso al tiempo de la observación documental.

Abordado una y otra vez el tema del desarraigo, el filme entrega elementos de la comedia negra en que el desacierto y la inmadurez de Mosé le hacen transitar por el camino del anti-héroe.

Finalmente, Debut es una película interesante, de bajo presupuesto, que resulta atractiva pues afecta a la fantasía y a la racionalidad al producir contenidos simbólicos que estimulan un mejor panorama y control visual de las zonas de transición entre lo público y lo privado.

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Nota: Debut está disponible para verse online gracias a Luchalibro.cl